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«Nunca progresaréis si no os detenéis de vez en cuando para revisar vuestra vida, reflexionando en lo que habéis hecho, en lo que habéis dicho a fin de tomar conciencia de vuestras torpezas y de vuestros errores. Ciertamente, haréis comprobaciones que no os agradarán, os sentiréis tristes y hasta avergonzados. Pero es mejor esto que ser inconsciente. Es así como experimentamos la necesidad de mejorarnos.
Sin embargo, para que esta tristeza no se convierta en un sentimiento destructivo, debéis restablecer el equilibrio. ¿Cómo? Estando contentos de los demás. Esta actitud positiva os impedirá caer en el desánimo o incluso en la desesperación. Buscad lo hermoso y el bien en todos los seres y particularmente en aquellos que por sus talentos, sus virtudes, han contribuido a la evolución de la humanidad. Tomadles como modelo. Así, al mismo tiempo que constatáis vuestras debilidades, vuestras lagunas, os proyectaréis hacia el futuro. Podréis incluso veros en posesión de las cualidades que tanto apreciáis en los demás y así nunca os desanimaréis.»