«Supersticiones populares, origen, cábalas para la suerte»

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Superstición” proviene del latín “super” (sobre) y “statuens” (establecer), locución que remite a lo sobreentendido, lo que todo el mundo sabe que es así, sin necesidad de buscarle una explicación lógica. Etimológicamente, podríamos referirnos además a la palabra “superstitio”, también de origen latino, que figura en el diccionario como una creencia “extraña a la fe religiosa y contraria a la razón”. Según el doctor en medicina y escritor Charles Panati, las primeras supersticiones datan de, al menos, 50 mil años, cuando la vida del hombre estaba tan llena de peligros y penalidades que acabó desarrollando creencias y costumbres supersticiosas de todo tipo para tranquilizar su ánimo.

Incluso hay quienes la dan como un hecho humano per se, pues “la superstición no se puede ajustar a una definición cualquiera, ya que es más que una creencia, es un modo de vida que rige al hombre desde que éste existe” y la remontan a los primeros balbuceos del “homo sapiens”. Lo prueban los vestigios de hace más de 500.000 años, cuando ya se daban comportamientos de tipo supersticioso en las Colinas del Hueso del Dragón, cerca de Beijing, y hace 200.000 años en Europa central. Lo cierto es que desde sus comienzos el hombre trató de explicar su mundo y los misterios que le rodeaban de una manera “sobrenatural” o supersticiosa.

El hombre primitivo, al buscar explicaciones para fenómenos tales como el rayo, el trueno, los eclipses, el nacimiento y la muerte, y desconocedor de las leyes de la naturaleza, creó un andamiaje de rituales y tabúes que le permitieron no sólo comprender los fenómenos naturales, sino también protegerse de un entorno hostil habitado por innumerables espíritus invisibles. Por otra parte, el milagro de que un árbol creciera a partir de una semilla o la aparición de una rana a partir de un renacuajo, confirmaba una intervención ultraterrena: los dioses. Con una existencia cotidiana llena de peligros, llegó a la conclusión de que “su” mundo estaba poblado por unos espíritus vengativos que superaban en número a los benéficos.

Ésta es una de las razones por las que entre todas las creencias supersticiosas que hemos heredado tienen preponderancia los medios destinados a protegernos contra el mal, tales como amuletos, talismanes y acciones predeterminadas. De la misma manera, asignó a determinados eventos y objetos la propiedad de influir positiva o negativamente en su vida diaria y futura. Precisamente, la manifestación supersticiosa más común es su aplicación en forma de “buena” o “mala” suerte según los acontecimientos diarios.

Explicación del Origen de Algunas Supersticiones o Creencias Populares:

Cruzar los dedos

Cuando se formula un deseo, se dice una mentira o se encuentra uno ante un peligro, es costumbre cruzar los dedos, concretamente el mayor sobre el índice. El gesto, que evoca una cruz, conjura la mala suerte y aleja las influencias maléficas, según los supersticiosos. Desde los primeros tiempos del cristianismo se creía que, replegando el pulgar bajo los otros dedos, se alejaba a los fantasmas y malos espíritus o bien haciendo esa operación con las dos manos y dejando que el pulgar asome entre el índice, dedo consagrado a Júpiter, y el mayor, dedo del pecado dedicado a Saturno. No obstante, algunos autores piensan que, aunque el simbolismo de la santa cruz en este gesto resulta obvio, el origen primero es mucho más primitivo que la cruz cristiana y se remonta a los más antiguos tiempos paganos.

La suerte de la pata de conejo

La extraña tradición de llevar una pata de conejo en el bolsillo para atraer la suerte no nace de este animal, sino de la liebre. En las regiones medievales de Europa existía la creencia de que las brujas se transformaban en liebres para sorber la leche de las mujeres que habían dado a luz. ¿Pero cómo nace esta creencia? Antiguamente, las cabras, vacas, cerdos, liebres y otros animales de granja entraban libremente en la casa de sus amos, ya que la familia aprovechaba su calor corporal para protegerse del frío invernal. Los campesinos criaban liebres para comérselas y las cuidaban con esmero y cariño. De hecho, por ejemplo, los antiguos britanos pensaban que estos animales eran criaturas mágicas que incluso había que evitar ingerir.

