Psicología/Fátima Servián Franco
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Todos tenemos en mente a personas que viven por y para llamar exageradamente la atención de las demás. Estas personas en su grado máximo tienen una personalidad desajustada, concretamente pertenecen al grupo dramático de los desórdenes de personalidad*.
Dentro del grupo de trastornos dramáticos, emocionales o erráticos, también conocido en el DSM-IV como el grupo B de trastornos de la personalidad, encontramos un trastorno en el cual el desorden de la personalidad está caracterizado por un patrón de excesiva búsqueda de atención.
Suelen pasar desapercibidos para la sociedad debido a que suelen estar adaptados a nivel social y laboral. En cambio su talón de Aquiles está en las relaciones personales, al ser altamente emotivos y dramáticos utilizan la manipulación para conseguir lo que desean.
Este tipo de personalidades se caracterizan por perturbaciones en las dimensiones emocionales, afectivas y motivacionales. Dentro de este tipo de desordenes encontramos, según la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), el desorden de la personalidad caracterizado por un patrón de excesiva búsqueda de atención. Este desorden generalmente comienza en la edad temprana adulta, incluyendo un comportamiento seductor inapropiado y una excesiva necesidad de aprobación.
“La mayor parte de los problemas del mundo se deben a gente que quiere llamar la atención”
-Thomas Stearns Eliot-
Patrón general de excesiva búsqueda de atención
Las personas que necesitan constantemente llamar la atención suelen tener buenas habilidades sociales, a pesar de tender a usarlas para manipular a otros y convertirse así en el centro de atención, desmoralizándose si no consiguen atraer el interés de los demás.
Dependen en exceso de experimentar la vivencia de ser importantes, pareciendo así que tienen una sólida autoestima, aunque esto no es así en tanto necesitan reafirmarla con sus constantes demandas de atención. Son como los niños que se portan mal o que hacen “actuaciones” cantando o bailando con el único fin de atraer la atención de los adultos.
El patrón general de excesiva emotividad y de búsqueda de atención se da en diversos contextos:
No se siente cómodo en las situaciones en las que no es el centro de atención.
La interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor o provocador.
Muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante.
Utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo.
Tiene una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices.
Muestra autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.
Es sugestionable, puesto que es fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias.
Considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad.
“Las personas con un gran ego necesitan ser el centro de atención, ansían reconocimiento y les preocupa muy poco los demás. Por el contrario, una saludable autoestima nos permite respetar nuestros propios deseos y también los de los demás.”
-Andrew Matthews-
Personas con alta necesidad afectiva
Este tipo de personas con una alta emotividad suelen equivocarse al evaluar su propia situación personal. Carecen de realismo, dramatizando y exagerando sus dificultades. También pueden cambiar de trabajo frecuentemente, de la misma forma que suelen aburrirse fácilmente y pueden preferir dejarlo por frustración, en vez de afrontrarlo. Es por esto que siempre están buscando lo novedoso y lo excitante, lo que les suele llevar a situaciones peligrosas.
La necesidad afectiva y de atención oculta también un gran egoísmo en los casos más importantes. Normalmente a estas personas lo único que les preocupa y les importa son ellas mismas. Son muy sociables y les encanta estar rodeadas de gente, pero para ser el centro de interés. Si alguien está atravesando un mal momento no tiene gran importancia, salvo que pueda actuar haciéndose “el imprescindible” con esa persona.
También suelen ser envidiosos con aquellos que intentan eclipsarlos y competir con ellos o ellas en su búsqueda de atención. Estas personas utilizan el sexo y el atractivo físico para llamar la atención de los demás. Se creen las personas más atractivas del mundo y no tienen reparos en ser provocativas e incluso inapropiadas, pensando que los demás, realmente, están locos de deseo hacia ellas, cuando esto no tiene por qué ser así.
La gran finalidad de este tipo de personas es no pasar inadvertidas, causar sensación allá por donde vayan. Dependen en exceso de experimentar la vivencia de ser importante, pareciendo entonces que puedan tener una sólida autoestima, aunque esto no es así en tanto necesitan reafirmarla con sus demandas constantes de atención.
La recomendación desde la psicoterapia es que busquen ayuda profesional para alcanzar una autoestima sana y logren entender e integrar que existen otras gratificaciones más allá del reconocimiento externo, como es el trabajo para las personas a las que quieren o incluso para ellos mismos, cambiando las formas o las maneras de hacerlo.
“Nadie ha aprendido el sentido de la vida hasta que ha sometido a su ego para servir a sus hermanos.»
-Ralph Waldo Emerson-
*Los trastornos de personalidad son definidos como experiencias y comportamientos que difieren de las normas sociales.
Situaciones, tratos personales y experiencias que ocurren durante la niñez producen efectos traumaticos o beneficos que se expresaran mediante actitudes personales y sociales ,conciente o inconcientemente, durante el resto de su vida.
En caso de traumas o recuerdos emocionales dolorosos de cualquier tipo, son superables si se los «ve y analiza con una perspectiva angular distinta » …y se logra cortar la soga con la que arrastramos ese «carrito».
Menos inseguridades, menos miedos, menos dependencias.
Cuestión de decisión y acción.
-¿Cuántos psicólogos hacen falta para cambiar una lamparita?
-Uno solo. Pero la lamparita tiene que querer cambiar. . .