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«Todos los elementos con los que nuestro cuerpo está formado, todo lo que nos permite subsistir, el agua, el alimento, el aire que respiramos, la luz y el calor del sol, los materiales con los que hacemos nuestros vestidos, nuestras casas, nuestras herramientas: todo se lo debemos a la naturaleza. Algunas personas pueden estar muy orgullosas, y con razón, de su creatividad, de su ingenio, pero ¿de dónde han sacado los materiales a partir de los cuales fabrican sus instrumentos, sus aparatos e incluso sus obras de arte? De la naturaleza.
La naturaleza nos lo da todo, pero lo que tomamos queda grabado con detalle en alguna parte. Son deudas que contraemos con respecto a ella, y deberemos saldarlas ¿Cómo? Con una moneda llamada respeto, agradecimiento, amor y voluntad de estudiar todo lo que está escrito en su gran libro. Pagar significa dar algo a cambio, y todo lo que nuestro corazón, nuestra inteligencia, nuestra alma y nuestro espíritu son capaces de producir de bueno, puede ser un pago. En el plano físico estamos limitados, y por supuesto la naturaleza no nos pedirá que devolvamos el alimento, el agua, el aire o los rayos del sol que nos ha dado. Pero en el plano espiritual nuestras posibilidades son infinitas, y ahí podemos incluso devolver por centuplicado todo lo que hemos recibido.»
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