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Cuando los rescatistas llegaron a la embarcación, encontraron unos 30 cadáveres. Se cree que murieron sofocados por la sobrecarga de pasajeros.
En el barco viajaban más de 1.000 inmigrantes que habían salido de Libia e intentaban llegar a Europa. Y todo el horror y la desesperación de quedar a la deriva en el Mediterráneo fueron registrados en las poderosas imágenes del fotógrafo Aris Messinis.
Messinis, fotógrafo de la agencia AFP, viajaba en un pequeño barco de rescate de la organización humanitaria Proactiva Open Arms, que detectó a la embarcación.
El barco había quedado a merced de la corriente en el mar Mediterráneo a unos 22 kilómetros al norte de Libia.
La mayoría de las personas que viajaban a bordo provenían de países africanos, incluidos Nigeria, Eritrea, Guinea, Gambia, Sudán, Costa de Marfil y Somalia.
Su objetivo era llegar a Italia, huyendo de la pobreza o los conflictos en sus países.
Aris Messinis logró subir en la embarcación y captó la frenética operación de rescate y la desesperación de los inmigrantes.
«Era de madera y había unas 1.000 personas a bordo repartidas en tres niveles», relata Messinis.
«Logré contar unos 22 cadáveres y había otros en la bodega de carga».
Una de las desgarradoras imágenes de Messinis muestra los cadáveres de jóvenes hombres y mujeres apilados uno encima de otro en la cubierta de un bote salvavidas mientras otros pasajeros miran aterrorizados los cuerpos.
«Se escuchaban gritos, niños llorando, hombres pidiendo ayuda, rescatistas gritándoles que se calmaran, que se sentaran y no se movieran», relata el fotógrafo al recordar las escenas de que fue testigo al trabajar en la crónica de esta tragedia.
Laura Lanuza, portavoz de Proactiva Open Arms, le dijo a la BBC ese barco de madera fue el tercero que rescataron esa mañana.
«Los detectamos como a las cinco de la mañana. Nos acercamos a ellos, les dimos chalecos salvavidas», explicó Lanuza.
«Llevaban muchas horas varados esperando ser rescatados, y después tuvieron que esperar más mientras llevábamos a cabo la transferencia de su barco a nuestro barco y después al Guardacostas italiano», agregó.
«Estaban desesperados, y cuando vieron que nuestro barco se acercaba a ellos muchos comenzaron a lanzarse el agua. Era una situación muy tensa y desesperada».
Los traficantes de personas a menudo sobrecargan los barcos de pasajeros,provocando un naufragio o muertes por sofocamiento.
Algunas de las imágenes de Messinis muestran que en esta embarcación viajaban muchos niños pequeños, como éste que es levantado sobre la multitud para evitar que sea aplastado.
El número de mujeres embarazadas que viajan en los barcos de inmigrantes desde Libia se ha incrementado significativamente y, según las autoridades, ya es común ver que algunas comiencen el trabajo de parto en cuanto son rescatadas en el mar.
Según el Guardacostas italiano cuatro mujeres que estaban entre los inmigrantes rescatados en las operaciones esta semana dieron a luz cuando estaban llegando a los puertos de Italia.
Un día antes de este rescate, más de 6.000 inmigrantes, principalmente africanos que viajaban en lanchas de caucho no aptas para altamar, también fueron rescatados cerca de la costa de Libia.
El día que se llevó a cabo este rescate el Guardacostas italiano llevó a cabo otras 30 operaciones en el Mediterráneo. En total en esta semana rescataron a más de 10.000 personas.
El fotógrafo de AFP cuenta que la operación de rescate estuvo marcada por el caos, a pesar de los esfuerzos de los trabajadores de ayuda para calmar a los inmigrantes. «La gente estaba en pánico», dice Messinis.
El fotógrafo, de 39 años, ha cubierto los conflictos de Libia y Siria, y ha estado fotografiando la crisis de los inmigrantes en Europa desde hace tres años.
Pero lo que vio en esta ocasión en el Mediterráneo, dice, fue diferente.
«He visto muchas muertes, pero nada como esto», expresa. «Te hace sentir que no vives en un mundo civilizado».
Unas 3.500 personas han muerto este año realizando este peligroso trayecto por el Mediterráneo, según la Organización Internacional para la Migración (OIM),
«Esta cifra es más alta que la del año pasado y la del año pasado fue más alta que la de 2014, así que es claro que nuestras políticas no están funcionando como debieran«, señalaWilliam Lacy Swing, jefe de la OIM.
En la bodega de carga de la embarcación viajaban unas 650 personas de las 1.000 que iban a bordo, afirma Lanuza, que describió las condiciones que encontraron como «similares a las de un barco de esclavos, igual».
La operación de rescate duró en total 19 horas, según informó Proactiva Open Arms.
Al final, se recuperaron 32 cadáveres.
«Si este barco de madera se hubiera volteado, hubiéramos podido rescatar a unos 200 y otros (cientos) de ellos se hubieran ahogado», le dijo a AFP Gerard Canals, el jefe de la misión de Proactiva Open Arms.
«Casi podemos estar orgullosos de esto», agrega.