Mucho se ha hablado en DDLA del poder oculto detrás de lo aparente, de cómo los amos dirigen los hilos del mundo y de esta realidad, del pacto con Baphomet, de los oscuros, de los hijos de las sombras, del pueblo elegido como ejecutores de dicho pacto y cómo nos manipulan con el miedo, la inseguridad, la violencia, el sufrimiento y miles de energías más que usan como herramientas persuasivas, pero nunca hemos develado la forma en que estos sujetos intimidan, extorsionan y manipulan a países enteros ejecutando la agenda cabalista de la sinarquía mundial. Hoy por primera vez expondremos sus modus operandi y cómo fue diseñada y creada esa forma general de manipulación.  Deben comprender que en ningún momento intento sacar un juicio de valor hacia una etnia, raza o credo, sino exponer la verdad tal cual es, con la intención inicial de desvelar lo oculto y con el propósito final de que conozcan la verdad para crear consciencia del verdadero y peligroso complot mundial de las sombras sinarcas de la Cábala.

Comencemos esta historia por el principio, cuando un pueblo fue elegido por su genética como el más apto para cumplir el propósito de un “dios” egocéntrico, cruel y vengativo llamado en hebreo antiguo, יהוה (Y H V H) y cuya pronunciación es desconocida. Su traducción se conoce comúnmente como “Tetragrámaton”, que significa “palabra compuesta de cuatro letras”. YHVH es un dios menor perteneciente a los descendientes de una raza extraterrestre conocida bíblicamente como Elohim (אֱלהִים) una palabra cananea que significa “Ellos”.
Los descendientes de los Elohim, fueron los Nefilim o Nephilim (נְּפִלִים) “los caídos”, que fueron los primeros faraones egipcios, dioses extranjeros honrados y respetados por los primeros semitas del medio oriente, descendientes de Sem, primer hijo de Noé. Si bien en lingüística la palabra semita tiene un significado mucho más amplio, abarcando un grupo de pueblos y etnias que forman una familia lingüística que incluye las formas antiguas y modernas del acadio, el amhárico, el árabe, el arameo, el fenicio, el ge’ez, el hebreo, el maltés, el yehén, el tigriña y la lengua de todos los pueblos árabes en general, el pueblo semita al que nos referimos en este relato es el de lengua hebrea. Los jerosolimitanos, habitantes de la antigua Jerusalén, hablaban el yehûdît, «judeo», que luego por deformidad y asociación, se le llamó «judío» a todo hebreo que profesaba el Judaísmo y también al perteneciente a la tribu de Judá, una de las 12 tribus de Israel que son las siguientes:

YHVH celoso del poder de los faraones humanos que ahora ocupaban el cargo que antes tenía su raza, decide cambiar el juego consiguiendo gobernar y obtener poder, adoración y pleitesía, sin necesidad de sentarse en un trono y pasar las amargas peripecias de una vida terrenal. De esta manera elige una de las razas semitas para ser la ejecutora de sus deseos y crear un inconsciente colectivo que lo adore y cumpla su voluntad, entregando energía y otros fluidos para saciar sus oscuros deseos. De entre todos los posibles candidatos eligen a los hebreos por su genética “malvada”, con un  gen AVPR1 más corto que lo normal que induce al egoísmo y un nivel bajo de la enzima MAO-A (monoamino oxidasa) del cromosoma X que induce a la agresión. Cuando el pueblo semítico hebreo, o sea las doce tribus que lo conforman, hacen el pacto con Tetragrámaton conocido popularmente como Yahvé/Jehová, su representante A.S.Baphometo le entrega a Moisés el poder mediante el algoritmo de la Cábala.

Este algoritmo es dividido en doce partes que se distribuyen entre las doce tribus, como si piezas de un puzzle se tratara, y ninguna de estas partes funcionaba sin la otra, así que los hebreos necesitaban estar unidos para garantizar la eficacia del algoritmo entregado. Luego de muchos conflictos entre ellos, los levitas de la tribu de Leví a la que pertenecía Moisés, aunque éste no era verdaderamente hebreo, que fueron consagrados por Tetragrámaton en el momento del pacto, como los encargados del servicio del tabernáculo y luego del templo de Jerusalén, tuvieron una muy oportuna y conveniente idea que propusieron a las once tribus restantes. La tribu de Leví sería la depositaria del puzzle completo de la cábala y a cambio, las once tribus restantes tendrían todo el poder necesario para llevar a cabo la agenda y disfrutar de todos sus beneplácitos placeres y prebendas. Así quedó conformado el esquema que de ahí en adelante se llamaría “el pacto de los once de Sion”, pues este acuerdo fue firmado en una fortaleza en el Monte Sion, de ahí la palabra Sionista, que hace referencia a ese pacto secreto del poder hebreo y del que nada tiene que ver el pueblo judío, tan inocente y manipulado como cualquier otro.

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