Un genocidio cuyo fin traerá una nueva era en China
Jiang Li con una foto de su fallecido padre Jiang Xiqing, en un acto en Washington DC el 14 de julio de 2016 para pedir justicia. Su padre murió asesinado por las autoridades comunistas en un campo de trabajo forzado por practicar la disciplina espiritual Falun Dafa. (Lisa Fan/La Gran Época)
Quienes vivían en China el 20 de julio de 1999, fueron testigos de una campaña de supresión que parecía nacer de un tiempo anterior, más oscuro.
Camiones circulaban por las calles de Beijing, con fuertes altavoces advirtiendo a los ciudadanos no practicar Falun Gong o Falun Dafa, una práctica espiritual tradicional china de la Escuela Buda.
Los canales de televisión estatales mostraban a presentadores de noticias serios, sin parar durante días, repitiendo las difamaciones del régimen sobre la disciplina que repentinamente se había vuelto “ilegal”.
A los estudiantes y maestros les hicieron involucrarse en “sesiones de lucha” contra Falun Gong, para adoptar la actitud “correcta” sobre la “religión desviada”. Si no lo hacían eran expulsados de sus clases o echados de sus trabajos.
Y a los practicantes de la pacífica disciplina, que peticionaron a las autoridades chinas para que detengan la erradicación de su fe, se los arrestó y detuvo en campos de trabajo y cárceles. Allí les lavaron el cerebro y los torturaron, y en algunos casos incluso fueron asesinados por rehusarse a renunciar a sus creencias.
Fue una atmósfera política diseñada para aterrorizar y silenciar.
“El Partido Comunista Chino pensó que los practicantes de Falun Gong no se atreverían a resistirse o hablar contra ellos”, dijo en una entrevista reciente Zhu Deming, un diseñador de interiores millonario que comenzó a practicar Falun Gong en 1998.
Por supuesto, eso fue lo que él hizo.
Wang Jie, quien falleció de las heridas provocadas bajo tortura. (Minghui.org)
Zhu, su esposa y su sobrino fueron consumidos por la injusticia de la persecución, un intento explícito de destruir toda su fe, y presentaron un recurso legal en las propias cortes de China. El 25 de agosto de 2000, Zhu y su sobrino (el nombre de su esposa fue retirado a último minuto) presentaron una querella penal contra el entonces líder del partido, Jiang Zemin, por su rol al ordenar la persecución.
Su atrevimiento terminó en el arresto de Zhu Keming y Wang Jie, su sobrino, a lo que le siguió un largo encarcelamiento, horrendos abusos bajo custodia, y luego finalmente la muerte de Wang. Wang fue liberado luego de sufrir extrema tortura en detención y sucumbió por las heridas seis meses más tarde. Zhu salió de prisión cinco años después, raquítico, sin cabello y con nueve dientes menos.
De estricto supervisor a abstemio
Practicantes de Falun Gong en Chengdu, provincia de Sichuan, antes de que comenzara la persecución en 1999. (Minghui.org)
Las prácticas de energía interna, conocidas como qigong, se hicieron muy populares en China durante los ’80 y los ’90, debido principalmente a los beneficios para la salud que sentían sus practicantes. A pesar de las influencias espirituales embebidas en el qigong, los dirigentes ateos comunistas de China apoyaban la llamada “fiebre del qigong” y establecieron institutos de investigación que publicaron estudios serios sobre el fenómeno.
Falun Gong fue la práctica estrella de qigong durante los años ’90. En 1992, el fundador de Falun Gong, el Sr. Li Hongzhi, presentó los ejercicios al público y no cobró la acostumbrada cuota de membresía. Siete años más tarde, una encuesta oficial del Partido Comunista Chino estimó que 70 millones de personas en China, de un amplio segmento de la población, desde cocineros y personal de limpieza hasta soldados y secretarios de líderes de la élite del partido, practicaban Falun Gong.
Duan Wei, la esposa del diseñador Zhu Keming, dijo que ella comenzó a cultivarse en Falun Gong luego de ser testigo con sus propios ojos de su eficacia curadora.
En un parque de Beijing, Duan se encontró con un practicante al que se le había diagnosticado cancer de hígado en etapa 4, pero que se veía perfectamente sano. “Como médica, yo puedo saber si alguien tiene problemas del hígado, corazón o riñones con solo verle la cara. Pero su rostro no concordaba con los diagnósticos médicos”, dijo Duan, una reconocida médica que contaba entre sus pacientes a generales del partido y funcionarios veteranos del gobierno en el sudeste asiático. Ella habló en Taiwán en una entrevista con New Tang Dynasty Television (NTD), una televisora china independiente que junto con La Gran Época, es parte del Epoch Media Group de Nueva York.
Practicantes de Falun Gong junto con sus hijos en Beijing antes de que comenzara la persecución en 1999. (Minghui.org)
Duan le hizo conocer Falun Gong a Zhu Keming luego de que comenzaron a salir en 1998. Para Zhu, que por años estuvo ocupado en amasar su fortuna, el principal atractivo de Falun Gong era el aspecto de la autocultivación. El mejoramiento del propio ser viviendo según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
Los trabajadores de Zhu estaban fascinados con los cambios en el comportamiento y hábitos de su jefe: Zhu, el duro supervisor se volvió más comprensivo y cortés, y pasó de tomar docenas de botellas de fuerte vino chino de arroz y cerveza cada noche, a ser abstemio.
Wang Jie, en ese entonces de 36 años, era uno de los trabajadores de Zhu y practicante de Falun Gong. Él le había contado a su tía Duan que su pretendiente no era una persona fácil de llevar, pero cambió su opinión luego de darse cuenta de que Zhu estaba constantemente mejorando su carácter según las enseñanzas de Falun Gong. Zhu y Duan se casaron luego.
El día es la noche
Más de 10.000 practicantes de Falun Gong en una manifestación pacífica cerca de Zhongnanhai en Beijing el 25 de abril de 1999. (Minghui.org)