Algunos tratados de la época mencionan que las mujeres embarazadas y durante la época de lactancia acostumbraban a sentarse en un rincón del hogar y ponerse en el regazo uno de estos nobles animales para que las calentara. A cambio, dejaban que la liebre tomara de su pecho. La tradición popular; como ya se ha mencionado, aseveraba que durante la caza de brujas, éstas se transformaban en liebres y se colaban en las casas de los campesinos para salvarse del peligro. Incluso había una manera de reconocer el engaño: si la liebre, una vez atrapada, resultaba difícil de despellejar o cocinar, entonces la bruja se había transformado en animal antes de morir. La idea de que la pata de liebre trae buena suerte nació de la primitiva creencia de que los huesos de sus patas curan la gota y otros reumatismos, así como los calambres. Pero, para ser eficaz, el hueso debía tener una articulación intacta. Por ser tan parecidos, la liebre y e] conejo se unieron como frute de las supersticiones relativas a sus virtudes mágicas.

Poner la mano delante de la boca al bostezar

El gesto actual de taparse la boca cuando bostezamos no obedece sencillamente a la intención de guardar las formas, esconder la dentadura o el deseo de no difundir los gérmenes, sino que tiene un significado más profundo.

En el libro Superstitions oÍ Ireland, de Sperenza Wilde se puede leer que hacer la señal de la cruz delante de la boca al bostezar impedía que el diablo se introdujese en el cuerpo y estableciera en él su morada. Es por esta razón por lo que las madres cerraban la boca del bebé o hacían la señal de la cruz delante de ella cuando lo veían bostezar. De esta costumbre ancestral deriva el gesto actual de taparse la boca.

Levantarse con el pie derecho

La tradición dice que, para que el día no se tuerza, hay que apoyar en primer lugar el pie derecho. La respuesta a esta costumbre podría hallarse en el mundo de los pescadores. Durante el siglo XIX, ningún pescador en su sano juicio subía a bordo por babor, es decir, el costado izquierdo del barco, aunque resultara incómodo hacerlo por estribor. Parece ser que la superstición nace de la noción de que cualquier cosa zurda era antinatural una idea que se basa en que la mayoría de los seres humanos son diestros.

Por regla general, todo k que se refiere a la derecha es calificado de favorable por los supersticiosos, quizás alentados por la tradición bíblica, que dice que la derecha corresponde al camino del Paraíso y es la posición en la que están sentados los elegidos por Dios.

La izquierda representa el reverso de la moneda. Los romanos, por ejemplo, hacían presagios observando el vuelo de los pájaros: los que lo hacían hacia este lado eran de mal agüero. De hecho, en latín, izquierda se dice sinester, que dio origen al adjetivo siniestro.

Miedo a las sombras

Antiguamente, la gente crédula buscaba en las sombras que proyectaban los troncos que ardían en la chimenea la imagen de una silueta humana sin cabeza. Esto significaba que la persona que la proyectara moriría antes de la próxima víspera de Navidad. Éste era el plazo para los cristianos, pero en épocas anteriores se utilizaron otras fechas celestiales o estacionales.

No cabe duda de que las sombras ocupan una parte importante de los miedos relacionados con el cuerpo, ya que su presencia o ausencia, como le sucedía al personaje de ficción Peter Pan, estaba relacionada originariamente con creencias religiosas y paganas.

Las interpretaciones más antiguas del cuerpo y el alma afirmaban que la segunda podía, bajo determinadas circunstancias, abandonar la envoltura carnal y alejarse de camino a la otra vida. Para las culturas más primitivas, el alma estaba conectada a las sombras, cuando no eran la misma cosa. Una de las circunstancias en las que la persona podía perder el alma sucedía cuando un vampiro se acercaba por detrás y clavaba la sombra de la víctima en la pared. De este modo, el ente maligno tomaba posesión del cuerpo.

La sombra de los difuntos también había que protegerla de posibles infortunios. En la Europa medieval existía la creencia de que, si una persona moría por la noche y su espíritu —o lo que es lo mismo, su sombra— se alejaba, podía correr peligro de que cruzara por una extensión de agua -un río, un lago- y no pudiera llegar a la otra vida. En este caso, la sombra volvía al cuerpo de su dueño y se convertía en un muerto ambulante, una variedad de vampiro. De ahí nació la costumbre de algunos de tapar los barriles que contienen agua de lluvia y afán de ciertos pueblos por construir puentes.

Tocar madera

Durante muchos siglo antes del cristianismo, lo pueblos célticos de Europa rendían culto a los árboles por considerarlos los templo de la santidad y la principal presentación de los dioses era la Tierra. El árbol servía com medio para enviar la dolencia o el mal a la tierra. También se recurría a este vegetal si la mala suerte visitaba a un hombre bajo la forma de demonios o si iba a librarse una batalla. En estos y otros casos el sacerdote druida celebraba una serie de ritos y ensalmos en las llamadas enramadas sagradas, lugares que equivalía a las modernas iglesias.

