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«Entre los más grandes sufrimientos, las mayores desgracias que los humanos deben sufrir, están sobre todo las que no cesan de infringirse mutuamente y que se infringen a sí mismos por la misma causa. ¿No me creéis?… Pues bien, mirad.
Cuando alguien expresa pensamientos, sentimientos, deseos que no compartís, empezáis a considerarlo como vuestro enemigo y decidís combatirle. A partir de este momento, empezáis a interpretar toda su conducta de un modo negativo, os sentís agredido por él cuando en realidad no os desea ningún mal y ni siquiera sabe lo que queréis reprocharle. Sois vosotros quienes, con vuestra manera de considerarlo, os fabricáis un enemigo y así destruís algo en vuestra cabeza y en vuestro corazón. Así pues, vuestro enemigo sois vosotros mismos, sois vosotros quienes os atacáis interiormente. Entonces, ¡decidme si esto es inteligente!»
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