Un abrazo contra la exclusión social de las personas discapacitadas

A pesar de que tendemos a sentir una gran empatía hacia quienes padecen una discapacidad psíquica, cuando Fabian toma el autobús, el asiento más cercano al suyo suele estar vacío.

Basándose en esta circunstancia, la agencia de publicidad Jung von Matt/Limmat creó hace unos meses este enternecedor anuncio para Pro Infirmis, la organización dedicada a asistir a personas que sufren retraso mental más grande de Suiza, en el que incide en la necesidad de ayudar a integrarse a aquellos que no lo tienen tan fácil:

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2 comentarios en “Un abrazo contra la exclusión social de las personas discapacitadas

  1. La exclusión «social» es claramente una enfermedad nacida en el seno de estas sociedades «progresistas», donde si no eres como ell@s, es más, si no eres guap@, alt@, bien parecid@, vistes bien igual que ell@s, piensas igual que ell@s, entonces no eres de Ell@s.

    Antes de proseguir, mencionar cosa que muchos ignoran, pero que otros sí saben a ciencia cierta, y es que antaño (no hace mucho, una miseria de años, prácticamente), a la gente «distinta» se la recluía en habitaciones, en sótanos, y hasta había quien los encadenaba como a las bestias para que nadie se enterase de su existencia. De esto no hace ni cincuenta años. ¿Es una vergüenza?, y ¿por parte de quién?, ¿de quienes encerraban y maltrataban a esas criaturas? o ¿quienes maltrataban, se avergonzaban, tiraban piedras, escupían, y cosas peores en plena calle? De ahí alcanzamos el concepto directo ya hace muchos menos años de la elección, es decir, las mujeres teníamos la opción de saber si la criatura que llevabas en tu vientre era «anormal» o tenía cualquier otra anomalía, con lo cual, mediante una amniocentesis, podías pedir el aborto, o sea la muerte de dicha criatura. Claro… ahí entran multitud de sentimientos encontrados por parte de la mujer que se ha visto en esta situación, porque si tienes claro que te da igual y que tienes medios entonces vas a aceptar esa criatura pese a todos los pesares; pero si no tienes medios y crees que tu criatura va a ser pasto de la degeneración humana, entonces lo piensas, claro, y no por y para ella misma sino para la criatura en sí, que es más que probable que vaya a parar a un centro «oficial», donde la criatura va a estar enterrada en vida en una cárcel ya sin salida.

    Estas criaturas, estos seres, que son iguales a nosotros, solo un poco distintos (pero todos lo somos), actualmente son de igual forma y sistemáticamente echadas de nuestro lado, porque incomodan, porque muchos piensan que «eso» se les va a contagiar… Eso ronda y ha rondado por más de una mente.

    Estas criaturas o estos seres un poco diferentes a nosotros, porque no entienden esta porquería de roles sociales, sobre todo viven y se alimentan del amor que reciben de los demás, de todo su entorno, son como flores abiertas que desean que todo el mundo las acaricie y las quiera. Desarrollan unos lazos empáticos y de unión muy especiales, es más esos lazos los tienen tan palpables, a veces, que, muchas personas quienes han tenido la oportunidad de estar con ellos, por ejemplo, en algún centro de «esos» saben perfectamente a lo que me estoy refiriendo, ya que se crea una unión muy especial entre esas personas y sus cuidadores (no todos, claro).

    ¿Nos vamos a olvidar de los antiguos «tontos del pueblo» a quienes los chiquillos, por ignorancia, perseguían, insultaban, escupían, tiraban piedras y hasta les metían la zancadilla para reírse a carcajada? Que sea esta una lección práctica para todos, porque ahora no hacemos eso abiertamente, pero en muchas partes está todavía tan latente que la siembra de las diferencias es lo que hemos, claramente, enaltecido con todo nuestro fervor hipócrita, y que además, sólo ha obedecido a esos roles sociales con los cuales han tratado de domesticarnos a todos.

    ¿Qué hubiese pasado, si, la persona del vídeo se hubiese puesto en mitad de esa plaza sin disfraz? Pues que seguramente muchos habrían huido de su lado como apestados… ojalá y esté equivocada, porque ver a un ser distinto a nosotros en medio de una plaza, con los brazos abiertos pidiéndote un abrazo, para muchos es la espoleta no sólo de la indiferencia sino la espoleta del apartarse cuanto más lejos mejor, ya que esa persona, por pensamiento automático, inmediatamente la designan como que «no está en sus cabales y es un retrasado mental».

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