En la mitología sumeria, el mítico Dilmún era conocido como el país puro y brillante, un paraíso en el que no existían la muerte ni las enfermedades. El país de Dilmún estaba lleno de abundantes fuentes de agua de origen divino, traídas a la superficie desde los reinos subterráneos por Utu/Shamash —el dios del sol— obedeciendo órdenes de Enki. Estas aguas transformaban una tierra en un principio seca en un auténtico jardín de los dioses, en el que la diosa madre Ninhursag cuidaba de plantas sagradas. Los sumerios creían que varias deidades habían hecho de Dilmún su hogar, entre ellas el propio Enki.
Como Poseidón sumerio, Enki era el “señor del absu (abismo)” en la antigua cosmología, y se creía que había enviado a sus sabios, los apkallu, desde los abismos de las aguas para asistir a los reyes antediluvianos de Babilonia. Pero lo que hace del concepto de Dilmún algo tan singular entre los muchos míticos paraísos de la antigua literatura es que muchos investigadores consideran que habría sido un lugar real, aunque existen diversas candidaturas en relación con su posible emplazamiento.
El dios de las aguas de Dilmún (Prathap MSK / Flickr)
Algunos arqueólogos (entre ellos Peter Bruce Cornwall y David Rohl) han identificado el mítico Dilmún con la isla de Bahréin, localizada al sur de Eridu en el Golfo Pérsico. Situada entre Mesopotamia, la India y la costa oriental africana, Bahréin se convirtió en la antigüedad en hogar de influyentes intermediaros que comerciaban con mineral de cobre, diorita, oro, estaño, marfil y piedras semipreciosas, haciendo llegar estas mercancías a Sumeria, Babilonia y Asiria hasta mediados del segundo milenio a. C. Esta actividad comercial se ha atribuido a las gentes de la civilización Dilmún, que ocuparon tanto Bahréin como las vecinas costas continentales de Arabia. La isla de Bahréin estaba cubierta en el pasado de manantiales naturales, y muchos de los que no han sido arrasados por el “progreso” se encuentran aún a día de hoy en medio de las ruinas de los sagrados santuarios de hace milenios. Hay también manantiales costeros bajo el mar salado en los que el agua dulce borbotea desde los inmensos acuíferos subterráneos que yacen bajo el Golfo Pérsico. Podría haber sido simplemente esta conexión natural con el mítico abismo y el inframundo la que dio lugar a uno de los mayores misterios arqueológicos del mundo: la construcción de más de 200.000 túmulos funerarios en la isla de Bahréin hace miles de años.
Mapa del antiguo Dilmún (Saudi Arabia Tourism Guide)
La mayor parte de los túmulos de Bahréin fueron construidos entre los años 2300 a. C. y 1800 a. C., y sus dimensiones varían entre 1 y 3 metros de altura y los 3-11 metros de diámetro, aunque existen algunos ejemplos de mucho mayor tamaño. Algunos de los túmulos se encuentran rodeados por ruinas de muros perfectamente circulares construidos con bloques de piedra caliza cuidadosamente dispuestos hasta alcanzar cierta altura. El diámetro de estos muros es habitualmente el doble del diámetro del propio túmulo en torno al cual fueron construidos. Un reconocimiento aéreo realizado en 1959 reveló que 46 de entre los 75.023 túmulos observados presentaban estos muros circulares, apareciendo asimismo en torno a los túmulos Dilmún de la cercana costa continental de Arabia Saudí. Los expertos creen que estos anillos exteriores son indicativos de túmulos pertenecientes a individuos de una clase social especialmente
elevada o de uno o más linajes reales. Cronológicamente, los muros circulares aparecen inicialmente en torno a algunos de los túmulos del tipo más antiguo, y se observan asimismo en túmulos regios posteriores de mayor tamaño, incluidos 18 túmulos cercanos a la población de Aali cuyos diámetros varían entre los 20 y los 52 metros con anillos exteriores de entre 50 y 94 metros. (S. Terp Laursen, “El antiguo Dilmún y sus reyes: Nuevas evidencias de los túmulos funerarios de su élite y el desarrollo de su complejidad social (2200 a. C. – 1750 a. C.)”, publicado en la revistaArabian Archaeology and Epigraphy (Arqueología y Epigrafía de Arabia), nº 19 del año 2008, págs. 155-166.)
