por NOTICIASDEABAJO • 1 JULIO, 2016
El hambre en el mundo está aumentando, no disminuyendo: la FAO modifica las cifras a su antojo
I N S T I T U T E F O R F O O D A N D D E V E L O P M E N T P O L I C Y M E N T P O L I C Y
VERANO 2016 VOLUME 22• NÚMERO 2A
El año pasado el Informe de Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas anunciaba nuevos logros para terminar con el hambre en el mundo, declarando:
“Las proyecciones indican un descenso de casi la mitad en la proporción de personas desnutridas en las regiones en desarrollo, pasando del 23,3% en 1990-1992 al 12,9% en 2014-2016. Esto se encuentra muy cerca de la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”.
¿Hay que celebrar el movimiento contra la pobreza con mayor éxito en toda la historia? Todavía no.
Según otros indicadores, el hambre y la desnutrición están aumentando. A pesar de los registros mundiales de las cosechas y de que hay suficiente comida como para alimentar a cada persona con 3000 calorías diarias, los análisis independientes indican que la mitad del mundo todavía pasa hambre. Contabilizar correctamente los niveles de hambre en el mundo es importante. Ahora sabemos que la aplicación durante 30 años de políticas neoliberales y de décadas de proyectos multilaterales de desarrollo no han mejorado las cosas, es más, en realidad se han empeorado.
¿Cómo pueden ser unos y otros cálculos tan diferentes?
Cambiando las reglas de juego
En 1996, con 840 millones de personas que pasaban hambre en todo el mundo, la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) hizo un llamamiento a los líderes de 185 países asistentes a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación celebrada en Roma. Muchos delegados expresaron su firme compromiso de acabar con el hambre en el mundo. Después de todo, el mundo nunca había tenido tales cotas de abundancia. Más de dos décadas habían pasado desde la primera Conferencia Mundial de Alimentación, en la que el Secretario estadounidense Henry Kissinger prometió erradicar el hambre en un período de 10 años. En su lugar, la Declaración de Roma prometió reducir el número total de personas que pasaban hambre a sólo la mitad: 420.000.000 para el año 2015.
Cuatro años después, en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas celebrada en el año 2000 en la ciudad de Nueva York, la Declaración del Milenio diluía el compromiso de la Declaración de Roma aún más, a la mitad, para el año 2015. Debido al aumento de la población mundial, este ajuste significaba acabar con el hambre de sólo 296 millones de personas, y no de los 420 millones establecidos anteriormente.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio aún disminuían más esa cantidad al proponer una reducción a la mitad de las personas que padecen hambre, ya que sólo se aplicaría a los países donde la población tuviera un mayor crecimiento. Esto significa que la reducción del hambre era todavía mucho menor.
La siguiente flexibilización del compromiso oficial se fue alargando desde el año 2000, cuando se habían acordado unos objetivos para el año 1990. ¿Por qué? Lo primero de todo, permitió a los países occidentales ricos aprovecharse de los extraordinarios logros de China de los años 1990, gracias a los cuales millones de personas salieron del hambre y de la pobreza, aunque China no formase parte de la Declaración del Milenio. También se extendió el período de crecimiento demográfico (del mismo modo la proporción de personas que habrían salido de la situación de carencia alimentaria) y permitiría que los Objetivos de Desarrollo del Milenio reclamasen unos logros que realmente se produjeron antes de que se estableciesen dichos Objetivos.
De hecho, los nuevos Objetivos de Desarrollo del Milenio en relación con el hambre en el mundo ahora consideran aceptable una reducción no ya a 420 millones, sino que ha pasado a 591 millones, ralentizando el ritmo de reducción del hambre del 3,58% anual al 1,25% anual, es decir, casi un tercio de la tasa de reducción inicialmente establecida.
Pero eso no es todo. La ONU decidió cambiar los números de referencia utilizados en 1990. Dos veces.
En el año 1992, la FAO informó que en 1990, 786 millones de personas pasaban hambre en el mundo en desarrollo. Pero 10 años más tarde, un año después de la firma de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aumentaron esa cantidad a 816 millones (haciendo referencia a los niveles de 1990). ¿Por qué? Esto permitió a la FAO decir que se había producido una reducción en 30 millones en el número de personas hambrientas, que no se habrían sumado de no haber realizado dicha operación.
Posteriormente, en el año 2004, la FAO informaba que el número de personas que pasaban hambre en el mundo había aumentado a 815 millones. Incluso con la revisión de los cálculos, esto significaba que en cuatro años los países desarrollados sólo habían conseguido reducir los niveles de hambre en 1 millón de personas, aunque en realidad habían aumentado según el cálculo original de 1990 de 786 millones de personas. Así que la FAO volvió a revisar los datos originales de 1990, aumentándolos a 824 millones, por lo que parecía que el hambre había disminuido después de todo.
