from La Botica Escondida.
Hace unos días asistí a una conferencia en la que el doctor Xavier Uriarte nos comentó la importancia de incluir alimentos de color morado en nuestra dieta. Y es que la Naturaleza nos regala gran variedad de matices para poner en nuestra mesa. Tenemos desde el verde de la clorofila al arcoiris amarillo-naranja-rojo-morado de las carotinas, ricos en propiedades medicinales, acción antioxidante y antitumoral. Pero además, los antocianos, pigmentos morados que pueden ir desde el rojo al azul, son de especial relevancia, y deberían tener un lugar destacado en nuestros menús diarios.
Nuestro organismo aprovechará mejor sus propiedades si se toman con moderación pero de forma habitual, ya que «pegarse un atracón» puntual de poco servirá, pues el cuerpo sólo puede asimilar de una vez hasta cierta dosis. También es importante tener en cuenta, que si queremos alimentos ricos en antocianos y en antioxidantes en general, es mejor que sean de temporada y cultivados por productores locales, cercanos al lugar donde vivimos. Y, por supuesto, siempre que sea posible, escojamos productos ecológicos, porque ¿tiene algún sentido buscar las propiedades medicinales de una uva negra que podría ir aderezada con restos de agrotóxicos cancerígenos o neurotóxicos?
Comenzamos la mañana con un zumo de granadas recién exprimido. Hecho en un minuto con el exprimidor de cítricos ¿recordáis que lo vimos en otra entrada?
Y como plato fuerte para darnos energía un buen bol de gachas de avena con uva. Se prepara calentando una taza de agua con dos cucharadas de copos de avena. Lo dejamos a fuego suave hasta que la avena espese, normalmente en menos de 5 minutos está. Ahora sólo tenemos que mezclar la avena con unos granos de uva negra, uvas pasas o ciruelas pasas, y almendras crudas al gusto. Está delicioso, no necesita ningún endulzante adicional y tiene un buen poder saciante y es nutritivo.
Sólo tenemos que cortar varias verduras en trozos medianos, cubrirlas con agua y ponerlas al fuego. Una vez comience a hervir, tapar, y cocer a fuego suave durante media hora. Después añadimos una pizca de sal marina, un chorrito de aceite de oliva de primera presión en frío, y trituramos. Ya está. Como veis con muy poco trabajo y en tan sólo media hora de cocción, tenemos una sopa imposible de superar por todas esas opciones comerciales vacías de nutrientes vivos, y cargadas de aditivos.
En este caso, como el tema es el morado, la crema de verduras lleva calabaza, cebolla, zanahoria morada y remolacha.
Desgraciadamente, con la pérdida de la soberanía alimentaria de los pueblos no siempre resulta fácil conseguir frutas y verduras frescas cultivadas cerca de casa. Si queremos un futuro con una despensa llena de alimentos ricos en nutrientes y con el mínimo impacto ambiental para el planeta y la salud de los seres vivos, tenemos que apostar desde cada hogar por apoyar a los productores locales. Es demencial e irresponsable consumir frutas y verduras que han recorrido miles de kilómetros y que podrían haber crecido en tierras fértiles cercanas. Recuperar el sentido común y la soberanía alimentaria es urgente, y sólo es posible si cada una asumimos la responsabilidad que sí tenemos.
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