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Tantos jóvenes se ven preocupados, desanimados por no estar descubriendo su camino, aquel que es solo para ellos. No hallan su vocación, el trabajo de sus vidas, las relaciones humanas que ayuden a crecer…
Tantos están hoy preguntándose hacia dónde dirigirse, y qué han hecho mal para andar sin rumbo claro.
Tal vez tenemos la idea de que todo aquel que se siente realizado y pleno en lo relacional, laboral, emocional y espiritual, no ha pasado nunca por este tipo de cuestionamientos o crisis; que simplemente se ha encontrado a la vuelta de casa con su camino, y fue feliz por siempre.
Pero, si hablamos con aquellas personas que admiramos e idealizamos, descubriremos que, en algún momento de sus vidas, se perdieron para encontrarse consigo mismos desde otro lugar, atravesaron miedos, rompieron barreras, cerraron los ojos y confiaron al caminar.
En otras palabras, se entregaron a lo incierto, pero a la vez, no bajaron nunca los brazos ni perdieron de vista su meta. Siempre se mostraron entusiastas, con iniciativa, con deseo de auto-superarse.
La confianza y la entrega no tienen nada que ver con la pasividad, sino por el contrario, nos invitan a una actividad centrada y observadora de la realidad. Porque la realidad nos habla constantemente, y estas personas han sabido oírla.
El afuera siempre nos estará diciendo “es por aquí” o “no es por aquí”. Cuando intentamos y solo nos topamos con dificultades, algo parece indicarnos “por allí no”, al igual que, cuando todo responde a favor, esta inteligencia nos confirma que vamos en dirección acertada.
Solo que, muchas veces obstinados, insistimos en ir hacia el camino que, quizás, no es el nuestro, y ahí entonces, perdemos rumbo, dirección, guía interna.
Antonio Machado nos hace reflexionar al respecto en esta bella poesía:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
¿Y qué se despierta en nosotros ante la posibilidad de crear nuestro camino personal, dejar una huella única, irrepetible, sencilla pero profunda? Habrá quienes experimenten miedo; otros, absoluta responsabilidad; estarán aquellos que se sientan fracasados, y otros también inspirados, ya que más allá del camino trazado, hay mucho aun que transitar.
La realidad es que la edad cronológica no resulta un límite, ni denota madurez ni inmadurez… Hoy vemos a muchos jóvenes maduros, reflexivos, poderosos en su voluntad, y vemos también muchos grandes dubitativos, impulsivos, desordenados.
No es lo importante si eres mayor o muy joven, si eres especialista en alguna actividad o un artesano de la vida. Nada puede frenar ni evitar el encuentro con lo que se ha venido a hacer. Solo serán necesarios la iniciativa, y el avance hacia ello, sabiendo escuchar las señales indicadoras del universo.
Puedes armar una familia, trabajar en el campo, ser maestro, terapeuta, o lo que fuere… En ningún título adquirido estarán el valor y la importancia. Sí, en cambio, los darán la entrega y la vivencia transformadora que dicha actividad ofrezca a tu vida y a la de otros. Esto es lo único que puede convertir a tu camino en algo original y único.
¿Qué aportas al mundo desde el lugar en donde estás? ¿Estás transitando tu camino o el de otros? ¿Puedes a partir de ahora renovar tu andar? ¿Por dónde podrías comenzar?
Unas bellas preguntas para que empieces a indagar…
Todo es ponerse. Camina y el camino aparecerá a tus pies.
Caminante No Hay Camino
Joan Manuel Serrat
Todo pasa y todo queda
Pero lo nuestro es pasar
Pasar haciendo caminos
Caminos sobre la mar
Nunca perseguí la gloria
Ni dejar en la memoria
De los hombres mi canción
Yo amo los mundos sutiles
Ingrávidos y gentiles
Como pompas de jabón
Me gusta verlos pintarse de sol y grana
Volar bajo el cielo azul
Temblar súbitamente y quebrarse
Nunca perseguí la gloria
Caminante son tus huellas el camino y nada más
Caminante, no hay camino se hace camino al andar
Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino sino estelas en la mar
Hace algún tiempo en ese lugar
Donde hoy los bosques se visten de espinos
Se oyó la voz de un poeta gritar
Caminante no hay camino, se hace camino al andar
Golpe a golpe, verso a verso
Murió el poeta lejos del hogar
Le cubre el polvo de un país vecino
Al alejarse, le vieron llorar
«Caminante, no hay camino, se hace camino al andar»
Golpe a golpe, verso a verso
Cuando el jilguero no puede cantar
Cuando el poeta es un peregrino
Cuando de nada nos sirve rezar
Caminante no hay camino, se hace camino al andar
Golpe a golpe, verso a verso