Túmulos funerarios de A’ali, Bahréin, datados en la época Dilmún de la historia de Bahréin. (Public Domain)
Muchos de los túmulos más grandes (denominados “regios” en la literatura especializada) presentan tumbas de dos niveles, conectados por un pequeño acceso a través de un pasadizo o pozo vertical. Los túmulos más antiguos eran habitualmente de pequeño tamaño con cámaras de piedra toscamente construidas, y la aparición gradual de túmulos más elaborados está considerada como indicativa de un aumento gradual de la complejidad social, lo que incluiría el nacimiento de una clase aristocrática. Los túmulos “regios” de Bahréin eran construidos a menudo cerca de los puntos en los que brotaban manantiales naturales, en zonas seleccionadas específicamente para la construcción de túmulos, lo que quizás representaría una conexión con los dioses del absu.
Los difuntos de las antiguas élites de Bahréin eran enterrados junto con armas de bronce, horquillas para el pelo y preciosos objetos de marfil, así como elaborados cálices, en tumbas abiertas al oeste, quizás para contemplar el sol del ocaso. En la costa del Golfo Pérsico perteneciente a Arabia Saudí se han hallado extensos campos de túmulos del mismo tipo que los de Bahréin, una de cuyas mayores concentraciones se encuentra en Dhahran y consta de 50.000 túmulos datados en torno al 2500 a. C. Ligeramente más antiguos que sus equivalentes de Bahréin, los túmulos de Dhahran están considerados representativos de una época anterior al establecimiento de la capital de la civilización Dilmún en la isla de Bahréin. Se han descubierto en Dhahran piezas cerámicas de los períodos Uruk, Jembet Nasr y Barbar, lo que sugiere una frecuente interacción con Mesopotamia. Las élites de la civilización Dilmún podrían haber sido consideradas una auténtica realeza por el mundo mesopotámico, como demuestra una carta hallada en Girsu y que describe los presentes recibidos por una reina de Lagash de parte de una reina de Dilmún de la misma época.
Ruinas del templo de Saar, datado en la época Dilmún de la historia de Bahréin. (Public Domain)
Existen pruebas de influencias interculturales en Dilmún. Varios túmulos de Bahréin presentan terrazas similares a las de las antiguas mastabas egipcias, mientras que por otro lado en los túmulos de Dhahran se han descubierto sellos que demuestran su influencia egipcia, uno de ellos con la imagen de un león y dos cobras aladas con las coronas del Alto y el Bajo Egipto. En otro de estos sellos se observa un halcón sentado sobre un cartucho, un motivo utilizado en Egipto para proclamar a un faraón difunto Horus reencarnado. ¿Podría haber sido la isla sagrada de las muchas aguas uno de los cementerios principales del mundo antiguo? Se observan símbolos similares a los de Bahréin con frecuencia en todo el antiguo Próximo Oriente. Por ejemplo, los asentamientos de Biblos y Jericó empezaron siendo pequeñas aldeas construidas en torno a pozos “sagrados” con su correspondiente santuario. Existe la posibilidad de que la isla de Bahréin fuera de hecho un predecesor muy antiguo de conceptos más tardíos de una Isla de los Muertos, antepasado arquetípico de la mágica isla de Ávalon.
Imagen de portada: Túmulos funerarios de A’ali (Bahréin) (Autoridad de Bahréin de Cultura y Antigüedades).
Autores: Jason Jarrell y Sarah Farmer
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.