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«La mayoría de la gente, al mismo tiempo que se siente impulsada a imitar a los demás, también siente la necesidad de afirmar sus diferencias. Y a menudo, el resultado es que imitan a los demás cuando deberían hacer el esfuerzo de encontrar su propio camino, y se oponen ahí dónde deberían, por el contrario, buscar armonía. Pues bien, con esta actitud de oposición es como precisamente, más se asemejan a esta multitud de la que pretenden distinguirse.
Si queréis verdaderamente distinguiros de los demás, imitad más bien a la pequeña minoría de sabios que sólo trabajan para introducir la paz y la armonía en ellos y a su alrededor. Cultivando esta diferencia, llegaréis a comprender los sufrimientos, las enfermedades y las angustias de los humanos. Mientras que toda esa gente que se parecen, no se comprenden: incluso si sufren los mismos males, como sólo se ocupan de sus problemas personales, son incapaces de ponerse en el lugar de los demás. Porque precisamente les han imitado allí donde no debían: en sus caprichos, su egoísmo, sus pasiones.»
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