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«¿Cómo no desear instruirse? ¡Hay en el mundo tantas cosas interesantes para ver, escuchar o leer! Pero de todas formas, más que dispersaros dejándoos llevar por la curiosidad, tratad de aceptar una disciplina para mejorar vuestra manera de vivir.
Porque el verdadero saber lo atraeremos a través de nuestra forma de vivir. Si no, he ahí lo que va a pasar: acumularéis conocimientos con todos los medios que tenéis actualmente a vuestra disposición, ¡y hay tantos! Pero lo que grabéis de esta manera, no vais a conservarlo mucho tiempo. Pronto, con la edad, como les sucede a tantas personas, empezaréis a quejaros de que perdéis la memoria. Sí, todo se borra poco a poco, en primer lugar porque muchos de esos detalles almacenados a lo largo de vuestra existencia, tienen realmente poca importancia, pero también porque esta vida que lleváis no influencia favorablemente vuestra memoria. No perdáis pues el tiempo en adquirir un saber que poco después os va a abandonar. Ocupaos más bien de vivir de acuerdo con las reglas divinas y la verdadera memoria empezará a despertarse en vosotros: todo lo que habéis aprendido de profundo, de esencial desde hace miles de años a través de vuestras diferentes encarnaciones, remontará poco a poco a vuestra conciencia.»
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