Ignorando la crisis mundial en los precios de los alimentos
En el año 2008 se produjo la crisis mundial en los precios de los alimentos, aumentando el precio de estos por encima de los niveles históricos y provocando que 150 millones de personas pasaran a engrosar las filas de las personas hambrientas. La FAO daba el dato de que en el mundo había mil millones de personas hambrientas, en un momento de los mayores registros en las cosechas y de beneficios de las Corporaciones. Alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio se veían imposibles. El mundo en desarrollo estaba perdiendo la batalla contra el hambre en estos países.
Como los Objetivos de Desarrollo del Milenio estaban fijados para el año 2015, y esta fecha se acercaba, la FAO volvió a revisar los números. En el año 2012 se anunciaba que el hambre en los países en desarrollo se encontraba por debajo de los mil millones, cifra récord del año 2008, y ahora había disminuido a 852 millones. Pero esta cifra todavía estaba por encima de la de 1990 (824 millones), es decir, el mundo estaba todavía muy lejos de las metas contra el hambre recogidas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Por lo tanto, la FAO ajustó de nuevo los números de 1990 (por enésima vez) en 980 millones millones en lugar de los 824 millones anteriores. Esto hizo que pareciese que proporcionalmente el hambre estuviese descendiendo: del 23% en 1990 al 15% en 2012. Así que ya se podía hacer la oportuna declaración: “El progreso en la reducción del hambre ha sido mayor de lo que se esperaba anteriormente, de modo que reducir a la mitad en el año 2015 el porcentaje de las personas que pasan hambre, está al alcance de la mano”.
Alterar radicalmente la metodología de un estudio longitudinal que abarca un período de 25 años tres años antes de que dicho período concluya es una práctica torticera en cualquier estudio científico estándar, pero la FAO, bajo la intensa presión del Comité de Seguridad Alimentaria para que alterase las cifras:
“Los cambios en el número de desnutridos, algo que se postulaba debiera hacer ocurrido en el año 2009, llevó a los comentaristas a expresar sus inquietudes acerca de la fiabilidad del método utilizado por la FAO para estimar el número de hambrientos en el mundo. Estas preocupaciones culminaron con la petición a la FAO por parte del Comité Mundial de Seguridad Alimentaria… para organizar una Mesa Redonda Técnica para discutir con la FAO los niveles de desnutrición. Los resultados de la Mesa Redonda… dio lugar desde entonces a una serie de revisiones y la aplicación de innovaciones”.
¿Qué fue lo que hicieron? En primer lugar, la FAO abandonó su modelo de predicciones, de modo que no se reflejaría el impacto de la crisis económica, eliminando por tanto el aumento en el número de desnutridos después de 2008. En segundo lugar, la nueva metodología utilizada revisó las estimaciones de los suministros de alimentos en los diferentes países y los alimentos que se desperdiciaban, nuevas estimaciones, nuevos supuestos sobre la desigualdad alimentaria y el acceso a las calorías y revisión de datos sobre el apogeo de la población. Estos cambios consiguieron que: las cifras publicadas en 2012 indicasen que el hambre se mantuvo en los mismos niveles durante el período de crisis en el precio de los alimentos. Sorprendentemente, la FAO afirma que “Su metodología no consigue reflejar totalmente los efectos sobre el hambre por el aumento de los precios de los alimentos en 2007-08… y mucho menos el reciente aumento de los precios”.
Pero, ¿cómo puede ignorar la FAO una crisis en los precios de los alimentos que ha afectado a 150 millones de personas?
¿Qué se mide?
La FAO cuenta como persona hambrienta sólo a aquella cuya ingesta calórica se considera insuficiente para cubrir el mínimo necesario para un estilo de vida sedentaria durante más de un año. Pero la mayor parte de las personas que pasan hambre se trataría de campesinos que realizan un exigente trabajo físico y necesitarían entre 3000 a 4000 calorías diarias, mucho más de lo que la FAO considera como el mínimo de calorías de vida sedentaria. La mayoría de estos agricultores son mujeres, que a menudo amamantan a algún bebé, y por tanto necesitarían otras 500 calorías adicionales al día.
El umbral de calorías establecido por la FAO varía de un país a otro, de las 1.651 calorías /día de Timor Oriental a las 1.900 calorías/día para los Países Bajos. Es decir, el umbral es menor en Timor Oriental porque tienen una menor complexión que las personas de los Países Bajos. Sin embargo, una menor estatura en una determinada población sería indicio de un cierto grado de desnutrición, lo que indicaría que requieren de más, no de menos calorías.
