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En este mundo dual necesariamente debemos hacer la diferencia entre el Bien y el Mal, entre Luz y Oscuridad, entre Justo e Injusto, Correcto e Incorrecto, porque estos elementos coexisten, aún cuando los vemos como opuestos entre sí.
Cuando alguien no hace la diferencia correspondiente según los parámetros sociales de su comunidad, y esa actitud indiferente tampoco le acarrea ningún cargo de conciencia, la Psicología habla de “características psicopáticas”.
Científicamente es difícil definir quién es absolutamente psicópata SI y quién, absolutamente psicópata NO; esto no puede evaluarse con cifras, volcarlo definitivamente en números. ¿Podemos cuantificar con precisión el Bien o el Mal, llevarlo a índices que sean igualmente válidos para todas las culturas y personas del planeta? ¿El Bien o el Mal son conceptos objetivos o consideraciones subjetivas?
Esto haría parecer que todos, en mayor o menor grado, tenemos o hemos tenido, alguna de las características que se le asignan al Psicópata. Decía Huanchu Daoren, seguidor de la filosofía Zen, que:
“Una oruga en la basura es algo sucio, pero se transforma en una cigarra que sorbe rocío en la brisa otoñal. Las plantas enterradas no tienen prestancia, pero se transforman en brillo resplandeciente a la luz de la luna estival. Así, sabemos que la pureza surge de la impureza, y que la luz nace de la oscuridad.”
En otras palabras, algo que hoy es despreciable, mañana puede volverse apreciable, aún manteniendo la misma esencia. Caso de la oruga que se vuelve mariposa, pero que en definitiva se trata de dos estados de expresión de un mismo ser vivo. Tal vez sería sabio apreciar a la oruga pensando que en algún momento se volverá mariposa, y también apreciar el esfuerzo de la encantadora mariposa recordando que luchó por dejar de ser una simple oruga.
Busquemos un ejemplo concreto. A ciertas personas, la palabra Oscuridad puede provocarles que sientan cierta aprensión, recelo, desconfianza. En cambio la palabra Luz puede resultarles atractiva, inofensiva, apreciable, deseable. Por supuesto que la gran mayoría de las personas comprenderá exactamente la diferencia, más allá de que opte por una de ellas o por la otra. Pero ciertamente, cuando opte por una, aborrecerá a la otra. ¿Será ésta una actitud correcta?
En algún momento se me ha ocurrido contemplar que la Oscuridad puede ser sólo una frecuencia distinta de lo que consideramos como Luz, pero que de alguna forma, la Oscuridad se relacione con la Luz y la Luz con la Oscuridad, porque ambas son vibraciones.
Algunos dicen que la Oscuridad no existe, otros dicen que la Oscuridad es nefasta, otros se ven interesados en saber qué es la Oscuridad. Otros también dicen que la Oscuridad es sólo la ausencia de la Luz. Esto último sería como negar la existencia de la Oscuridad, definiéndola por defecto: “lo que no es Luz” siendo que consideramos como producto de la Luz, por tener origen en ella, a todo aquello que existe. ¿Podría ser que un hijo de la Luz pudiera no tener parte de esa Luz?
También podríamos decir que la Oscuridad se manifiesta, porque la Luz permite que así sea. Cuando se hace presente la Luz, la Oscuridad retrocede ¿No es eso justamente un homenaje, un reconocimiento a algo superior? La Oscuridad, en este caso, nos permite valorar la presencia de la Luz. En ese juego… ¿Hay compatibilidad de esencias o no?
La Oscuridad parece ser entonces una “herramienta” de la Luz que le permite a ésta última ser apreciada y reconocida como tal. Digamos entonces que Luz y Oscuridad, son dos extremos, dos manifestaciones opuestas del mismo fenómeno. Entonces, si son manifestaciones opuestas, necesariamente pertenecen al mismo Elemento, pero con polaridades diferentes y antagónicas. Carga positiva y carga negativa; polo Norte y polo Sur, vinculados por un campo de fuerza.
Dos elementos que no pertenecen al mismo origen, no serían considerados opuestos; nadie en su sano juicio diría que una vaca es opuesta a un caballo, pero sí considerará que el frío es opuesto al calor, y estos conceptos resultan asociados como expresiones opuestas de la misma magnitud: la temperatura.