Hay, además, quien dice que las supersticiones referentes a la madera también nacen del material con el que está hecha la cruz de Jesús. Resultado de estas creencias es nuestra costumbre de tocar madera como signo de la buena suerte, ya que ésta atrapa al espíritu maligno y lo hace caer a tierra.

Abrir el paraguas dentro de casa

Ningún supersticioso tendría jamás la osadía de abrir un paraguas dentro de una casa. El origen de este temor se remonta a la época en que los reyes orientales y africanos lo usaban sólo a modo de sombrilla para protegerse de los rayos solares. Debido a su conexión con el astro rey y porque también su forma simboliza el disco solar, abrirlo en un lugar sombreado, fuera de los dominios del Sol, era considerado un sacrilegio.

Es probable que la superstición se reforzara cuando los paraguas llegaron a Europa y empezaron a ser empleados casi exclusivamente por los sacerdotes en los oficios de los difuntos, sin otro fin que protegerse de las inclemencias del tiempo.

Las siete vidas del gato

La excepcional resistencia y fortaleza del gato, capaz de salir indemne de situaciones en las que otros animales perecerían con toda seguridad, llevó a la idea de que este felino tenía más de una vida.

No hay duda de que sus hábitos nocturnos, sus ojos refulgentes en la oscuridad, su sobresaliente agilidad y su pose majestuosa contribuyeron a que nuestros antepasados sintieran una especial admiración e incluso veneración por este animal. Se cuenta que, por ejemplo, Mahoma se cortó la manga de su vestimenta para no perturbar el sueño de su gato que dormía sobre ella. El profeta veía en él “una criatura digna del mayor respeto y de un tratamiento afectuoso”.

La razón de que a los gatos se les otorgue popularmente hasta siete vidas tiene posiblemente un origen esotérico. Existen muchas culturas para las que los números poseen una significación concreta. En nuestro caso, el siete fue considerado en la Antigüedad un número de la buena suerte, ya que era una trinidad de trinidades” y, por lo tanto, adecuado para el felino.

Vestir de negro en los funerales

La antiquísima costumbre de vestir de negro en los funerales, muy extendida en toda la cultura occidental, pretende significar una manifestación de respeto hacia el difunto. Sin embargo, la procedencia de esta tradición no está tan clara. Distintos estudios antropológicos coinciden en señalar como su posible origen el miedo ancestral de los vivos a ser poseídos por los espíritus de los muertos. Así, en los ritos funerarios los hombres primitivos pintarían sus cuerpos de negro para impedir, al quedar camuflados, que el alma del fallecido encontrara un nuevo cuerpo donde asentarse.

Esta hipótesis es corroborada por el hecho de que los habitantes de ciertas tribus africanas cubran su piel con cenizas blancas en los funerales, escondiendo así el color negro de su epidermis a la vista de los espíritus. Algo parecido sucede también en la India, donde tradicionalmente el color del luto es blanco, en contraposición a la tez morena de sus habitantes.

Romper un espejo

Las supersticiones relativas al espejo se cuentan entre las más citadas en todo el Occidente cristiano, quizás por su uso adivinatorio. La catoptromancia, es decir, el arte de adivinar por el espejo, procede de Persia y, aunque tuvo un relativo éxito durante la antigua Grecia y la Edad Media, fue duramente perseguida por la Iglesia.

Es probable, sin embargo, que estas supersticiones obedezcan a la idea de que nuestro reflejo es otra versión del original y, si causamos desperfectos en el espejo, nos hacemos daño a nosotros mismos. Así, dañar el espejo es hacer lo mismo con el alma, y aquí es donde entra la superstición de que la rotura de un espejo trae mala suerte durante siete años. Este período se debe a la creencia de que el cuerpo experimenta un cambio en la constitución fisiológica cada siete años.

La herradura colgada en la puerta

Procedente de Italia, la creencia de que las herraduras atraen la buena suerte era muy tenida en cuenta por la gente de los pueblos. Clavada o colgada en una puerta, este objeto atraería las energías del cielo. La herradura simboliza la fuerza del caballo y su enorme utilidad, al menos en tiempos pasados, en las labores del campo y en las guerras. Vuelta al lado derecho y en posición horizontal representa la C, inicial de Cristo.

