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51- El aquí-ahora es tu Hogar: la experiencia del Yo Soy.
Tu verdadero Hogar es el aquí-ahora. Tu Hogar no es un espacio físico; no es un sitio o lugar donde tengas que estar o al que debas llegar; tampoco es un determinado plano dimensional; ni un sentimiento, pre-sentimiento, emoción o intuición. Nada de esto: tu Hogar es el momento presente. ¿Por qué? Porque el aquí-ahora es la vida: la vida misma, la vida en sí, la vida por sí. El pasado no es la vida: lo fue cuando fue presente (por ello, las experiencias que en aquel momento vivenciaste se incorporaron a ti, a tu consciencia, para siempre, sin necesidad de que te esfuerces en recordarlas con la mente), pero ya no lo es. Y el futuro… ni siquiera alguna vez lo ha sido y nunca lo será. La Vida es tu Hogar y la vida es el aquí-ahora. Es elemental, pero las autolimitaciones mentales dificultan que te des cuenta de algo tan natural… Cuando la gente habla de volver al Hogar, de encontrar el propósito de su vida o de cosas semejantes no se percata de que todo eso es barullo de la mente y del ego: el coche –el yo físico, mental y emocional- en reacción. Apartado de ese ruido mental, el Conductor -lo que realmente eres, somos y es- sabe divinamente que el único Hogar es la Vida y que el propósito exclusivo de la vida radica en Vivir: Vivir Viviendo en el aquí-ahora. No en balde, a ese Conductor se le puede denominar de muchos formas. Sin embargo, más allá de los nombres, es Vida, existencia… Vivir, existir, ser… Vivir Viviendo… Éste es el genuino contenido de la dimensión subyacente del momento presente, de eso que no cambia y permanece siempre inmutable: el hecho de que vives, existes, eres. O, expresado en primera persona para que se interiorice mejor, el hecho de que yo vivo, existo, soy:
+Yo vivía, existía y era antes de encarnar en esta vida física.
+Yo vivía, existía y era cuando nací en este cuerpo.
+Yo vivo, existo y soy en cada momento de esta vida en el plano humano.
+Yo vivo, existo y soy aquí-ahora, en este momento presente.
+Y yo viviré, existiré y seré en la vida más allá de la vida porque la muerte es un imposible y el coche fallece, pero el Conductor nunca.
Este discernimiento abre las puertas a la experiencia del Yo Soy: más allá del tiempo y el espacio, por encima de todos los cambios que acontecen de instante en instante en la dimensión superficial del momento presente, vivo, existo soy… ¡Yo Soy!… En numerosos textos sagrados antiguos, por ejemplo en la Biblia, a la divinidad se le asocia con el Yo Soy. Y muchas corrientes conscienciales más recientes han insistido en ello. Esto es el Yo Soy: vivo, existo, soy… y tomo plena consciencia de ello. Y Yo Soy ineludiblemente en el aquí-ahora, que es la vida, del mismo modo que la vida es el aquí-ahora. Ni antes ni después… Por supuesto que, de momento en momento, tú y yo hemos estado y estaremos en muchos sitios, mundos y planos. Es más, somos multidimensionales. Pero la consciencia que tú y yo tenemos de este momento es aquí y ahora. Y éste, el aquí-ahora, es nuestro Hogar: nuestro espacio sagrado de libertad para experienciar plenamente el Yo Soy y, desde esta toma de consciencia, modular la frecuencia vibracional desde la que generamos las actitudes y acciones del día a día.
52- Alerta, Espacio: si tú no existieras, nada existiría.
Toma consciencia de la experiencia del Yo Soy e interiorízalo mediante esta afirmación: “Yo Soy: vivo, existo, soy… Y Yo Soy en el aquí-ahora, más allá del tiempo y el espacio y de todos los cambios que, de momento en momento, se producen en mi yo físico, mental y emocional, en mi vida y a mi alrededor”. Y para que esta consciencia y esta experiencia permanezcan presentes y no se diluyan, afiánzalas en tu corazón usando estas dos palabras a modo de mantras: “alerta” y “espacio”. ¿Qué significan?:
+“Alerta” supone mantenerte en el día a día, de instante en instante, en el discernimiento de que muchas cosas varían constantemente en ti, en tu vida y en el entorno, pero que, por encima de todo ello y en lo más profundo, hay algo que no muta y perdura inalterable: tú, el hecho de que vives, existes y eres… Yo Soy… Mantente alerta, sigue así de momento en momento, establécete a ti mismo en esta consciencia y, desde ella, desde que lo que no cambia, observa todo lo que cambia. Será así como recordarás lo que realmente eres, conservarás activo este recuerdo y, como observador, tomarás una distancia consciente con relación a todo lo observado, es decir, respecto a lo que te sucede durante tu vida cotidiana y lo que acontece en el mundo en el que vives… Terminó el olvido de lo que eres, tu identificación con lo que cambia y tu dependencia de lo exterior. La atención y la observación sustituyen a las preocupaciones y los agobios.
Emana de tu interior la Felicidad incausada -la que deriva del simple hecho de ser y vivir, la que no depende de nada que pueda o no suceder-, desaparecen todas las inquietudes y percibes como en la dimensión superficial del momento presente todo varía y, a la vez, todo pasa: por ejemplo, en una enfermedad o te curas o te mueres, pero aunque te mueras tú sigues existiendo, en realidad no te mueres porque sigues viviendo, sólo que te trasladas de escenario, más no te puede ocurrir… Tú mantente alerta. No te confundas. Vive la experiencia, pero no te identifiques con ella.
+”Espacio” representa darte cuenta de que tú -tu Yo Soy- eres el espacio donde la vida acontece, se despliega en el aquí-ahora y se desarrolla… Observa la vida que te rodea y date cuenta de que toda ella no sería posible si tú no estuvieras ahí para hacerla posible desde tu Yo Soy y de que, por tanto, nada existiría si tú no existieses. Tienes la falsa creencia de que si tú no existieras la vida continuaría (la gente, tu ciudad, el mundo…). Sin embargo, esto es una ficción mental: si yo no vivo nada existe. La vida existe porque yo existo. Yo soy el espacio donde la vida se está desplegando. Y esto lo puede decir cualquier ser, porque el Yo Soy es el espacio donde todo se desenvuelve: la Creación y el Cosmos son como una gran esfera sin límites, infinita, donde cada punto de ella es, a la vez, la esfera entera… La vida sin mí no existiría. Y a partir de ahí, interacciono con la vida y empiezo a adquirir una percepción de ella muy distinta porque la vida ya no es distinta a mí. Yo Soy, existo, vivo… Y la vida, a su vez, soy yo porque está siendo y se está desplegando en mi existencia. Si yo no existiera, la vida no existiría en ninguna de sus manifestaciones y modalidades.
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