23/06/2016
Un nuevo informe detalla cómo el régimen chino construyó una masiva industria del trasplante cuya fuente son los prisioneros de conciencia, en su mayoría practicantes de Falun Dafa.
El informe analiza más de 700 hospitales y centros de trasplantes de China. (Diseño por Jens Almroth/La Gran Época)
Los cirujanos de trasplante en China tienen abundancia de órganos humanos. Algunos se quejan de tener que trabajar turnos de 24 horas, realizando cirugías de trasplante una tras otra. Otros aseguran que tienen disponibles órganos de repuesto, recién extirpados –por las dudas. Algunos hospitales pueden conseguir una fuente de órganos en pocas horas, mientras que otros informan haber trasplantado dos, tres o cuatro órganos de repuesto cuando el primero falla.
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Todo esto ha estado ocurriendo en China durante más de una década, sin que haya un sistema de donación voluntaria de órganos y con solo unos miles de prisioneros ejecutados –que según China son la fuente oficial de órganos. En llamadas telefónicas, médicos chinos dicen que la verdadera fuente de órganos es un secreto de Estado. Mientras, practicantes de Falun Gong han estado desapareciendo en grandes cantidades, y muchos denunciaron haber sido sometidos a análisis de sangre mientras estaban detenidos.
El 22 de junio se publicó un informe sin precedentes realizado por un pequeño equipo de incansables investigadores que documentaron, a veces con sorprendente detalle, el ecosistema de cientos de hospitales chinos y centros de trasplantes que han estado operando discretamente en China desde alrededor del año 2000.
En conjunto, estos centros tienen la capacidad de haber realizado entre 1,5 y 2,5 millones de trasplantes en los últimos 16 años, según el informe. Los autores sospechan que las cifras reales de trasplantes se ubican entre los 60.000 y los 100.000 por año desde el 2000.
“La conclusión final de esta actualización, y de hecho de nuestro trabajo anterior, es que China está matando a personas inocentes masivamente”, dijo David Matas en el lanzamiento del informe en el National Press Club el 22 de junio.
El estudio, titulado “Cosecha Sangrienta/La Matanza: Una actualización” se basa en los trabajos anteriores de los autores sobre el tema. Luego de la aprobación de una condena oficial sobre la sustracción de órganos en China por parte de la Cámara de Representantes de EE. UU., la investigación plantea una pregunta explosiva: ¿ha estado ocurriendo un genocidio médico a gran escala en China?
David Kilgour (izq) con David Matas (C) y Ethan Gutmann, autores de “Cosecha Sangrienta/La matanza: Una actualización”. (Simon Gross/La Gran Época)
Grandes ganancias
El Hospital General del Ejército Popular de Liberación, cuya principal tarea es brindar asistencia médica a los máximos funcionarios del Partido Comunista y del Ejército, es uno de los hospitales más avanzados y mejor equipados de China. A comienzo de la década del 2000, la mayor parte de sus ingresos provenían de los trasplantes de órganos.
“En años recientes, el centro de trasplantes ha sido la unidad de salud que produjo más ganancias, con un ingreso bruto de 30 millones de yuanes en 2006 a 230 millones en 2010 –un crecimiento multiplicado casi por 8 en cinco años”, indica su sitio web. Eso es de U$S 4,5 millones a U$S 34 millones.
El Hospital General del EPL no fue la única institución médica en toparse con esta lucrativa oportunidad comercial. El Hospital Daping en Chongqing, afiliado a la Tercera Universidad Militar de Medicina, también logró aumentar sus ganancias de 36 millones de yuanes a fines de los ’90, cuando comenzó a hacer trasplantes, a casi mil millones en 2009 –un crecimiento multiplicado por 25.
Incluso Huang Jiefu, vocero de China sobre los trasplantes de órganos, afirmó a la respetada publicación económica Caijing a fines de 2006: “Hay una tendencia en la que el trasplante de órganos se está convirtiendo en una herramienta para que los hospitales hagan dinero”.
Cómo se lograron estas hazañas en tan poco tiempo por toda China, cuando no hay un sistema de donación voluntaria de órganos, cuando el número de prisioneros condenados a muerte estaba disminuyendo, y cuando el tiempo de espera de los pacientes que necesitaban un trasplante podían a veces medirse en semanas, días o incluso horas, es el tema de este nuevo informe.
“Esta es una investigación extremadamente difícil de realizar”, dijo después de leer el estudio el Dr. Li Huige, profesor del centro médico de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, Alemania, e integrante de la junta de asesores de Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos.
El informe contiene un cálculo detallado de todos los centros de trasplante que se conocen en China –más de 700– y cuenta su número de camas, tasas de ocupación, equipo de cirujanos, programas de capacitación, nueva infraestructura, tiempo de espera de los pacientes, cifras de trasplantes publicitadas, uso de inmunosupresores, entre otros. Los autores, armados con estos datos, luego hacen las estimaciones sobre el número total de trasplantes realizados. El número excede por mucho al millón.
