por MysteryPlanet.com.ar
Arqueólogos han desenterrado un cráneo alargado que yacía en una tumba perteneciente a la cultura Silla, en Corea del Sur. Los expertos aseguran que en los restos no se observan evidencias que apunten hacia la ancestral práctica de la deformación craneal artificial.
El cráneo pertenece a una mujer que fue enterrada cerca de la ciudad de Gyeongju, un lugar que en la antigüedad fue la histórica capital del Reino de Silla, uno de los «tres reinos de Corea» que existió entre los años 57 a.C. y 935 d.C., junto con Goguryeo y Baekje. Los restos de la mujer, que estaba en sus 30s a la hora de fallecer, fueron hallados dentro de un mokgwakmyo, un tradicional ataúd de madera. Los huesos de su cuerpo estaban relativamente bien preservados, sin embargo, su cabeza estaba fragmentada, por lo que los investigadores tuvieron que recoger todos los pedazos y unirlos nuevamente, tal y como si se tratara —irónicamente— de un rompecabezas. Al completar la tarea, los científicos se vieron sorprendidos al descubrir que el cráneo era anormalmente largo.
Fragmentos del cráneo antes de ser unidos nuevamente.
«La larga y angosta cabeza, y el aún más angosto rostro del individuo en este estudio, deben ser considerados como una característica idiosincrásica del cráneo y no como un rasgo típico de los asiáticos de la región o de los coreanos en particular», reportan los autores del estudio en PLOS ONE. «De acuerdo al análisis cefalométrico, el índice cefálico (IC) del individuo era 73.5, lo que sugiere dolicocefalia. Esto, al compararlo con grupos demográficos similares, es algo inusual». El equipo de científicos examinó el cráneo en busca de señales de aplanamiento, también conocido como deformación craneal artificial, práctica que consiste en distorsionar el crecimiento normal del cráneo de un niño mediante la aplicación de fuerza —aplicada a través del vendado de dos placas de madera a los lados de la cabeza o el vendado con tela—. Los ejemplos más remotos de deformación craneal artificial se remontan al Neolítico, y la práctica se ha registrado en muchas culturas antiguas alrededor del mundo, incluyendo el reino de Gaya (posteriormente absorbido por el de Silla) en Corea. La razón aparente sería lograr una estética parecida a la de los «dioses» que habrían visitado —y tal vez gobernado— a nuestros ancestros en la antigüedad, por lo que tener una cabeza alargada era un rasgo distintivo para imitar a estas entidades superiores, que se terminó por asociar a la pertenencia de una casta superior.
El ‘mokgwakmyo’ donde fue encontrado el esqueleto de la mujer con el cráneo alargado.
No obstante, Eun Jin Woo, co-autor del estudio publicado y antropólogo de la Universidad Nacional de Seúl, dijo que las cabezas que son intencionalmente alargadas suelen presentan huesos más planos en la parte frontal, algo no detectado en este caso y que llevó a su equipo a descartar la posibilidad que se tratara de una deformación artificial. «Pensamos que, en este caso en particular, la cabeza de la mujer es una variación dolicocefálica natural», concluyó Woo, quien agrega que se necesitará una investigación más profunda para determinar la causa precisa de esta anomalía. Asimismo, los científicos examinaron el ADN mitocondrial de los restos y concluyeron que la mujer pertenecía a un linaje poco común, pero aún presente en Asia Oriental. El análisis de los isótopos de carbono en el esqueleto también reveló que la mujer era una estricta vegetariana, lo que se condice con las filosofías budistas predominantes en aquellos tiempos en esa región del mundo.