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Repetir el mismo titular, una y otra vez, indica que no hay demasiada novedad. A veces, sin embargo, la falta de un cambio, de un giro de tendencias, es mucho más peligrosa que la simple noticia. Los récords de temperatura se están batiendo a marchas forzadas y pequeño parece cualquier compromiso. Este febrero vuelve a batir récords. Alerta máxima, cambio mínimo.
La temperatura media global batió el mes pasado un nuevo récord para un mes de febrero desde 1880, cuando se empezaron a recopilar datos. Así se desprende del registro hecho público por la NASA el pasado fin de semana, según el cual la temperatura media en toda la superficie terrestre fue superior en 1,35 grados centígrados a la media de los meses de febrero del periodo 1951-1980, el que la administración espacial estadounidense toma como escenario base.
La superación de este récord histórico es una constante en los últimos meses —en enero, la temperatura media excedió en 1,15 grados la media de los meses de enero previos y en diciembre fue 1,1 grados superior— y es una advertencia más de la alerta climática a la que se enfrenta el planeta de no recortar drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
El gas responsable del cambio climático bate un nuevo récord histórico
Hay dos grandes factores que han disparado los termómetros en este arranque de año: el cambio climático y el fenómeno de El Niño.
Desde inicios del pasado septiembre se sabía que este fenómeno iba a romper todos los moldes de intensidad. Cada entre tres y ocho años, la temperatura superficial del Pacífico central y oriental oscila varios grados. Esta oscilación afecta directamente a la distribución de las precipitaciones en las zonas tropicales y pueden tener una fuerte influencia sobre el clima de todo el mundo.
Su nombre científico es ENSO (El Niño Southern Oscilation), pero fue bautizado popularmente como El Niño por un pescador peruano, que determinó que las aguas del Pacífico se calentaban algunas temporadas cerca de la Navidad.
Su intensidad, al igual que su periodicidad, es irregular. El calentamiento registrado en agosto pasado se situó “entre 1,3 y 2 grados por encima de lo normal”, informó la OMM en setiembre, llegando a alcanzar variaciones de hasta 3 grados. Los datos auguraban un fenómeno extremo, y así ha sido.
Calentamiento global, un catalizador
Aunque este fenómeno climático ha podido ser el detonante, el calentamiento global en el que está sumido el planeta gracias sirve de catalizador para magnificar una situación compleja hasta convertirla en drama. A modo de ejemplo: con la misma virulencia sacudió el planeta el Niño en 1998, pero la temperatura media global ese febrero sólo aumentó 0,88 grados la media histórica. Este febrero lo hizo en 1,35 grados.
Más récords de una triste deriva climática
La NASA alerta que los récords de temperatura no son los únicos que se están batiendo. Que nueve de los diez años más cálidos de la historia se encuentren a partir del año 2000 es un drama, pero hay más. 2015 batió el récord anual de incremento de dióxido de carbono (CO2). En Hawaii, los datos recabados apuntaron a un aumento de 3.05 partes por millón (ppm), el mayor incremento en 56 años de mediciones. “Los niveles de CO2 están creciendo más rápido de lo que lo hicieron en cientos de años”, apunta Pieter Tans, responsable de la Global Greenhouse Gas Reference Networkde la NOAA. En 2016, los niveles se mantienen en la alarmante cifra de 402.59 ppm.
Hay más datos preocupantes. El hielo en el ártico durante el verano disminuye un 13,4% cada década y la extensión de hielo cae 287.000 millones de toneladas métricas por año.
Este deshielo sin freno provoca, además que el nivel del mar crezca a un ritmo de 3,4 milímetros cada año. El drama no sólo está en los datos, sino en que este incremento sólo puede frenarse con un cambio de mentalidad. La humanidad debe replantearse sus métodos de progreso o el crecimiento insostenible que todo lo domina acabará con el planeta.