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“La vulnerabilidad no es debilidad y la incertidumbre, el riesgo y la exposición emocional a las que estamos sometidos a diario no son opcionales. Nuestra única opción es implicarnos. Nuestra voluntad de reconocer y conectar con nuestra vulnerabilidad determina la fuerza de nuestro valor y la claridad de nuestro propósito; nuestro miedo y nuestra desconexión determinan el grado en que nos protegemos de ser vulnerables.”
“El Poder de Ser Vulnerables” de Brene Brown
Marte retrógrado ha hecho su entrada en Escorpio, desde donde vuelve a transitar por los grados que cruzó a finales de Febrero y principios de Marzo. Grados por los cuales durante el 2015 Saturno también hizo su marcha retrógrada. Esta Luna Nueva nos devuelve a escenarios del pasado. Nos estamos fortaleciendo en medio de las múltiples tormentas de la Energía Mutable. Inestabilidad, caos, incertidumbre, cambios de visión y rumbo, desconcierto, realidad versus fantasía, obstáculos que nos invitan a revisar, soltar, refinar. El medio ambiente es inestable y nos desafía a sostener nuestro sueño, a revisar nuestros planes, a adaptarnos, a interrogarnos. Nos invita a elegir.
En la medida en que nuestra voluntad y valentía nos sostienen en medio de la rueda del cambio y ante la incertidumbre del cambio mutable nos hacemos más sólidos, más fuertes, más íntegros.
Esta Luna nueva en Géminis completa la Cruz Mutable. Una configuración formada por Neptuno en Piscis, Saturno en Sagitario y Júpiter en Virgo (llamada T mutable) nos ha acompañado desde Noviembre del 2015 hasta ahora. En esta Luna nueva el Sol y la Luna en Géminis en conjunción con Venus completan esta T y forman la Cruz.
La rueda gira y con ella algo en nosotros se mueve.
Esta Luna nueva cataliza un cambio que empezó a resquebrajar nuestro orden y nuestra realidad en el 2015 y que se ha ido intensificando durante el 2016. El signo que completa la Cruz Mutable es Géminis, por lo tanto, este signo es el detonante que nos ayudará a integrar un nuevo nivel de aprendizaje, a movernos a un nuevo territorio. Mercurio rige esta Luna y se encuentra en Tauro, por lo tanto Venus es la protagonista de esta lunación. Venus está en conjunción exacta con el Sol y la Luna en Géminis. Esto se llama una Recepción Mutua, cuando un planeta está en el signo del otro y viceversa.
Éste es un tiempo de vínculo, un llamado a traspasar la superficialidad del espejo e ir más profundo en la raíces de La Relación. Vínculos que bucean en armonía unificadora la búsqueda de respuestas y soluciones creativas, propias y compartidas. El vínculo, sano y creativo, se hace pieza clave del rompecabezas que completa la macro imagen de lo que creamos. Éste es un nuevo territorio y sólo lo podemos transitar juntos a través de una práctica de íntimo respeto a la incertidumbre compartida. El íntimo respeto al proceso propio y ajeno. Éste es el camino de la cocreación.
Cuando somos capaces de pensar juntos, de gestar los mismos pensamientos como semillas de la emanación de nuestra esencia, experimentamos el juego creativo compartido. Creamos epicentros-anclas gozosos y nos hacemos guardianes de la Relación Sagrada. Co-crear es amar la Verdad y la Vida de la misma manera. Es ser Amantes de lo mismo. Es aceptar que la misma expresión del Amor nos une. Entonces la palabra se hace extensión y portavoz de un intercambio equilibrado. Palabras puentes que tejidas juntas crean la realidad. Éste es el potencial mágico de este ciclo. Mercurio y Venus nos convocan al poder de la palabra creadora.
Y mientras la rueda gira en nuestros vínculos, Marte peregrina en la casa de Escorpio. En algún momento los secretos tienen que salir a la luz para ser sanados. Éste es un momento en que podemos conectar con el dolor ajeno oculto detrás de sus conductas y sus palabras. Éste es un buen momento para vivenciar la tolerancia compasiva al toparnos con la fría superficialidad del espejo que nos devuelve distorsiones y que no separa del otro. Todos y cada uno de nosotros anhelamos la unión profunda y verdadera de corazón abierto y confiando. Y, de alguna manera, todos nos hemos encontrado con los límites y las realidades de la relación. Límites que nos devuelven hacia adentro.
Esta Lunación puede revelar frustraciones y dolor en alguna de nuestras relaciones : incomprensión, dificultad en conectar, deseo de conectar y torpeza en el intento. Para algunos hay un abismo entre lo que sentimos y lo que decimos. Para otros, lo que decimos no logra transmitir la profundidad de lo que sentimos. La rueda gira y el adentro y el afuera necesitan un puente. Un puente de palabras, reales, sinceras y verdaderas que tejan vínculo.
