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El 11 es el primero de los números maestros y simboliza la introspección, la intuición y el mundo espiritual.
Es el número de aquellos que pueden estar destinados a alcanzar la iluminación espiritual. Su esencia simbólica nos habla de la unión de lo femenino y lo masculino, de la esencia mortal del hombre y la inmortal del espíritu y, en definitiva, de las fuerzas contrarias que lejos de enfrentarse se unen y se complementan alcanzando juntas su forma más elevada. Esto es lo que ocurre cuándo cuerpo y alma se funden, dando lugar al ser humano, o cuándo hombre y mujer se unen en una de las fuerzas más poderosas del Universo: el amor.
Las personas marcadas por el 11
Las personas marcadas por un número maestro deben de tener claro que no son seres superiores a los demás, tan solo arrastran una responsabilidad mayor y, cuando lo desconocen, esta responsabilidad puede llevarles al desequilibrio emocional. En el caso de aquellos marcados por el 11 es algo fácil de apreciar.
Las personas marcadas por este número que tienen su espíritu equilibrado son tremendamente intuitivas y poseen una gran imaginación, lo que hace que puedan llegar a ser grandes artistas. Su capacidad para conectar consciente e inconsciente les hace ser capaces de crear mundos imaginarios, lo que en algunas ocasiones los convierte en grandes escritores. Su sensibilidad es elevada, por encima de lo normal y son tremendamente receptivas a los sentimientos de los demás. En algunos casos pueden ser excesivamente empáticos, pero si saben encauzarlo, esto les ayudará a guiar a los demás y conducirlos por el camino correcto. Pueden llegar a ser grandes guías espirituales, fantásticos psicólogos o muy buenos médicos gracias a su capacidad para conectar con los pacientes.
Cuando estas personas desconocen sus cualidades pueden llegar a sentirse abrumadas, a no entender lo que les sucede o a percibir tantas cosas del mundo que los rodea que les cuesta asimilarlo, incluso les hace daño. Por eso, cuándo hay un desequilibrio emocional, estas personas pueden convertirse en jóvenes muy retraídos, a los que les cuesta hacer amigos y que parecen vivir en su propio mundo. De adultos pueden llegar a ser solitarios y dedicar demasiado tiempo a la autorreflexión en su intento por entender todo lo que pasa por su mente inquieta.
Cómo lograr el equilibrio
Las personas marcadas por el número 11 están destinadas a grandes propósitos. Esto no quiere decir que tengan que ser todos ellos personalidades relevantes en altos niveles, pero si personas que van a aportar mucho en su entorno y que van a marcar la diferencia. Para lograr el equilibrio deben de ser capaces de encontrar ese propósito, la meta que de verdad les motive y encauce sus dones, de modo que puedan por fin sacar partido de sus múltiples cualidades.
Conseguir esto no es siempre tarea fácil y son pocos los que logran resolver sus contradicciones internas en las primeras etapas de su juventud. A menudo, esto no sucede hasta alcanzar la madurez, momento en el que son capaces de una mayor capacidad de reflexión y también de actuación. Por ese motivo, el equilibrio de las personas marcadas por el 11 suele producirse pasados los 35 años. Son pues seres que si bien comienzan tarde su auténtica andadura, lo harán bien preparados y su influencia sobre quienes les rodean será altamente beneficiosa.