Otra leyenda atribuye a San Dunstan el haber otorgado a la herradura, colgada sobre la puerta de una casa, un poder especial contra el mal. Herrero de profesión, pero que llegaría a ser arzobispo de Canterbury en el año 959, Dunstan recibió un día la visita de un hombre que le pidió unas herraduras para sus pies, unos pies de forma sospechosamente parecida a pezuñas. Dunstan se dio cuenta de que se trataba de Satanás y explicó que, para realizar su tarea, era necesario encadenarlo a la pared. Así, el santo procuró que su trabajo resultara tan doloroso que el propio Diablo encadenado le pidió misericordia.

Dunstan se negó hasta que el diablo juró no entrar nunca en una casa donde hubiera una herradura colgada sobre la puerta. Pero no podía colgarse de cualquier forma; sus extremos debían estar hacia arriba, pues de lo contrario su reserva de suerte se vaciaba.

Derramar la sal

Mala suerte, si esto le ocurre al manipular el salero, a menos que se apresure a tomar una pizca y arrojarla por encima del hombro izquierdo “directamente a la cara del diablo”. Porque éste es el sitio desde el que Pedro Botero, es decir, el diablo, espera paciente a que nuestra naturaleza pecadora renuncie al alma para siempre. La sal arrojada no tiene otro fin que cegarlo temporalmente, para que el espíritu tenga tiempo de volver a quedar afianzado por la buena suerte. Desde la Grecia antigua, la sal ha tenido un gran poder simbólico: procede de la Madre Tierra, del mar; las lágrimas y la saliva son saladas; y conserva, condimenta y enriquece los alimentos.

Tirar de las orejas como felicitación

La oreja es objeto de numerosos simbolismos entre las civilizaciones orientales y africanas: representa desde la inteligencia cósmica del mito hindú de Vaishvánara, hasta la sexualidad para las tribus dogón y bambara, de Malí. Curiosamente, entre los chinos, las orejas largas son signo de sabiduría e inmortalidad. Se dice que las orejas de Lao-tse medían unos 17 centímetros. Se apodaba, además, orejas largas.

Muy probablemente, nosotros hemos heredado de alguna forma esta costumbre supersticiosa. Tirando de las orejas, manifestamos el deseo de que la persona felicitada tenga larga vida y adquiera cada vez mayor sabiduría.

Decir Salud al estornudar

Los egipcios y griegos veían en el estornudo un augurio. Así, era bueno estornudar por la tarde, mientras que hacerlo al levantarse de la cama o de la mesa podía ser nefasto. Aquel que había estornudado al nacer era tenido por dichoso. El estornudo hacia la izquierda era un signo de mal agüero, pero di bueno, hacia la derecha. En todos los casos, los griegos exclamaban ¡Vivid! y ¡Que Zeus te conserve! Por su parte, los romanos empleaban la expresión, ¡Salve!, ante tal circunstancia; y serían los primeros cristianos quienes sustituyeron la invocación a dioses paganos por el suyo.

Se dice que durante la epidemia de peste que hubo en Roma en el año 591, bajo el pontificado de Gregorio 1, los afectados morían estornudando, y que de tal circunstancia proviene el ¡Dios te bendiga! que más tarde se simplifica diciendo ¡Salud!, ¡Jesús! o expresiones semejantes.

Aversión al amarillo

Es superstición entre los actores, sobre todo de teatro, no salir a escena con ropa amarilla, ya que puede conducir al fracaso o a cosas aún peores. La razón de este miedo escénico reside en el dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673), llamado Moliére.

En febrero de 1673, Moliére estrenó el ballet-comedia El enfermo imaginario, que toma por blanco de su sátira a los médicos. Pocos días después del estreno, en plena representación, el dramaturgo se sintió indispuesto y murió unas horas más tarde en su domicilio. En la representación, Moliére vestía ropas de color amarillo.

El gato negro

En el mundo del misticismo, los gatos son portadores de un poder mágico infinitamente superior al del hombre. Con toda probabilidad, esta antigua creencia deriva de la adoración a la diosa egipcia Bubastis, que tenía forma de gato. Los egipcios estaban convencidos de que los gatos poseían alma, y prueba de ello son los restos momificados de estos felinos, que se cuentan por miles, hallados en las excavaciones arqueológicas.

En la Edad Media, las brujas convirtieron al gato negro en un elemento imprescindible para efectuar sus rituales y hechizos. Hoy en día, los supersticiosos temen al gato negro que se cruza en su camino. Este hecho representa con claridad el conflicto que existía entre la Iglesia, la cruz y las prácticas paganas de la brujería.

