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«¡Cuántos dicen que están buscando la verdad! Lamentándose por
no haberla aún encontrado, se sienten orgullosos de haberse
lanzado a una búsqueda tan difícil… Pues bien, no, la verdad
no es tan difícil de encontrar y puede incluso ser definida de
una forma muy sencilla. Digamos que es como una medalla, una de
cuyas caras es el amor y la otra la sabiduría. Si buscáis la
verdad independientemente del amor y de la sabiduría, es decir,
independientemente del buen desarrollo del corazón y del
intelecto, no la encontraréis jamás. Pero en cuanto tenéis
amor y sabiduría, poseéis también la verdad, aunque no la
busquéis.
Nunca se encuentra la verdad como un principio que
existe por sí mismo: sólo puede existir para aquél que sabe
trabajar a la vez con el corazón y con el intelecto.
Si tantas verdades diferentes, contradictorias, circulan y se
confrontan actualmente en el mundo, es porque estas verdades
reflejan la deformación del corazón y del intelecto de los
humanos. Alguien os dice: «¡Ésta es la verdad!» En realidad,
se trata de «su» verdad, y esta verdad es la expresión de su
corazón y de su intelecto, débiles y deformados o, por el
contrario, sólidos e iluminados.»
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