Entonces… ¿No son ambas, manifestaciones de energía aunque tengan polaridad opuesta? Desde el punto de vista religioso, un Demonio es un Ángel caído. Alguien que antes fue un Ángel de Luz. ¿Un traidor a la Luz o de algún otro modo, un servidor más de la Luz?
La Luz trae respuestas, la Oscuridad las esconde. ¿Serían tan valiosas las respuestas si no fuese necesario buscarlas? Los seres humanos sólo consideramos valioso a aquello que escasea o nos cuesta conseguirlo. Nadie valora el aire, por ejemplo, hasta que llega el momento en no puede respirarlo.
Tanto la Luz como la Oscuridad parecen ser valiosas para el ser humano en el sentido en que le permiten expresarse y tomar partido. Absolutamente todo en la existencia del Universo ha demostrado tener un antagónico y existir en función de ese antagonismo, considerando desde un átomo hasta una galaxia.
Si no existiesen fuerzas de acción y reacción, no podría existir nada, porque no tendría sentido para la vida. No existiría entonces el equilibrio, para lo cual necesitamos los dos extremos. ¿No será que el equilibrio es amor? Por definición, el amor es una fuerza de vinculación.
Entre ambos extremos siempre existe una fuerza, de atracción o de repulsión, pero necesariamente debe existir un eje virtual que los vincule. ¿Qué es esta fuerza, este campo, exactamente? En el punto de equilibrio de estas manifestaciones, esté donde esté, se expresa la vida como producto de esa dinámica. Esa fuerza vincula a ambos extremos, los une o los distancia, pero si uno de ellos desapareciera, se rompería el equilibrio y el sistema dejaría de existir. ¿Por falta de amor?
¿El amor y el odio son antagónicos? ¿O son dos expresiones diferentes de la misma Energía? En algún momento nos daremos cuenta de que lo que separa a ambos extremos es solamente nuestra conciencia; tal vez llegue entonces el momento en que logremos suficiente equilibrio y amor como para acompañar la transformación de la oruga en mariposa, y del mismo modo logremos integrar a ambos extremos.
¿Será entonces el momento en que el odio se transforme en amor?
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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Odio-amor, bueno-malo, ¡que visceralidad!.
No fue/ron traidor/es, no es tan simple de explicar ni tan facil de imaginar, lo que fue creado como luz, tiene libre albedrio y eligieron su lugar. su gobierno. y su ley. Y ahi estan, en su mundo, q lo crearon x su libre eleccion. como son carentes, necesitan tomar de otros para subsistir. …depende la escuela q estudie, para algunos son los mayores idolos, sus maestros, y hasta sus padres, y para otros, son parasitos…lo escrito es claro donde hay perfecta LUZ-ser, no hay ni un apice de imperfeccion-sombra. en todo caso pasa por la cercanía o alejamiento…y eso tambien es parte del libre albedrío, de cada ser.
La posibilidad es mayor de que el amor se transforme en odio y resultando porcentualmente duplicado que este se transforme en amor.
Ambas son posibles, pero el porcentual de posibilidades es vectorialmente opuestos.
Je, je, je… Coño Reynaldo, estoy vectorialmente anonadado con tu comentario.
Te Saludo.
Como diría Robin: Recorcholis… Santas antípodas Batman.
Surfiemos la dualidad… pero no permitamos que falte la presencia del catalizador principal: el Amor.
Un mundo dual y al final es igual ,sensacional.
A mi juicio, todo ser humano viene al planeta con el bien y el mal incorporado y es el condicionamiento, positivo o negativo, el que lo orienta con la tendencia.
El buen o maltrato psicológico asimilado en la experiencia de vida es la clave, el alimento que nutre el subconsciente del ser, lo que deriva en sus anhelos, pensamientos y actos.
El bien y el mal interactúan y en acuerdo al grado de influencia de una de las fuerzas, surge o se genera la opuesta que atiende la armonía, el equilibrio y el balanceo natural. Lo que habría es tendencia e inclusive momentánea hegemonía pero no el permanente 100% de uno u otro.
Asumiendo que se presentase el caso ideal de la organización social con masivo buen trato psicológico, el mal pasaría a estar latente, inhibido mientras que el arte, la ciencia, la salud, la educación, los conocimientos, en fin, el bienestar social pasarían a primer plano. Una posibilidad y no tan fiera como le pintan. Cordiales saludos.