El presidente de Argentina, Mauricio Macri (izda.), junto a su vicepresidenta, Gabriela Michetti, durante la inauguración de la 134 sesión ordinaria del Congreso, en la capital, Buenos Aires, 1 de marzo de 2016.

Una mayor inversión de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Catar en Argentina es el objetivo de la gira de la vicepresidenta argentina por Oriente Medio.

Gabriela Michetti fue recibida el domingo por el rey saudí Salman bin Abdulaniz Al Saud, quien durante una reunión de media hora le garantizó inversiones en energía. Por su parte, la vicepresidenta representando al Gobierno de Mauricio Macri –enfrentado con serios problemas económicos– garantizó seguridad jurídica para las inversiones.

Nuestras prioridades en la relación son comercio, inversiones, porque Argentina está en un momento de desarrollo muy amplio; y también investigación y desarrollo, donde entra la cooperación educativa. Tenemos necesidad de inversiones en el área de petróleo y Arabia tiene una experiencia enorme”, señaló la vicepresidenta de Argentina, Gabriela Michetti.

Las partes también hablaron de otras apuestas económicas en Argentina como la que lleva a cabo la láctea árabe Almarai en San Luis, donde planea sembrar hasta 17 mil hectáreas de alfalfa para abastecer a sus vacas lecheras.

Ese acercamiento de Buenos Aires a Riad tiene lugar en momentos en los que el reino árabe se enfrenta a un histórico déficit presupuestario por la caída del precio del petróleo y el aumento de gastos militares.

Además, Arabia Saudí tuvo que vender el pasado 19 de octubre 17.500 millones de dólares de deuda en su primera emisión de bonos a 5, 10 y 30 años en el mercado internacional, superando así la emisión realizada por Argentina el pasado mes de abril, cuando colocó un total de 16.500 millones de dólares.

Arabia Saudí ha gastado miles de millones de dólares en compras de armas a sus aliados occidentales para continuar su campaña de bombardeos contra los yemeníes. La agresión militar que Riad lleva a cabo sin aval de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha acabado con la vida de más de 4000 civiles, según cifras del organismo internacional.