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En estos tiempos de sentimientos nacionalistas y anti inmigración hay un país donde lo que preocupa no es la inmigración sino la emigración. Se llama Lituania
En una encuesta reciente, el pueblo del pequeño país báltico llevó a un partido de centro fundado por agricultores a una victoria parlamentaria sorpresiva: ganó la mayoría de las bancas: 54 de un total de 141.
La Unión Verde de Agricultores Lituanos, que antes de las elecciones tenía una sola banca, logró la hazaña con una plataforma basada en detener la emigración, o sea, con un plan para que la gente no abandone el país.
Contando desde el año 2000 en adelante, ningún país de la Unión Europea se contrajo tanto como Lituania.
Los bajos sueldos han impulsado a muchos jóvenes a buscar mejor suerte en el extranjero, algo que les resulta fácil gracias al derecho a viajar libremente por Europa desde que el país entró a la Comunidad Europea en 2004. Desde entonces, la población de Lituania se ha reducido en 500.000 personas. Para un país que cuenta con una población de 3 millones de residentes según el último censo, medio millón es mucho. Unos 160.000 de esos emigrados viven en Gran Bretaña, destino favorito de muchos de los migrantes europeos, especialmente de los que vienen del Este.
La reducción poblacional hace más difícil la vida para los que se quedan, pues los costos de sostener a una población en contracción y cada vez más longeva hacen la vida mucho menos atractiva para los jóvenes.
Ramunas Karbauskis, líder de la Unión Verde y Agraria, dijo que está dispuesto a formar una coalición con cualquier otro partido si nos ponemos de acuerdo sobre el desafío más importante: cómo detener el éxodo de lituanos.
De seguir así, el país se contraerá otro 40% de ahora a 2080, según las últimas proyecciones poblacionales de la Unión Europea.