O sea, que si medimos los niveles de desnutrición considerando la ( incluso todavía conservadora) cantidad de calorías necesarias para una actividad normal, serían 1,5 mil millones de personas las que padecerían hambre en el mundo, según el propio anexo del Informe de la FAO del año 2012, lo cual supone el doble de lo que la ONU nos quiere hacer creer. Si midiésemos el hambre teniendo el cuenta las calorías necesarias para una actividad intensa, el número de hambrientos se dispararía a los 2,5 mil millones de personas.
Además, medir el número de hambrientos por la cantidad de calorías ingeridas es una trampa. Aunque la FAO admite que hay 2,1 mil millones de personas que sufren de graves deficiencias de vitaminas y nutrientes, estas deficiencias no se consideran como variables para considerarlas dentro de las estadísticas del hambre. Lo que cuenta para la FAO son las calorías, no los nutrientes reales ingeridos. Y aquellos que pasan hambre durante algunos meses tampoco se consideran hambrientos, ya que la definición del hambre solamente se considera si dura más de un año. De manera increíble, para la FAO parece que pasar hambre durante 11 meses no es algo perjudicial para la salud.
China salva los Objetivos de Desarrollo del Milenio
En realidad, el 73% de los éxitos contra el hambre de los que se acopia la ONU se deben a China, la mayoría de los cuales se han producido durante la década de 1990, antes de que se estableciesen los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los progresos en China en la lucha contra el hambre durante ese período se debieron en gran medida a los resultados de la Reforma Agraria, que garantizó que los pequeños agricultores tuviesen un acceso seguro a la tierra. Pero la Reforma Agraria no era una de las estrategias promovidas por los Objetivos de Desarrollo del Milenio; de hecho, la directrices políticas recomendadas por la ONU son las del acaparamiento de las tierras por parte de las Corporaciones (a través de la Nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, que promueve la ONU).
Si restásemos los avances de China contra el hambre, y aquellos otros logrados en países como Vietnam, Brasil y Perú, la mitad de todos los países del mundo en desarrollo habrían visto aumentar el número de personas que padecen hambre desde 1990, incluso de acuerdo con las definiciones más conservadores de la FAO. Esto también es cierto para los 45 países menos desarrollados, que habrían experimentado un aumento neto de 59 millones de personas que padecerían hambre. Los países del África Subsahariana habrían experimentado un aumento de 64 millones.
2,5 mil millones de personas pasan hambre a pesar del alborozo de la ONU
Por medio de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la ONU ha tergiversado el verdadero alcance del hambre en el mundo. En realidad serían entre 1,5 mil millones y 2,5 mil millones de personas las que no tienen acceso a suficientes alimentos, dos veces más de lo que la ONU nos quiere hacer creer.
Y las cifras van en aumento, no al revés.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con su alborozo por las buenas noticias, lo que hace es justificar, como ya es habitual, las políticas económicas mundiales de los últimos 30 años: los acuerdos de libre comercio, el acaparamiento de tierras, la monopolización de las tierras, el agua y los recursos genéticos, y la especulación financiera con los precios de los alimentos por parte de las Corporaciones. Por encima de todo, tiende a justificar el dramático aumento de la desigualdad en todo el mundo, invitándonos a creer incluso que aunque 80 personas posean más riqueza que los 3,5 mil millones de personas más pobres del mundo, este sistema alimentario puede acabar con el hambre y la pobreza. |
Después de que concluyesen los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la ONU presentó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): “Terminar con el hambre en el mundo en el año 2013”, que es la segunda meta de las 17 que propone la ONU ( que serán firmados el próximo mes de septiembre de 2016).
Si los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible deben tener algún significado, y si los líderes mundiales realmente quieren asumir el compromiso de acabar con el hambre, también habrá que acabar con la manipulación de las estadísticas sobre el hambre.
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Este artículo se ha elaborado a partir del de Hickel, J (2016), “El verdadero alcance de la pobreza y el hambre en el mundo: cuestionando las buenas noticias de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”. Revista Trimestral del Tercer Mundo. Véase el artículo original para consultar las referencias.
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Procedencia del artículo:
http://foodfirst.org/wp-content/uploads/2016/06/Summer2016Backgrounder.pdf
GRACIAS A LA TECNOLOGIA, LA POBLACIÓN Y LA MISERIA SE EXPANDEN Y LA RIQUEZA SE CONCENTRA, Y LOS RECURSOS SE DESPERDICIAN EN NOMBRE DE LA RENTABILIDAD, O CAMBIAMOS ESTE SISTEMA, O ÉL ACABA CON NOSOTROS