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61- La muerte y el tránsito: el pre-tránsito.
Reflexionar sobre la muerte y el tránsito no es otra de las muchas distracciones y obsesiones del intelecto y de la mente con relación al futuro, sino algo imprescindible para perder tanto el miedo a la muerte como el miedo a la vida que el temor a la muerte provoca.
Tomar consciencia acerca del significado y contenidos del tránsito permite vivir el aquí-ahora en libertad, que es la ausencia de miedos.
Lo cierto es que la muerte no existe, es un imposible, un fantasma de la imaginación humana. Lo que llamas muerte no es sino una puerta que se abre para pasar de una habitación a otro de la vida, de la habitación del plano físico a la habitación del plano de luz.
Y el tránsito es la fase y el proceso que hay entre las esas dos habitaciones… ¿Qué es lo que te espera cuando vivas eso que llamas muerte? Llena de consciencia todo lo que con la denominada muerte se experiencia: el pre-tránsito, es decir, antes de desencarnar; el propio tránsito; y el post-tránsito, esto es, cuando, culminado el tránsito, se accede al plano de luz… Empezando por lo primero, por el pre-tránsito, recuerda lo siguiente:
+Tú eliges el cuándo: Tú, el Conductor que eres, decide cuándo realizas el tránsito en función de las experiencias para las que encarnaste en esta vida física. No hay azar ni casualidades, sino el discernimiento acerca de que ya desplegaste las experiencias para las que encarnaste o, que en libre albedrío, has llevado tu vida por unos derroteros en las que ya no las podrás llevar a cabo.
+Tú eliges el cómo: Tú, el Conductor que eres, decides, igualmente, el cómo desencarnas: enfermedad, accidente… La forma de hacerlo no es casual y tiene que ver con la evolución de tu proceso consciencial.
+Antes de que la muerte acontezca, la vida te da señales: Desde el Conductor que eres generarás señales y percepciones en tu vida cotidiana para que desde el coche y la mente puedas darte cuenta de que el momento del tránsito se aproxima. Cosa distinta es que en no percates de esas señales dado el trasiego, el ritmo incesante y el culto a la velocidad que marcan tu vida.
+Y saldrás del cuerpo antes de que la muerte física se produzca: Llegado el momento, el Conductor que eres abandona el coche antes de que éste fallezca (de ahí las experiencias cercanas a la muerte). Por tanto, nadie vivencia el estertor de la muerte física y antes de que ésta se produzca ya estarás fuera del coche que te ha permitido experienciar esta vida física.
Tomando consciencia de todo lo anterior, vive la buena muerte, tanto cuando llegué la tuya como la de tus seres queridos y personas cercanas. La sociedad actual intenta esconder y disfrazar el hecho ineludible de que todos vamos a transitar y el momento en el que tránsito llega para dada uno, dificultando la “buena muerte”. Sin embargo, por lo que se compartirá de inmediato, es crucial no pretender ocultar o ignorar que el tránsito se acerca y vivirlo en consciencia.
62- Cada uno tiene el tránsito que necesita
Tras el pre-tránsito, llega lo que se denomina muerte, aunque no sea tal, y comienza el tránsito en sentido estricto, que es la fase y el proceso que discurre desde la salida del plano físico a la entrada en el plano de luz. Y es importante que recuerdes que, cuando se abandona el cuerpo físico y se inicia el tránsito, el estado de consciencia es exactamente el mismo que se tenía en los instantes previos a desencarnar. El hecho de dejar el coche (el yo físico, mental y emocional) no varía el estado de consciencia que se tenía encarnado en él. Esto remarca la significación de vivir en consciencia el periodo de la vida física previo al tránsito. A partir de ahí, cada uno tiene el tránsito que necesita. Así, una vez en la fase de tránsito, el flujo natural de la vida lleva a evolucionar en consciencia hacia el plano de luz. No obstante, rige el libre albedrío y cada cual vive el tránsito que necesita en función de su estado de consciencia y devenir consciencial. Concretamente, son dos los requisitos conscienciales para acceder desde la fase de tránsito al plano de luz:
+primero, percatarte de que has muerto físicamente y has abandonado el coche; y
+segundo, aceptar tal hecho, rompiendo en consciencia con todos los vínculos, lazos e inercias que aún pudieras mantener con relación al plano material.
Ambas circunstancias son condición sine qua non para introducirse en el plano de luz y representan una toma de consciencia acerca del nuevo estado de vida y existencia.
Al desencarnar, no todos realizan la toma de consciencia sobre estos dos requisitos de manera rápida: aún careciendo de materialidad, no son pocos los que se siguen viendo y sintiendo consciencialmente a sí mismos con corporeidad y se mantienen ligados y apegados a los deseos, emociones, vaivenes, quehaceres, placeres y, muy especialmente, dolores y sufrimientos de lo que fue su vida física, en la que en consciencia creen continuar estando.
La película El sexto sentido, dirigida en 1999 por M. Night Shyamalan y protagonizada por Bruce Willis, lo refleja muy bien, poniendo de manifiesto que el tránsito, además de constituir una fase de la vida que discurre entre la salida del plano físico y la entrada en el plano de luz, es un proceso consciencial en el que, cuando el fallecido, por su estado de consciencia, no accede directamente y de manera natural al “túnel de luz”, se viven experiencias que modifican tal estado e impulsan la entrada en el otro plano. Es precisamente este proceso de evolución consciencial lo que subyace en el concepto de “purgatorio”, aunque la visión religiosa lo ha cargado de tintes negativos.
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