Aunque esta conclusión es solo la mitad de la historia.
“Es un sistema gigantesco. Cada hospital tiene tantos médicos, enfermeras y cirujanos. Eso en sí mismo es un problema. China es un país grande”, dijo el Dr. Li en entrevista telefónica. “¿Pero de dónde vinieron los órganos?”.
Cuerpos cautivos
Los órganos para trasplante no pueden extirparse de los cadáveres y simplemente guardarlos hasta que se los necesite: tienen que ser obtenidos antes o poco después de la muerte, y luego se deben implantar rápidamente en el nuevo receptor. Los tiempos y la logística en torno a este proceso son tan desesperados, que lograr la compatibilidad de órganos es un campo complejo en la mayoría de los países, donde suelen haber listas de espera y equipos dedicados a disuadir a los familiares de víctimas de accidentes para que donen los órganos.
Pero en China, los donantes parecen estar cautivos, a la espera de receptores que necesiten sus órganos.
El Hospital Changzheng en Shanghái, un importante centro médico del EPL, informó haber realizado 120 “trasplantes hepáticos de emergencia” hasta abril de 2006.
El término significa que un paciente con una condición que pone en peligro su vida se presenta en el hospital o en el centro de trasplantes, y se le encuentra un órgano compatible en pocas horas o días. Esto rara vez ocurre en otros países.
Pero el Hospital Changzheng publicó un estudio completo en la Revista de Cirugía Clínica, una publicación médica china, sobre su éxito con los trasplantes de emergencia. “El tiempo más corto en que un paciente fue trasplantado después de ingresar al hospital fue de 4 horas”, dice.
En el periodo de una semana entre el 22 y el 30 de abril de 2005, el hospital realizó 16 trasplantes hepáticos y 15 renales.
El Primer Hospital Afiliado de la Universidad de Zhejiang publicó su propio estudio en un estilo similar,documentando que entre comienzos del 2000 y fines del 2004, 46 pacientes recibieron “trasplantes hepáticos de emergencia” –lo que significa que los receptores recibieron un órgano compatible en menos de 72 horas.
Incluso el Registro de Trasplantes Hepáticos de China, en una serie de diapositivas presentando su informe anual 2006, compara el número de cirugías de trasplante “programadas selectivamente” con el de los trasplantes de emergencia. Hubo 3.181 trasplantes regulares en el año, y de ellos, 1.150, o poco más del 25%, fueron realizados bajo las condiciones de compatibilidad de emergencia.
Estos fenómenos son extremadamente difíciles, si no imposible, de explicar con las declaraciones oficiales. Y representan una evidencia prima facie de que una población cautiva de donantes están a la espera de ser asesinados por sus órganos.
“Esto es muy emotivo para mí”, dijo Wendy Rogers, bioética australiana de la Universidad de Macquarie cuya amiga cercana sufrió una falla hepática debido a una hepatitis, por lo que necesitó un trasplante en menos de tres días para poder sobrevivir. “Ella tuvo muchísima suerte para conseguir uno en ese periodo de tiempo”, dijo la Dra. Rogers.
“¿Pero 46 casos seguidos? Es difícil pensar en otra explicación posible, aparte de asesinar a demanda”.
Algunas partes del informe, basadas en testimonios de informantes e investigaciones médicas chinas, dicen que algunos donantes podrían no haber estado siquiera muertos cuando sus órganos fueron removidos. Estas incluyen el testimonio de un ex oficial de la policía armada que afirma haber presenciado una operación de extirpación en una persona viva sin anestesia, y el de un ex trabajador de la salud de Jinan.
Objetivos de eliminación
Los autores del nuevo informe, en base a evidencia previa y nuevos hallazgos, sostienen que la principal población en China que podría haber sido objeto de la sustracción de órganos son los prisioneros de conciencia, compuestos principalmente de practicantes de Falun Gong.
Falun Gong es una disciplina tradicional de la Escuela Buda que se volvió extremadamente popular en China durante la década de los noventa. Incluye cinco ejercicios suaves y enseñanzas basadas en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. El Estado apoyaba tácitamente a Falun Gong, y una encuesta oficial indicó que hacia 1999 había más de 70 millones de practicantes en China –un número mayor al de los miembros del Partido Comunista.
En julio de 1999, el cabecilla del régimen, Jiang Zemin, lanzó una campaña nacional para eliminar a Falun Gong. Al comienzo tuvo oposición en los altos niveles del partido, pero rápidamente convirtió a la medida anti-Falun Gong en una forma de consolidar su poder dentro del régimen, promoviendo a quienes le eran leales y apartando a quienes se resistían.
Estos comunistas, forjadores de neo-lideres resentidos, doctrinas totalitarias y pueblos conformados por camaradas miserables.. Son una verdadera Plaga, revestida de un odio que intoxica todo lo que toca… ahora hasta te dejan sin órganos.
Vaya… cuanta inconsciencia.