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Existen cambios reales a nivel cerebral cuando una persona medita – Entrevista a Sara Lazar
Entrevista por Paula Lugones, www.clarin.com
Diálogos a fondo: Sara Lazar. La experta explica los efectos de la meditación sobre la plasticidad cerebral.
Sara Lazar ya era médica, pero su hobby transcurría entre zapatillas y carreras. En 1994, mientras cursaba un posgrado para perfeccionarse en neurociencias y entrenaba para correr la maratón de Boston, se lesionó una rodilla y sus rehabilitadores le recomendaron que tomara clases de yoga para “estirar” los músculos. Un poco escéptica al comienzo sobre el mensaje de “abrir la mente y el corazón” que impartía su maestra, luego se dio cuenta de que en poco tiempo las sesiones de yoga y meditación habían tenido un impacto muy profundo en ella. Y así fue como empezó a investigar los efectos de la meditación en el cerebro. Hoy Lazar es neurocientífica en el Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y fue una de las primeras expertas en ir más allá de los efectos habitualmente visibles de la meditación. Descubrió que meditar no sólo genera una sensación de bienestar: modifica el cerebro.
– ¿Cómo comenzó la investigación y qué fue lo que encontró?
Cuando percibí personalmente los beneficios de la meditación, decidí investigar el tema desde las neurociencias. Entonces ya se sabía que si se comparan grupos de personas se ve que tienen estructuras cerebrales diferentes. Por ejemplo, se habían investigado grupos de músicos y se habían comparado con personas que no eran músicos y se demostró que había un engrosamiento de las áreas musicales del cerebro de los músicos. También, las personas que hablan varios idiomas tienen un mayor engrosamiento cerebral que las personas que sólo hablan una lengua. Entonces dijimos: ¿qué hay sobre la meditación? Así decidimos hacer un estudio con personas que practicaban meditación hacía mucho tiempo y los comparamos con un grupo de control. Descubrimos que los meditadores experimentados tenían mayor materia gris y desarrollo de zonas cerebrales que las personas que formaron parte del grupo de control no habían desarrollado.
– ¿Fue el primer estudio de ese tipo?
Fue el primero que estudió la estructura cerebral en relación a la meditación. Luego comenzamos un segundo estudio, ya que la pregunta era si su estructura cerebral respondía exclusivamente a la meditación o no, porque podría depender de otros factores; por ejemplo, la alimentación. En un segundo estudio elegimos personas que nunca habían meditado antes, los evaluamos con una resonancia magnética y luego se sometieron a un programa de 8 semanas de reducción de stress basado en la meditación. Volvimos a analizarlos y el estudio mostró cambios.
– ¿Cuáles?
Fueron cinco las regiones cerebrales que cambiaron. Creció la llamada corteza cingular posterior, un área cerebral clave en el acto de prestar atención, que está relacionada con la reflexión y la autoestima. Otra área engrosada fue la del hipocampo, que es fundamental para la memoria y el aprendizaje. Otra fue la unión témporo-parietal, que está asociada con la empatía y la compasión. También la protuberancia anular, donde se producen neurotransmisores reguladores. También vimos cambios en la amígdala, que es la parte “emocional” del cerebro y aquí encontramos que hubo una disminución, ya que el tamaño de la amígdala se correlaciona con el nivel de estrés: a menor nivel de estrés, más chica se vuelve la amígdala.
– ¿Hay una especie de neuroplasticidad en el cerebro?
Exactamente.
– ¿Entonces meditar no produce sólo un efecto psicológico, de reducción de estrés?
Así es. No es que sólo que te relajás y te volvés más feliz sino que existen cambios reales a nivel cerebral cuando una persona medita. El cerebro está en un rol muy activo durante la meditación e incorpora nuevos conceptos como en cualquier otra habilidad. Tu cerebro está aprendiendo algo nuevo y eso actúa sobre su estructura.
– ¿Por qué este descubrimiento es importante?
Por muchas razones. Es muy importante saber cómo y dónde el cerebro cambia ya que los cambios que produce la meditación en las áreas de la corteza cingular posterior y el hipocampo pueden ayudar en condiciones crónicas y con ciertas enfermedades. Por ejemplo, en el caso de la depresión, que está ligada al hipocampo, o la corteza, que está relacionado con la demencia y Alzheimer.
– La gente está hoy mucho más interesada que antes en saber cómo trabaja el cerebro. ¿Las neurociencias están de moda?
Si, definitivamente. Es que antes no sabíamos demasiado del tema. A partir de las resonancias magnéticas podemos ver cómo es nuestro cerebro de una manera que antes jamás lo habíamos visto. También creo que en este momento estamos más interesados en entendernos a nosotros mismos.
– ¿Y cuánto tiempo después de meditar el cerebro comienza a cambiar?
Nosotros vimos cambios a partir de las 8 semanas.
– ¿Usted sigue meditando?
Por supuesto.
Señas particulares:
Sara Lazar Médica estadounidense, experta en neurociencias Doctorada en Harvard en biología molecular. Dirige el Laboratorio Sara Lazar de Investigación en meditación, en el departamento de Psiquiatría del Massachussetts General Hospital y la Harvard Medical School
Copyright Clarín, 2016.