Marte es el guerrero y está buscando algo oculto en las sombras. Tal vez no estamos listos para hablar, tal vez nos falta confianza, valentía. Tal vez sólo podemos poner límites ante lo que no nos gusta y esperar a que la verdad se abra paso en nuestro interior y teja un puente sincero hacia el otro. Esta Luna nos invita a honrar nuestro NO. Tal vez es lo único que podemos decir, por ahora y está bien. Decir que no es amar. Decir que no es tal vez reconocer que necesitamos más tiempo, que nos hemos equivocado, que falta algo por sanar, por nombrarnos a nosotros mismos primero antes de poder compartirlo.
La Cruz Mutable nos lleva a un nivel más profundo de este proceso de sanación que es la reconquista de nuestro Cuerpo como Ancla y Canal de Consciencia. Esta reconexión implica profundizar en nuestra peregrinación interna y conectar con el núcleo del trauma.
Podemos haber heredado la ira de alguno de nuestros padres o abuelos. Podemos haber crecido sintiendo celos por la atención que otros recibieron. Tal vez nos sentimos rechazados, solos, invalidados, confundidos, perdidos por no sentir la mirada de reconocimiento y valorización que nuestra alma anhela y no sabe pedir. Tal vez es la propia inseguridad de uno de nuestros progenitores la semilla de nuestro profundo miedo al rechazo. Tal vez dejar de ser complacientes, dejar de agradar, dejar de ser buenos, nos aterroriza, porque no sabemos si seremos amados o aceptados siendo “otra cosa”. Éste es el umbral de la dificultad de ser auténticos, entender que para ser esa “otra cosa” hemos de atravesar un momento de vacío y disolución. Es un traspasar el umbral de la muerte y mostrarnos tal cual somos y estamos. Marte estará todo el mes de Junio buceando profundo.
Las palabras con las que nos nombramos, con las que dibujamos nuestra realidad, nacen de lo oculto. Entonces, tenemos el poder de la palabra para desprogramar estas creencias que nos dicen que tenemos que encubrir, tapar, disfrazar, disimular lo que verdaderamente somos. Nos toca nombrar, sin culpa, sin miedo ni vergüenza lo que sentimos. Ahí descubrimos que el poder que nos hace verdadero daño no es la memoria del trauma ni las emociones que despierta, sino el hábito de tener que esconderlas. La táctica de encubrir y disfrazar nos roba nuestra energía vital y así perpetuamos el ciclo de repetición. Nos separa desde adentro.
El proceso mental es sólo una parte del proceso de cambio. No logramos manifestar el cambio que soñamos porque huimos del paso más importante del proceso de sanación : que es el de entrar en nuestro cuerpo para volver a sentir, para recordar. El cuerpo es el templo de la consciencia y de la transformación. El más fácil estar “arriba”, en nuestra mente, observando nuestro dolor sin realmente penetrarlo, sin realmente comprometernos a moverlo dentro nuestro.
Reconocer el trauma no es lo mismo que sanarlo. Respirarlo, llorarlo, sostener el temblor de esa parte herida, traumatizada, en nuestra memoria cuerpo es un paso fundamental para recuperar nuestra soberanía creativa. Estamos disociados, el alma quiere volver a casa, a ocupar todo el cuerpo-consciencia para establecer la unión entre espíritu y materia. Queremos hacer cuerpo de nuestras historias. Queremos encarnarlas.
“Sí, siento envidia; sí, estoy aterrorizado; sí, siento ganas de vengarme; sí, reconozco mi ira; sí, reconozco mi dureza; soy juicio y crítica : bienvenida ira, bienvenidos celos, bienvenido miedo ¿qué puedo hacer por ti? ¿qué necesitas de mí?”
En el momento en que usamos la palabra para reconocer e interrogar en vez de censurar estas emociones, pierden su poder letal sobre nosotros. Las hacemos cuerpo y nos damos cuenta que no nos devoran, al contrario, se mueven. Entonces respiramos y sentimos como se mueven, como abren espacio para que lo que late vulnerable y tierno detrás emerja. Respiramos y nuestra alma siente nuestra presencia y cuido. Siente que estamos presentes para ella, que no nos avergonzamos ni de lo que somos ni de nuestra historia. Siente nuestro compromiso y responsabilidad, nuestro amor y cuido.
Así construimos un cuerpo de gozo, un cuerpo de deseo, un cuerpo creativo, un cuerpo soberano. La depredación viral que secuestra nuestra creatividad se alimenta de nuestro miedo a bajar lo que está en nuestra mente hacia nuestras tripas. Por eso nuestro cuerpo grita a través del síntoma y el dolor, para que movamos la energía, para que nombremos lo oculto, para que reconquistemos lo que nos pertenece: nuestro cuerpo- amor.
