Dr. C. George Boeree
Shippensburg University
Traducción: José Silvestre Montesinos
Samsara
El Samsara es este mundo lleno de dolor y tristeza tal como lo conocemos. Todos los seres de este mundo están sujetos a la ley del karma. Karma significa acto volitivo, es decir, algo que uno hace, dice o piensa y que de hecho está bajo su control. Todos los actos de este tipo tienen consecuencias morales llamadas vipaka, que significa fruto. En el Budismo tradicional, estas consecuencias pueden ocurrir en esta vida o en una vida futura.
La mayoría de los Budistas creen en el renacimiento. Para muchos, el renacimiento no es diferente de la creencia de los Hinduistas, por ejemplo, en la reencarnación o en la transmigración de las almas (pasar del viejo cuerpo que muere a uno que acaba de nacer o de ser concebido). Con un poco más de precisión, sin embargo, el renacimiento no es más que la transmisión del propio karma. Buda lo comparaba con la llama que pasa de una vela a otra. Así pues, la idea de un alma inmortal, de una personalidad continua, no es de ningún modo una parte del concepto del renacimiento.
El renacimiento y otros conceptos similares no forman parte de la mayoría de las culturas occidentales, así que muchos budistas occidentales y algunos budistas de oriente, toman el renacimiento como una metáfora, más que literalmente. El Budismo nunca ha sido una religión anclada en lo literal, así que esto no es ningún tabú. De hecho, Buda evita a menudo discutir la realidad de una u otra idea metafísica como irrelevante para la práctica del Dharma.
La imagen de la derecha es la Rueda de la Vida tibetana, que representa el Samsara. En el centro, hay un gallo cazando a un cerdo que caza a su vez a una serpiente que trata de cazar al gallo, es decir, el deseo, el odio y la ignorancia. Alrededor de ellos hay personas ascendiendo el semicírculo blanco de la vida, junto a otras que descienden el semicírculo negro de la muerte. La mayor parte de la Rueda está dedicada a la representación de seis reinos: el reino de los dioses, el reino de los titanes, el reino de los humanos, el reino de los animales, el reino de las almas en pena y el reino de los demonios, cada reino presidido por su propio boddhisattva. La parte más exterior del círculo la componen los doce pasos del origen dependiente. La Rueda al completo está sujetada por Yama, el Señor de la Muerte.
Pratitya-Samutpada
Es el origen dependiente, conocido también como producción condicionada, productos interdependientes, nexos condicionales, nexos causales… Se refiere a la idea de que, mientras permanezcamos ignorantes, apegados, y con odio, continuaremos creando karma, y por tanto, continuaremos renaciendo en este mundo lleno de dolor y sufrimiento. Se describe usando la metáfora de una rueda de la vida, en donde una cosa inevitablemente lleva a otra.
«Todos los fenómenos psicológicos y físicos que constituyen la existencia individual son interdependientes y se condicionan mutuamente unos a otros…» que es lo que nos atrapa en el samsara (The Encyclopedia of Eastern Philosophy and Religion).
- Ignorancia (avidya). «A» es ignorante del dharma. El hombre ciego no puede ver la verdad.
- Impulsos (samskara). «A», debido a su ignorancia, tiene propósitos (karma) buenos, malos o neutros y actúa a partir de ellos. Un alfarero crea un nuevo objeto de artesanía con agua y arcilla.
- Conciencia (vijñana). Estos propósitos crean un nuevo ente consciente, «B», que entra en una matriz. Un mono, que carece de autocontrol, salta de una rama a otra.
- Nombre y forma (namarupa). La conciencia «B» toma forma. Tres o cuatro hombres en un bote: el cuerpo es el vehículo que nos lleva a través de la vida.
- Las seis bases (shadayatana). «B» entra en un mundo de objetos listo para ser experimentado. Una casa con puertas y ventanas: los sentidos dejan entrar al mundo en nosotros, al igual que las ventanas dejan entrar la luz en una casa.
- Contacto (sparsha). «B» toma contacto con ese mundo de objetos. Los amantes simbolizan el contacto íntimo entre el mundo y la mente.
- Sensación (vedana). «B» tiene percepciones de ese mundo de objetos. Un hombre con una flecha en su ojo: las sensaciones pueden ser tan fuertes que nos cieguen a la verdad.
- Deseo (trishna). Las percepciones de «B» generan deseos. Un hombre que bebe: la promesa de la satisfacción de un deseo sólo conduce a la embriaguez.
- Apego (upadana). El deseo lleva a «B» a aferrarse a la vida, incluso a la muerte. Como un mono que se agarra a un árbol de frutas, nosotros nos aferramos a las cosas.
- Concepción (bhava). Y otro ser consciente, «C», es concebido. Una mujer embarazada. Una nueva vida ha comenzado.
- Nacimiento (jati). De este modo, «C», nace. Una mujer da a luz.
