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Cuando nuestro gran científico, el Dr. Robert Millikan, era joven y muy pobre, estableció una meta para sí mismo. Condensando su sueño de grandeza y seguridad en una sencilla afirmación, silenciosamente repitió el pensamiento una y otra vez. Hizo esto hasta que la sensación de grandeza y seguridad desplazó a todos los demás pensamientos fuera de su conciencia. Estas son sus palabras: «Tengo un ingreso abundante, estable, confiable, coherente con la integridad y el beneficio mutuo.»
Como he dicho repetidamente, ¡todo depende de tu actitud hacia ti mismo! Lo que tú no afirmes como verdad de tí mismo, ¡no puede desarrollarse en tu vida!
El Dr. Millikan escribió su sueño de grandeza y seguridad en primera persona del presente. Él no dijo: «Yo seré grande», o «Yo estaré seguro», dando a entender que no era grande y seguro. En cambio hizo de su sueño futuro un hecho presente, diciendo, «Tengo un ingreso abundante, estable, confiable, coherente con la integridad y el beneficio mutuo.»
Si buscas realizar tu sueño futuro, debe convertirse en un hecho presente en tu mente. Debes experimentar en la imaginación lo que experimentarías en la realidad si hubieras logrado tu objetivo; pues el alma, imaginándose a sí misma en una situación, asume los resultados de ese acto imaginario. Si no es así, el objetivo permanece incumplido.
El propósito de esta enseñanza es agitar lo más alto en ti para la confianza y la auto afirmación. El mandato que constantemente se nos da en las Escrituras es elevarse. Si queremos entender la razón de esto, hay que reconocer que el universo, entendido internamente, es una serie infinita de niveles, y el hombre es lo que es, de acuerdo a dónde él está en esa serie.
A medida que aumentamos nuestra conciencia, nuestro mundo se conforma en armonía con el nivel al que nos hemos elevado. Aquel cuya oración le ha sido concedida, se eleva desde su oración a una persona mejor.
Para cambiar tu estado actual, tú, como el Dr. Millikan, debes elevarte a un nivel más alto de conciencia. Esta elevación se logra afirmando que tú ya eres lo que quieres ser, y asumiendo la sensación de tu deseo cumplido.
El drama de la vida es psicológico, provocado por tu actitud y no por tus actos. No hay otra escapatoria de tu situación actual que una transformación psicológica radical. Todo depende de tu actitud hacia ti mismo, ya que lo que no afirmes como verdad de tí mismo, no se desarrollará en tu vida.
Los hombres mansos de los evangelios no son los proverbiales pobres, serviles felpudos, como generalmente es concebido un hombre manso, sino los del mundo del doctor Millikan que, aunque pobre e inexperto, se atreven a asumir la riqueza y la grandeza.
Estos son los hombres que heredan la tierra. Cualquier concepto de ti mismo menor que el mejor te roba, y la promesa es: «Bienaventurados los mansos, pues ellos heredarán la tierra.»
En el texto original, la palabra traducida como «manso» significa «domesticado, como se domestica a un animal salvaje.» Una mente domesticada se puede comparar a una vid podada de la cual se dice: «Contempla esta vid. La encontré como un árbol salvaje cuya fuerza desenfrenada se había hinchado en ramas irregulares. Pero yo podé la planta y creció atemperada en su vano dispendio de hojas inútiles, y anudada como ves en estos limpios racimos llenos para recompensar la mano que sabiamente la hirió.»
Un hombre manso es tan auto-disciplinado que ve sólo lo mejor y piensa sólo lo mejor. Él es el que cumple con la afirmación, «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buena relación, si hay alguna virtud y si hay alguna alabanza, pensad en esas cosas.»
Nos elevamos a un nivel más alto de conciencia, no porque hayamos frenado nuestras pasiones, sino porque hemos cultivado nuestras virtudes. En verdad, un hombre manso es el que está en completo control de sus estados de ánimo. Y ellos son los más altos, porque el que desee caminar con lo más alto, debe mantener un alto estado de ánimo.
Es mi creencia que todos los hombres pueden cambiar el curso de sus vidas. Yo creo que la técnica del Dr. Millikan de hacer de su deseo un hecho presente es de gran importancia. Su alto propósito fue ser de beneficio mutuo, que es, inevitablemente, la meta de todos nosotros. Es mucho más fácil imaginar el bien para todos, que ser puramente egoísta en nuestra imaginación. Por nuestra imaginación podemos cambiar nuestro futuro, y para el hombre de alto propósito, esta es una medida natural.
Si eres observador, notarás el rápido eco o respuesta a cada estado de ánimo tuyo y lo relacionarás con las circunstancias de tu vida diaria. Cuando entiendas la relación entre las circunstancias, sabrás que cada uno que encuentres es parte de ti mismo.
En la creación de una nueva vida, debes comenzar con un cambio de estado de ánimo, que abre la puerta a un nivel más alto. Comienza ahora a moldear tu vida alrededor de una comunidad de altos estados de ánimo.
Los individuos, así como las comunidades, crecen espiritualmente en proporción a sus ideales más altos. Si tu ideal es bajo, te hundes en sus profundidades, pero si es exaltado, te elevas a alturas inimaginables. Debes mantener un alto estado de ánimo si quieres caminar con lo más alto.
Todas las formas de imaginación creativa implican elementos de sentimiento, pues es el fermento sin el cual ninguna creación es posible. No hay nada malo en el deseo de trascender tu estado actual. El mundo no progresaría sin la insatisfacción del hombre consigo mismo.
Es natural buscar una vida personal más bella. Es bueno desear una mayor comprensión, salud y seguridad. Esto se afirma así de hermosamente en el capítulo 16 del Libro de Juan, «Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre. Pedid, y recibiréis para que vuestro gozo sea pleno.»
¡Acepta mi reto! Encarna un nuevo y más alto valor de ti mismo como el doctor Millikan hizo. Una nación no puede exhibir una mayor sabiduría en la masa de la que genera en sus unidades. Por esta razón, siempre he predicado la autoayuda. Sabiendo que si encarnamos un nuevo y más alto concepto de nosotros mismos, toda otra ayuda estará a nuestro servicio.
El ideal que sirves y esperas lograr está listo y esperando para una nueva encarnación, pero es incapaz de nacer a menos que tú le ofrezcas paternidad humana. Debes asumir que ya eres lo que esperas ser y vivir como si lo fueras.
Debes saber, como el doctor Millikan hizo, que tu asunción, aunque falsa para el mundo externo, se solidificará en hecho por tu persistencia. El hombre perfecto no juzga según las apariencias, sino que juzga rectamente. Él escucha lo que quiere escuchar y ve sólo el bien. Conociendo la verdad que le hará libre, es conducido a todo lo bueno.
El carácter es en gran parte el resultado de la dirección y la persistencia de la acción voluntaria; por lo tanto piensa verdaderamente y tus pensamientos alimentarán el hambre del mundo. Habla verdaderamente y cada palabra será una semilla fecunda. Vive verdaderamente y tu vida tendrá un gran y noble credo.