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Cada ser es un alma divina y eterna viviendo en un cuerpo temporal.
Cada ser estaba vivo antes de nacer y vivirá después de la muerte.
Cada alma entra en la vida física con el propósito de la experiencia y la educación, para que, en el curso de muchas vidas, aprenda su verdadera identidad como un fragmento de la Divinidad.
La vida misma es un proceso constante de evolución espiritual y desenvolvimiento, basado en la libre elección, que continúa hasta el momento en que nos damos cuenta de nuestra verdadera naturaleza y el retorno a la Divinidad de la que nos encontramos.
Ningún alma entra en la vida para servir a otro, salvo por elección, pero para servir sus propios fines, y de la de la Divinidad de la cual vino.
Toda la vida se rige por leyes naturales y universales que preceden y superan a las leyes de la humanidad.
Estas leyes, como la ley del karma, la ley de la atracción, y el derecho del libre albedrío, están determinadas por Dios a fin de existencia divina y ayudar a cada persona para lograr el propósito de la vida.
Ningún gobierno puede o debe sobrevivir a que derive su existencia a partir de la sumisión obligatoria de su pueblo o que niegue a su gente sus derechos y libertades fundamentales.
La vida es un movimiento de una existencia a otra, en variados lugares de todo el universo y en otros universos y dimensiones de la existencia.
No estamos solos en el universo, pero compartimos con otras civilizaciones, la mayoría de ellos amantes de la paz, muchos de las cuales están más avanzadas que nosotros, algunas de las cuales pueden ser vistos con nuestros ojos y algunos de los cuales no se puede.
La evidencia de nuestros cinco sentidos no es el árbitro final de la existencia.
Los seres humanos son espirituales, así como las entidades físicas y el lado espiritual de la vida trasciende a lo físico.
Dios es Espíritu y la piedra de toque final de la Verdad de Dios no es física sino espiritual.
La verdad se encuentra en el interior. Dios es uno y, por ello, las almas son uno. Ellos forman uns unidad.
Tienen el propósito de vivir en paz y armonía juntas en una «unidad común» o comunidad.
El uso de la la fuerza para resolver los asuntos es contrario a la ley natural.
Cada persona debería tener el derecho de realizar sus propios asuntos sin fuerza, siempre y cuando sus decisiones no perjudiquen a otro.
Ninguna persona debe ser obligada a contraer matrimonio en contra de su voluntad.
Ninguna mujer debe ser obligada a tener o no tener hijos en contra de su voluntad.
Ninguna persona debe ser obligada a mantener o no mantener puntos de vista o culto en forma contraria a su elección.
Nada de lo esencial para la existencia quedará excluido de otra si está dentro del poder de la comunidad para dar.
Cada persona deberá mantener la capacidad de pensar, hablar y actuar como quieran, siempre y cuando no hagan daño a otro.
Toda persona tiene derecho a elegir, el estudio y la práctica de la educación y la carrera de la su elección sin interferencias, siempre y cuando no dañen a otro.
Nadie tiene derecho a matar a otro. Nadie tiene derecho a robar a otro.
Nadie tiene derecho a obligarse a sí mismo sobre otro de ninguna manera.
Cualquier gobierno que perjudica a sus ciudadanos, les priva de sus bienes o derechos sin su consentimiento, o hace la guerra ofensiva sobre sus vecinos, no importa cómo se malinterprete la situación, ha perdido su legitimidad.
Ningún gobierno puede gobernar sin el consentimiento de su pueblo.
Todos los gobiernos tienen la tarea de velar por el bienestar de sus ciudadanos.
Cualquier gobierno que obliga a sus ciudadanos a velar por su bienestar propio sin tener que asistir a la de ellos ha perdido su legitimidad.
Los hombres y las mujeres tienen el propósito de vivir plenamente, libre de la miseria, donde quieran y en las condiciones que deseen, siempre que su elección no dañe a otro y sea humanamente posible.
Los niños están destinados a vivir bajo la protección benéfica de todo, libre de explotación, con un acceso sin trabas a las necesidades de la vida, la educación y cuidado de la salud.
Todas las formas de explotación, opresión y persecución van en contra de la ley universal y natural.
Todos los desacuerdos están destinados a ser resueltos de forma amistosa.
Cualquier ley humana que va en contra de la ley natural y universal no es válido y no debe sobrevivir.
La promulgación o aplicación de la ley humana que va en contra de la ley natural y universal trae consecuencias que no se pueden escapar, en esta vida u otra.
Mientras que uno puede escapar de la justicia temporal, uno no se escapa de la justicia divina.
Todos los resultados son a la mayor gloria de Dios y para Dios es que buscamos la satisfacción de nuestras necesidades y por el amor, la paz y la sabiduría