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Se ha descubierto una misteriosa colección de cerca de cien manuscritos en una cueva de Afganistán. El análisis de los textos ha revelado que eran propiedad de una familia judía que vivió hace unos mil años a lo largo de la antigua Ruta de la Seda. Los manuscritos están escritos en una gran cantidad de idiomas, entre ellos el arameo, hebreo, persa, judeo-árabe y judeo-persa.
El patriarca de la familia propietaria de los manuscritos era Abu Ben Daniel de Bamiyán, ciudad del norte de Afganistán. Durante muchos siglos esta región fue famosa por sus gigantescas estatuas de budas, esculpidas en el siglo VI y desgraciadamente destruidas por los talibanes en el año 2001.
Valle de Bamiyán, AfganistánSegún Russia Today, la colección de manuscritos fue adquirida por el comerciante de antigüedades israelí Lenny Wolfe, residente en Jerusalén. Wolfe se topó con la colección hace algunos años, y en el 2013 compró 29 de estos documentos. En un principio le parecieron parte de la “Guenizá afgana”, en referencia a la colección de 300.000 fragmentos de manuscritos judíos descubierta en el almacén de una sinagoga egipcia. La “Guenizah de El Cairo” fue hallada en el siglo XIX, y constituye una de las más valiosas colecciones de antiguos manuscritos del mundo, casi tanto como los rollos del Mar Muerto. Wolf compró seis meses más tarde otros manuscritos de la colección. Cuando los llevó a Israel, dio permiso a la Biblioteca Nacional para estudiarlos.
Una guenizá (‘genizah’) es un espacio de almacenamiento de una sinagoga o cementerio judío, diseñado para albergar temporalmente libros y documentos viejos en lengua hebrea sobre temas religiosos antes de enterrarlos como es debido en un cementerio. En esta fotografía podemos observar una posible guenizá hallada en Masada, en el este de Israel.
Según los expertos que analizaron los documentos, los manuscritos fueron enterrados originalmente en una cueva hace unos 1.000 años por sus propietarios. Contienen únicamente texto, sin ilustraciones, y los ocultaron en un depósito en el que se halló un conjunto de manuscritos legales y comerciales junto con textos sagrados y cartas personales. También se recuperaron algunos poemas.
El investigador de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Ofir Haim, cree que estos documentos contienen una información apasionante, que permitirá explorar las vidas de la comunidad judía residente en Afganistán hace 1.000 años bajo diversos aspectos, entre ellos cómo vivían, trabajaban y cómo era su vida familiar. Según Haaretz, una de las cartas traducidas por Haim nos habla de un hombre llamado Yair que explica al cabeza de familia Abua Nassar por qué no iba a volver a Bamiyán para verse con su familia.
Si hubiese podido ganarme la vida en Bamiyán, es cierto que habría cumplido sus deseos. Sabe que en mi ocupación, si dejo de ir al almacén un solo día, ese mismo día lo perderé todo.
En otra carta, el mismo hombre explica:
Aún no había berenjenas en abundancia, por eso no mandé ninguna. Eran demasiado pequeñas. Enviaré [algunas] la próxima semana.
Una de las piezas más importantes de la colección parece ser un cuaderno de notas empleado por Abu Nassar para llevar la cuenta de todos los que le debían dinero a lo largo de varias décadas, habiendo incluso quien no solo le debía dinero, sino también ciertas cantidades de trigo y cebada.
Fragmento de la Guenizá Afgana datado en el siglo XI.
El 3 de octubre del año 2013, April Holloway informaba en Ancient Origins de otro descubrimiento similar realizado por un coleccionista: “Un singular texto escrito en hebreo arcaico y que data del siglo IX ha sido revelado por un coleccionista de curiosos manuscritos bíblicos: se cree que puede tratarse del libro de plegarias judío más antiguo del mundo.
Incluye 50 páginas de bendiciones judías, y aún conserva su encuadernación original con marcas vocálicas babilonias. Los expertos han datado el texto en torno al 840 d. C., por lo que sería 400 años más antiguo que los más antiguos textos de la Torá hallados hasta ahora. La colección se convertiría por tanto en un nexo entre la época de los Manuscritos del Mar Muerto y el judaísmo medieval.
El interior del libro se encuentra dividido en seis secciones que tratan de temas como el Final de los Tiempos y el Séder de la Pascua Hebrea. La primera de estas secciones incluye un conjunto de 100 bendiciones judías.”