Recurrir a técnicas energéticas que nos llevan a huir del dolor, a separarnos y desconectarnos de la encarnación, de la memoria del dolor en nuestro cuerpo, es un atajo espiritual que nos ofrece alivio temporero, pero que nos aleja de penetrar este núcleo de poder creativo. Es una huida del trabajo profundo que además nos hace adictos y dependientes de técnicas terapéuticas que no llegan al núcleo. Más allá de las identidades que nos han protegidos y gracias a las cuales hemos sobrevivido, tenemos ahora la fuerza y la voluntad de mirar de frente a estos demonios y fantasmas que nos han dominado y que de alguna manera también han dominado a las generaciones que nos han precedido.
Es importante compartir la profundidad de nuestro proceso de transformación en vínculos que nos apoyan incondicionalmente. Vínculos en los que el espejo de nuestra luz y nuestra sombra cohabitan sin que sea una guerra de juicios y críticas. Vínculos en los que la aceptación del proceso es compartida y honrada consciente y recíprocamente.
La dificultad en la relaciones radica en las proyecciones. En la medida que esta danza interna entre el dolor del pasado, moviéndose por nuestro cuerpo, es acogido con amor y gozo, la mezcla de las aguas de la muerte y la resurrección cohabitan en el presente. Ésta es la fuente del gozo de la conciencia. Aquí hay una verdad, que cuando es compartida de manera equilibrada, genera vínculos poderosamente sanadores y creativos. Porque están equilibrados en la danza de la luz y de la sombra. Porque no necesitamos el espejo del otro para conectar con nuestro dolor. Porque no necesitamos al otro para vaciar nuestra ira, frustración o insatisfacción. Porque no necesitamos al otro para sentirnos mejor o para validar nuestra experiencia.
Géminis es el signo de los gemelos, la unión dual de lo que ha de ser reunido. El diablo y el ángel, la bella y la bestia. Tal vez el movimiento de esta Cruz Mutable nos ayude a liberarnos de los roles de ser los buenos y los malos en la vida de los otros. Tal vez esta Rueda de Cambio, mezcla bien las aguas y nos libera de los espejos rivales. Tal vez, algunos estamos cansados de reflejar la sombra de otros o la luz. Tal vez, es hora de que cada cual se haga responsable de esta danza interna.
Esta Luna también nos convoca a la valentía de sostener la sombra del vínculo. Durante este mes de Junio podemos estar atentos a acciones pasivo-agresivas y conflictos encubiertos. Lo no dicho del pasado emergen en forma de resentimiento, enfado, impotencia, sentimientos reprimidos, miedo a hablar, miedo a abrirnos, miedo a la herida del otro, miedo a la intimidad de compartir un territorio inestable e inseguro. Miedo a no sentirnos vistos y respetados. Nos sentimos ofendidos. Callamos nuestros verdaderos sentimientos. Nos sentimos abusados. Es un tiempo para estar atentos a los detonantes que abren la puerta a la verdad oculta, a algo compartido que no quiere crecer, que no quiere cambiar. A un pasado herido compartido que ocupa el espacio creativo del gozo, del juego, de la levedad en el vínculo.
También es un tiempo a estar atentos a la violencia sutil. ¿quién no nos escucha? ¿quién no nos respeta? ¿quién hace oídos sordos a nuestra verdad? ¿qué petición que no ha sido escuchada? Éste es un tiempo para hacernos fuertes y fortalecer el músculo del auto-cuido a través de límites claros. A veces retirarnos es la única salida ante la negación del otro.
Esta Luna nos invita a reconocernos en el mismo camino iniciático, independientemente del lugar en el que estemos. Nos invita a la autocompasión compartida. Nos invita a ser capaces de decir sinceramente : “te reconozco y te honro más allá de nuestras diferencias, más allá de lo que hagas o dejes de hacer, aunque no me guste, aunque no estemos de acuerdo. Te veo, de verdad. Te veo y te respeto y te acompaño en tu camino, aunque sea diferente al mío. Ahora mismo no te veo, pero respeto en lugar en el que estás. Te apoyo y acompaño en tu diferencia aunque temporalmente te aleje de mí. No necesito nada de ti, amo lo que eres y como eres. Gracias por ser. Gracias por estar y también gracias por no estar, porque me permites echarte de menos. No te adulo, no te pongo en un pedestal, no necesito tu atención para estar bien, sólo aprecio tu existencia, como extensión de la mía. Te valoro y valoro nuestro vínculo y me disculpo por mi torpeza. Te tomo de la mano en la tormenta. Me dejo tomar de la mano. Nuestra unión es un eslabón creativo. Caminamos juntos aunque por ahora parezca que estamos separados. Caminamos juntos cada vez más cerca. Quiero jugar contigo. Quiero crear contigo.”
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