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En la mañana de este jueves el Tribunal Superior dictaminó que el gobierno de Reino Unido necesita la aprobación del parlamento para iniciar el proceso para salir de la Unión Europea (UE).
Y Downing Street -como se conoce a la residencia oficial de la primera ministra- no tardó en anunciar que apelará la decisión.
El gobierno «no tiene intención de dejar que (la sentencia) descarrille el calendario que hemos establecido», dijo el portavoz oficial de la primera ministra Theresa May inmediatamente después de conocerse el dictamen.
La decisión de abandonar el bloque continental fue votada por el 52% de los británicos el pasado 23 de junio, en un referendo de resultado inesperado.
El Brexit, como se llama a la salida de la UE, desató una tormenta política en las islas y precipitó la renuncia del primer ministro David Cameron, principal impulsor de la unidad con el continente, que fue sucedido por May.
Ahora, la decisión del Tribunal Superior abre un nuevo capítulo en la saga del Brexit, que el actual gobierno no esta dispuesto a aceptar.
«Estamos decididos a continuar con nuestro plan», apuntó el portavoz de May.
Ese plan es activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, la norma dentro de la legislación de la UE que permite la salida de un Estado miembro. Algo que la propia May ha dicho que hará para finales de marzo del año que viene.
¿Pero puede realmente la decisión del Tribunal Superior frenar ese plan y evitar que Reino Unido deje la UE?
Si puede o no, está lejos de verse.
La hora de la Corte Suprema
Ahora es la Corte Suprema la que debe decidir si para activar el protocolo de salida de la UE el gobierno necesita o no la aprobación del parlamento.
Y es que, por ser de interés público, es el máximo tribunal el que retomará el caso directamente, sin que pase por la Corte de Apelaciones.
Se espera que la audiencia sea a principios de diciembre.
Y los expertos coinciden en que lo más probable es que la Corte Suprema dictamine lo mismo que el Tribunal Superior, apegándose así a la ley y evitando emitir una decisión política.
Si así lo hace, le seguirá una votación en el parlamento.
«Meses y meses»
Pero tampoco está claro cómo sería esa votación; si sería rápida o si el tema empezaría un largo periplo por ambas cámaras (la alta, la de los lores y la baja, la de los comunes).
En este último caso, el Reino Unido se enfrentaría a «meses y meses» de obstáculos parlamentarios, dice el editor político de la BBC, Norman Smith.
Por otra parte, si se llegara a esa fase, tampoco es fácil predecir cómo votarían los miembros del parlamento.
Y es que, aunque la mayoría de los parlamentarios se mostraron a favor de que Reino Unido se quede en la Unión Europea, representan a circunscripciones que votaron mayoritariamente por el Brexit.
Así, tendrían que decidir si votan de acuerdo a los deseos de aquellos a los que representan o en base a su propio criterio, coinciden los expertos.
Y la segunda opción podría costarles el cargo en las siguientes elecciones, advierten.
«Decepción», «traición» y «transparencia»
Por el momento, y a la espera de lo que dictamine la Corte Suprema, las reacciones no se han hecho esperar.
El ministro de comercio internacional, Liam Fox, dijo a la cámara de los comunes que el gobierno está «decepcionado» pero sigue «determinado a respetar el resultado del referendo».
«Habrá muchas ocasiones en las que la cámara podrá examinar y discutir lo que el gobierno está negociando», añadió, aunque aclaró que ahora deben esperar el dictamen de la Corte Suprema.
Por su parte, el líder del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, ha tildado al dictamen del Tribunal Superior de «traición» al 51,9% de los votantes que apoyaron el Brexit.
«Temo que se harán todos los intentos posibles para bloquear o retrasar la activación del artículo 50. Y si es así, no tienen ni idea el nivel de ira pública que provocarán».
Por su parte, el líder del Partido Laborista (oposición), Jeremy Corbyn, llamó al gobierno a presentar «sin demora» los términos de la negociación ante el parlamento.
«El Partido Laborista respeta la decisión de los ciudadanos británicos de dejar la Unión Europea. Pero debe haber transparencia y responsabilidad en cuanto a los términos del Brexit», dijo.
Y Tim Farron, el líder de los Liberal Demócratas y opuesto al Brexit, dijo: «Al fin y al cabo, los británicos votaron por partir pero no por el destino y por eso es realmente importante permitirles votar de nuevo por el acuerdo final, darles la oportunidad de decir no a un Brexit irresponsable que ponga en riesgo nuestros empleos y nuestra economía».
Sea como sea, la decisión del Tribunal Superior deja claro que con el referendo el proceso no hizo más que comenzar.