Adriana – Yoga y columna vertebral

Pablo Rego
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Yoga y columna vertebral: posturas de flexión hacia adelante

Así como la estructura de nuestros cuerpos está determinada por la columna vertebral y su salud, gran parte de las posturas de Yoga están diseñadas para incentivar o desarrollar la actividad en todo su recorrido.

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Si tomamos consciencia de que la columna vertebral es el eje de la salud y la serenidad, podremos establecer la importancia que tiene el trabajo de movilizar cada vertebra y cada área de la espina dorsal en la estructura de una sesión de Yoga.

Los movimientos posibles sobre la columna vertebral son: la flexión (hacia adelante), la extensión (hacia atrás), flexiones laterales y torsiones. Además, se pueden combinar estos movimientos realizando posturas que contengan, por ejemplo, una flexión y una torsión combinadas.

Es importante destacar que cada zona, naturalmente, permite diferentes grados de movilidad y que es por ello que existen también distintas posturas que hacen hincapié en la flexión de una parte específica de la columna.

Flexión hacia adelante

El Hatha Yoga clásico contiene algunas posturas típicas de flexión que están determinadas por el sentido del movimiento y por la permanencia que requiere la postura. Asanas como el arado (halasana), la pinza (patchimottanasana, que traducida literalmente significa postura de estiramiento de la parte posterior) o la cigüeña (padhahasthasana o pinza de pie) proveen los beneficios que este movimiento proporciona a la columna en particular y al cuerpo en general.

Dentro de disciplinas como Yogaterapia, en la que se consideran las posturas más específicamente como vehículos para recuperar la movilidad perdida o la recuperación de dolencias, aunque su práctica es muy válida como entrenamiento para mantener la salud, existen posturas intermedias o de mediana y baja exigencia que pueden ser utilizadas en una sesión normal de Hatha Yoga o Yoga Integral, pero que aplicadas específicamente a la estructura de una sesión terapéutica, proporcionan la posibilidad de poner a funcionar una columna rígida o con poca o muy poca movilidad.

En este sentido, asanas como la abeja (bhramraasana), la pinza con piernas flexionadas y en todas sus variantes, la liebre o el conejo (sasangasana), la fase de “lomo de gato” (o gato enojado o curvatura hacia arriba del tronco) en el ejercicio de el gato (vidalasana), la postura de el caracol (vritasana) o la de el penitente (prarthanasana), entre muchas otras, ayudan a progresar en la flexión de la columna concentrando la incidencia en áreas específicas y trayendo así, con su práctica, beneficios a todo el conjunto vertebral.

Efectos de la flexión espinal
Cuando hacemos una postura de flexión se producen varios efectos sobre las diferentes áreas del cuerpo y sus estructuras, tanto superficiales como profundas y sutiles. Desde el punto de vista del cuerpo físico las consecuencias de la inmovilidad de la columna se concentran en la rigidez casi completa de sus áreas y también su periferia, terminando por abarcar el acortamiento general de los músculos del cuerpo, incluyendo brazos y piernas.

Por lo tanto la práctica de la flexión vertebral creará, en primera instancia, el movimiento de cada vértebra y su entorno, devolviendo la salud a los discos intervertebrales que se lubricarán y se volverán más flexibles, así como a las fibras musculares que recubren las vértebras.

Para que la columna pueda flexionarse completamente hacia adelante, más allá de la activación localizada en torno a cada vértebra, será necesaria la flexibilidad de la estructura muscular de toda la superficie de la espalda, por lo que al realizar ese movimiento espinal los músculos que habitualmente mantienen la espalda en posición vertical deben estirarse.

Lo mismo ocurre con los músculos de la zona posterior de las piernas. Es muy difícil flexionar completamente el cuerpo sin que los músculos de las piernas se estiren. Por lo tanto, a medida que practiquemos posturas de flexión más profundas o intensas, podremos ir provocando mayores estiramientos en toda la zona posterior del cuerpo físico.

De todos los movimientos que la columna vertebral nos permite, la flexión hacia adelante es quizá el más utilizado, pero también el más profundo por naturaleza. Aún así la pérdida de esta dimensión del movimiento es muy habitual y el trabajo que realiza Yoga sobre ello es también intenso y consciente.

Las torsiones y extensiones son movimientos que se realizan con menos frecuencia en lo cotidiano y su estudio requiere de un capítulo específico y pormenorizado.

Los conceptos básicos referentes a la salud del cuerpo físico, los órganos y el sistema nervioso están explicados en Columna vertebral, eje de la salud y la serenidad.

En la sesión de Yoga
Una sesión de yoga puede estar organizada para alcanzar diferentes objetivos. El trabajo de la fuerza en las extremidades o en los músculos espinales, pectorales o abdominales debe estar el servicio de la salud de la zona vital que es la columna.

El entrenamiento que se realiza como activación del metabolismo, ejercicios cardiorespiratorios como los saludos y estilos como Power o Ashtanga siempre incluyen una etapa de flexión de la columna y estiramiento de la parte posterior, ya que todo lo demás sin ese momento de la sesión carecería del sentido del equilibrio que siempre busca el Yoga.

El trabajo de los movimientos sobre la columna vertebral debe estar siempre presente y ocupar un espacio preponderante en la práctica. La realización de movimientos de calentamiento, flexiones suaves, intensas y estiramiento deben estar combinados y siempre formar parte de una sesión completa de Hatha Yoga.

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