29 de mayo de 2016
Rayos que bajan dentro de un cilindro vertical, desde una nave cigarro oculta invisible con tecnología muy avanzada, quizás no humana, o negociada con humanos del Pentágono.
Lo que son el final de las descargas de energía altísimamente concentrada tiene que ver con las flechas o rayos de tungsteno del proyecto Thorn que ya usaron los Yiddish contra China en Tainjin desde sus pequeñas naves en el espacio el verano pasado 2015, y otro centros químicos para potenciar la explosión.
Un gran colisionador de hadrones como el CERN podría también provocar una atmósfera de rayos concentrados en zonas de alta condensación de humedad y nubes compartimentadas artificiales fruto de la mezcla de los chemtrails con electromagntismo Haarp y a una larga distancia dirigidos con la precisión y potencia justa del haz.
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Hoy en en Paris y en Alemania, rayos han causado una cuarentena de heridos, sin una explicación científica.
El fenómeno lo expliqué hace dos años y estaríamos ante una alianza de la que ya se ha hablado muchas veces, de tecnología a cambio de humanos para la experimentación. Se trata de una amplia condensación de humedad en la atmósfera baja más próxima a la tierra, y en un medio húmedo de tierra húmeda con es el suelo de un parque, un bosque o una montaña. No resultaría en una superficie asfaltada o de cemento pues no crea una superficie de conducción eléctrica. Es parte del proyecto Blue Beam y es creado por las antenas electromagnéticas del Pentágono como parte de su plan de terror y Agenda 21 que también fue aprobada en Nueva York en la visita del siniestro ateo Francisco.
LOS SONIDOS DE ULTRATUMBA