Pasar por debajo de una escalera

Ésta y otras supersticiones asociadas a las escaleras están relacionadas con el miedo al patíbulo. Antiguamente, debido a la gran altura que éste solía tener, había que usar una escalera de mano para colocar la soga en la posición correcta, así como para retirar después el cadáver del condenado. Cualquiera que pasara por debajo de la escalera corría el peligro de encontrarse con el muerto. De ahí viene la superstición.

Viernes 13

Desde tiempos remotos, el número 13 ha sido fatídico, debido principalmente a la muerte violenta que sufrieron varios dioses decimoterceros de la Antigüedad y ¡cómo no!, a la suerte del decimotercer invitado en la Última Cena de Jesús. Por otro lado, el viernes adquirió en el mundo sajón su reputación de día nefasto debido a la muerte de Jesús. Obviamente, la coincidencia del número 13 y del día viernes no puede ser de peor agüero.

Colocar flores en las tumbas

En la actualidad, se adornan las sepulturas con flores como muestra de afecto, pero la intención original no era otra que la de proporcionar algo vivo con el fin de dar felicidad. La corona circular, colocada sobre la tumba o la puerta principal del cementerio, encerraba simbólicamente el espíritu y le impedía volver.

LISTA DE ALGUNAS SUPERSTICIONES

• Las mariposas azules son símbolo de buen augurio.
• Conservar un dólar en la cartera traerá mucho dinero.
• Colocar elefantes de espalda a la puerta en números impares, atraerá buenas cosas para los habitantes de la casa.
• Cuando se siente picazón en la palma derecha de la mano, significa que pronto se recibirá dinero.
• Al colocarse mal una o ambas medias debe dejárselas así hasta las 12 pm, pues esto traerá suerte.
• Tocar madera cada vez que se expresa un deseo, hará que éste se cumpla.
• A quien se corte las uñas los lunes, nunca le dolerán las muelas.
• Cuando alguien se jacta de algo, por ejemplo “nunca me he roto un hueso”, tiene que tocar madera inmediatamente para que continúe la buena suerte que hasta ese momento le ha acompañado.
Si se rompe un espejo existe un remedio para contrarrestar su maleficio: recoger los trozos del espejo y meterlos en un cubo con agua durante siete días y siete noches.
• Trae buena suerte encontrar por la mañana a alguien con una pata de palo. No hay que mirar hacia atrás y seguirlo con la vista porque entonces se tendrá un disgusto.
• Poseer objetos de madera perfumada es augurio de buena suerte.
• Si se derrama sal, el remedio es coger un poquito de la sal derramada y tirarla hacia atrás por sobre el hombro izquierdo.
• El mal agüero que provoca escuchar o decir la palabra “culebra”, se contrarresta exclamando “¡Lagarto! ¡Lagarto!”. Sobre la cama, nunca…
• Si se coge un lagarto con la mano y se lo lame de la cabeza a la cola, se adquirirá el poder de curar quemaduras con la lengua.
• Pasar un huevo por los párpados mejora la vista.
• Se alarga la vida si se come el primer huevo puesto por una gallina negra.
• Si un huevo tiene dos yemas traerá buena suerte a la persona que lo rompa y lo descubra.
• Los niños que juegan con fuego se orinarán en la cama.
Un plato con sal debajo de la cama de un enfermo absorbe el mal y lo protege contra otras enfermedades.
• Si se ve una araña por la mañana augura una mala semana, al mediodía pronostica una alegría y por la noche vaticina que se cumplirá un deseo.
• Cuando una araña teje, alguien prepara un engaño.
• Las arañas pequeñas son portadoras de buena suerte y si se encuentra una, hay que tirarla por encima del hombro izquierdo.
• Si se mata una araña o se destruye una tela se atraerá la mala suerte.
• Si se ve una araña bajar por el hilo, lloverá; en cambio, si sube, hará buen tiempo.
• Si se echa sal en los rincones de las cuadras el día primero de abril se evitan las enfermedades del ganado.
• Es un augurio de muerte que los palillos chinos queden de pie en un cuenco de arroz.
• Trae mala suerte ver un búho de día.
• Si una vela se apaga durante una ceremonia, los espíritus malignos andan cerca.
• Si se deja caer un paraguas al suelo, habrá un asesinato en la casa.
• Para contener hemorragia nasa hay que hacer una cruz con dos pajitas de enea arrancadas del asiento de una silla y ponerlas en la coronilla del paciente, aunque también sirve colocarlas en el hombro del paciente.