- Vejez y muerte (jara-maranam). Y el nacimiento de «C» lleva inevitablemente a su vejez y muerte. Un hombre viejo lleva un cadáver a su sepultura.
Y el ciclo continúa, una cosa lleva a las otras…
Samyojana
Las Diez Cadenas (Samyojana) que nos atan al samsara.
- La creencia de que existe una personalidad separada o individualidad (drishti)
- La duda de que no haya ningún deseo que satisfacer (vichikitsa)
- El apego sumiso a las reglas y los rituales (silabbata-paramasa)
- El deseo sensual (kama-raga)
- El rencor que desea el mal a los otros (vyapada)
- El deseo de una existencia material abundante (rupa-raga)
- El deseo de una existencia inmaterial (arupa-raga)
- La presunción o el egoísmo (mana)
- La impaciencia (udhacca)
- La ignorancia (avidya)
Dharmas
Los Dharmas son los elementos o partículas esenciales del universo. Un poco como los átomos, son muy pequeños, pero existen tan solo un instante, de acuerdo con la doctrina de la inestabilidad (no permanencia). Y mientras que los átomos son puramente materiales, los dharmas incluyen todos los fenómenos mentales y físicos. Me gusta pensar en ellos como pequeños flashes de luz coloreada. Yo traduciría la palabra como «chispas». ¡No hay que confundirlas con la palabra Dharma (camino), que se refiere a las enseñanzas de Buda!
Al igual que los antiguos griegos, los antiguos Budistas pensaban que habían cuatro elementos básicos: tierra, agua, aire y fuego. La teoría del dharma convierte a estos elementos en cualidades, o incluso verbos: el fuego se convierte en calor que se convierte en arder; el aire se convierte en frío que se convierte en soplar… En definitiva, por tanto, todas las «cosas» no son más que envoltorios que contienen estas cualidades o acciones, y están «vacías» en su interior. Esto nos lleva a una de las ideas más importantes de la Escuela Madhyamaka o Budismo Mahayana: Shunyata, que significa vacuidad.
En el Budismo Mahayana, los dharmas son considerados más como fenómenos que como átomos, y la Escuela Yogachara llegó incluso más lejos al considerarlos como algo parecido a la idea de una mente universal.
Los Skandhas
Los Skandhas o agregados son las partes del self. Algunas veces se les llama agregados del apego, que es quien produce el sufrimiento. Del mismo modo que un coche no es más que la suma de sus partes, nosotros tampoco somos nada más que la suma de nuestras partes. No hay un atman, que significa alma, self o ego, que una todas las cosas. No obstante, igual que el coche funciona a pesar de no ser más que una colección de piezas, también nosotros podemos «funcionar» como personas.
Tradicionalmente, se mencionan cinco skandhas:
- El cuerpo, la materia o la forma (rupa). Incluye el cuerpo y los órganos de los sentidos.
- Sentimientos o sensaciones (vedana). Sentimientos agradables, desagradables y neutros, fruto del contacto entre los órganos de los sentidos y los objetos, además del contacto entre la mente (manas) y los objetos mentales (ideas, imágenes…).
- Pensamientos o percepciones (samjña). Reconocimiento de objetos: forma, sonido, olor, sabor, impresiones corporales, objetos mentales.
- Voluntad, actos mentales o formaciones mentales (samskara). Volición, atención, discriminación, alegría, felicidad, ecuanimidad, resolución, esfuerzo, compulsión, concentración, etc.
- Conciencia (vijñana). Es la conciencia que precede al reconocimiento de los objetos, es decir, la cualidad de ser capaz de ver, escuchar, oler, saborear, la kinestesia, la ideación.
Los últimos cuatro son llamados naman, nombre, refiriéndose a la mente. Namarupa (forma de nombre) es por tanto el término budista para designar a la persona, mental y física, que es en cualquier caso anatman, sin alma o esencia.
Ayatana son los seis campos del naman: vista, oído, olfato, gusto, tacto y mente, así como los objetos de estos seis sentidos.
La escuela Yogachara añade alaya-vijñana, una conciencia «almacén», similar a la idea de Jung del inconsciente colectivo. Lo que se almacena allí son las bijas o semillas, que son tendencias innatas que provienen de nuestra historia kármica. Éstas se combinan con manas o ego para formar esa ilusión que es la existencia ordinaria. Al apaciguar la mente, la conciencia almacén se hace idéntica al tathagata, que es la cualidad de «ser tal como se es», o la mente del Buda.
Chitta significa mente o conciencia. Para los Yogachara, todo es en última instancia chitta. Por esta razón, los Yogachara son llamados los chitta-matra, «nada más que la conciencia», o escuela idealista.
http://webspace.ship.edu/cgboer/rueda.htm
Rueda de la Vida tibetana, que representa el Samsara.