• Las hemorragias nasales se contienen poniendo en la espalda del paciente dos cuchillos cruzados o levantando el brazo contrario al orificio nasal por donde se sangra y poniendo una llave de hierro en la nuca.
• Para contener la hemorragia en un parto hay que reunir todos los hierros y cosas que hagan ruido para tirarlos por sorpresa bajo la cama de la parturienta. La hemorragia se corta por el susto recibido.
• Da buena suerte tocar la chepa de un jorobado.
• Encontrarse con un cojo es signo de una desgracia o de un disgusto.
• Cuando se arranca una verruga, la sangre que cae del lugar donde estaba hace que crezcan nuevas verrugas.
• La comida se perderá si se la revuelve en sentido contrario al del movimiento del Sol.
• Las tijeras que apuntan a una persona indican que si ésta es soltera, nunca va a casarse, y si es casada, que será objeto de infidelidad.
• Cuando unas tijeras caen al suelo, la persona a la que dirigen su punta será víctima de un mal o desgracia inmediata.
• Nunca se debe regalar tijeras, salvo que se dé a cambio una moneda o se pinche previamente a la persona que es destinataria del regalo.
• Dos personas al mismo tiempo no deben retirar la mesa (utensilios y manteles), pues una de ella morirá ese año.
• Dejar restos de la cena en la mesa durante toda la noche trae mala suerte.
• Trae mala suerte si se cae la comida del tenedor en el camino del plato a la boca.
• Si durante la noche la mesa queda cubierta por un mantel blanco, pronto habrá una muerte en la vivienda.
• Da mala suerte regalar cuchillos, porque quiebran la amistad.
• Si una mujer desea quedar embarazada debe plantar perejil, aunque si lo come lo evitará.
• El pelo crece si se unta con perejil machacado en un almirez de madera.
• Una paloma cortada por la mitad y colocada a los pies del paciente baja la fiebre. Si se la pone en la cabecera cura los dolores de cabeza, el delirio, la melancolía y la locura.
• Si se ven palomas bañándose es señal de que pronto habrá un cambio del tiempo.
• Nunca se debe dejar que un novio vea el vestido de su novia antes de la entrada a la iglesia o al juzgado.
• Si el novio lleva la corbata torcida el día de la boda significa que será infiel.
• Los invitados a una boda deben tirar arroz a los novios para asegurar su descendencia.
El día de la boda la novia no debe ponerse perlas, pues éstas simbolizan lágrimas y traerán así muchas a lo largo del matrimonio.
• No hay que casarse en enero para no tener problemas económicos a lo largo de todo el matrimonio.
• Se debe quemar el cordón umbilical de los niños porque si es comido por un perro o un gato, el niño será un delincuente.
• Si dos personas bostezan a la vez tendrán alguna coincidencia en sus vidas.
• Si dos personas bostezan, una después de la otra, la última que ha bostezado tiene buenas intenciones respecto de la primera.
• Es de mal agüero derramar de forma involuntaria la sal o que se caiga un salero: el responsable de ese fatal descuido verterá tantas lágrimas como granos de sal se hayan desperdigado.
• Quien pisa la sal derramada tendrá disgustos y si se trata de alguien que va a casarse pronto, no cumplirá este propósito.
• Aquel que persiga quebrantar la felicidad de unos recién casados le basta con echar sal en el lecho nupcial.
• Los niños que nacen con dientes traen mala suerte y su porvenir es acabar siendo delincuentes.
• Si a un niño le salen pronto los dientes su madre quedará embarazada de nuevo enseguida, pero el niño recién nacido no tendrá una vida muy larga.
• Si a un niño le salen primero los dientes superiores tendrá una larga vida. Por el contrario, si le salen primero los inferiores, su vida será corta.
• Quien tiene los dientes incisivos superiores separados tendrá riqueza, prosperidad y viajará con asiduidad.
• Si se sueña que un diente sobresale de los demás o se cae augura una desgracia familiar. Si el diente es arrancado es mal presagio y si se ve un diente perfecto significa un incremento patrimonial.
• Cuando salen granos en la lengua es señal de que se ha dicho una mentira.
Se debe cortar las uñas en lunes para que no duelan las muelas.
• No deben cortarse las uñas en viernes por ser éste un día nefasto.
• Para que no salgan padrastros, no se debe cortar las uñas en días de la semana que tengan erre.
• El que se corte el pelo en viernes criará sarna o piojos.

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