¿Quién mueve de verdad los hilos? Probablemente, ya no sea la política, o al menos no ella sola. ¿Las grandes multinacionales? Quizá, pero sin el apoyo del mundo de la política no sería suficiente. La filtración por parte de Wikileaks de los correos electrónicos de John Podesta, presidente de la campaña presidencial de Hillary Clinton, puede influir en las elecciones de la próxima semana, pero sobre todo, muestra cómo funciona de verdad el poder y sus influencias.
Ha sido Thomas Frank, el célebre autor de ‘¿Qué pasa con Kansas? Cómo los ultraconservadores conquistaron el corazón de Estados Unidos’ (Antonio Machado Libros) o ‘Pobres magnates’ (Ed. Sexto Piso), quien ha recogido en una columna de opinión publicada en ‘The Guardian’ el verdadero significado de las toneladas de correos electrónicos de Podesta que se han hecho públicos: “Son una ventana al alma del partido demócrata y a los sueños y pensamientos de la clase social a la que el partido rinde cuentas”.
No se trata únicamente de los demócratas americanos. A juicio de Frank, estos correos retratan a una clase liberal e las que se incluyen “innovadores financieros”, “colegas exitosos intentando conseguir trabajos para sus exitosos hijos” o “directores de fundaciones haciendo cosas buenas y nobles”. John Podesta ha sido uno de los grandes facilitadores de la política americana de la última década, como Jefe de gabinete de Bill Clinton, consejero de Barack Obama y, ahora, responsable de campaña de Hillary. Sus correos están repletos de intercambios con banqueros, ejecutivos de Wall Street y directores de fundaciones.
No debemos perder de vista que el hermano de John Podesta, Tony, es uno de los grandes ‘lobistas’ de la calle K de Wall Street a través del Podesta Group. Como él mismo explicó a El Confidencial en una entrevista, “cuando nos atacan por ser demasiado poderosos, nuestro negocio va mejor”. No cabe duda de que el hecho de que el cofundador de tu firma ‘lobista’ sea, al mismo tiempo, tu hermano y una de las grandes figuras de uno de los dos grandes partidos americanos, facilita mucho las cosas.
¿Qué clase de relaciones?
Navegar por los miles de correos que la organización de Julian Assange ha filtrado es trabajoso, pero Frank lo ha hecho por nosotros: en su artículo detalla los puntos más controvertidos de las relaciones de Podesta con distintos grupos de interés. Es el caso, por ejemplo, de los banqueros de Wall Street: Michael Froman, ejecutivo de Citigroup en 2008 y actual representante de Comercio de EEUU mandó a Podesta un mes antes de la formación del gabinete de Obama tres documentos con sugerencias sobre aquellos que podrían ser buenos candidatos para formar parte de él, y con propuestas específicas de mujeres y hombres negros. “La lista seguirá aumentando, pero son nombres que están siendo recomendados por varias fuentes a nivel ‘senior’”, escribía Froman. ¿El resultado? Que lo clavó: la mayor parte de nombres sugeridos terminaron formando parte del gobierno.
No es el único ejemplo llamativo. Podesta se suele escribir con Sheryl Sandberg, directora operativa de Facebook, o Mark Zuckerberg, quien muestra un interés especial por conocer cuáles van a ser las políticas futuras del gabinete. En otro correo, un emprendedor avisa a Podesta de que uno de los grandes nombres de Silicon Valley está quejándose por que un miembro del Partido Demócrata esté criticando a los empresarios que han donado su dinero a la campaña del partido. “¡Meterse con los multimillonarios!”, exclama con ironía Frank. “¡En el año 2015!”
El autor de “La conquista de lo cool” (Alpha Decay) también ha hecho la prueba de buscar “Davos” en el buscador de Wikileaks, pero es cuando introduces “Vineyard” cuando das con una mina de oro, explica. Se refiere a Martha’s Vineyard, una isla situada en la costa este americana, al sur de Cape Cod. Una antigua colonia de verano que actualmente sirve como reunión de celebridades: allí veranean Jay-Z, David Letterman, Ted Danson o Bill Murray, pero también Hillary Clinton y su marido o Barack Obama. El lugar indicado para hacer negocios.
Es lo que sugiere un correo que solicita a Podesta que retrase un anuncio político para que no interfiera con “otras noticias que estamos intentando sacar adelante”. Al parecer, Martha’s Vineyard es la mejor tarjeta de presentación para aquellos que desean hacerse un hueco en la élite, como señala otro de los emails, en el que el autor solicita al consejero un sitio a la mesa en una cena de la Casa Blanca recordando que la organización de la que forma parte había donado 32.400 dólares a los senadores demócratas.
¿Nada nuevo bajo el sol?
“Todo se hace borroso en este mundo”, escribe Frank. El Departamento de Estado, los bancos, Silicon Valley, las ONG, la Global CEO Advisory Firm. Los ejecutivos que van de una fundación al gobierno a un ‘thinktank’ a una ‘startup’. Hay honores. Capital riesgo. Fondos de fundaciones. Puestos que se deben. Grados avanzados. Para ellos, la puerta gira. Todos los amigos tienen éxito. Rompen todas los límites”. Pero no se trata únicamente de una cuestión de puertas giratorias, sino también de quedar bien con los amigos, de garantizar tu propia posición a base de tratos que en apariencia son inocuos, pero que juntos, terminan conformando un esquema plutocrático.
Como ocurre a menudo, esta información no resulta llamativa por lo que dice, sino por quién lo dice. O, en este caso, las frases literales confirman lo que muchos sospechaban: que la élite (financiera, política, económica) ha desarrollado mecanismos que les permiten intercambian favores y fortalecerse lejos de la mirada de los ciudadanos, por mucho que las actividades de ‘lobby’ estén sujetas a leyes de transparencia en EEUU (algo que no ocurre de la misma manera en España).
“Esta clase de correo electrónico, en la que la gente intenta conseguir un trabajo para sí mismo o para sus hijos, nos señala lo fundamental que sabemos sobre la gente en lo más alto de esta clase: su lealtad mutua y cómo esta se encuentra por encima de todo lo demás”, escribe Frank. El nepotismo, señala, es rampante, y hay un gran número de e-mails donde padres orgullosos reenvían las notas de sus hijos a Podesta para ver si puede echarle una mano. Como explicábamos en otro artículo, es parte de un sistema informal que garantiza que los hijos de la élite se perpetúen en trabajos de la élite.
Una vez más, el problema de la meritocracia emerge. Como nos explicaba Tony Podesta, el hermanísimo, los ‘lobbies’ son necesarios para que el mundo de la política haga caso de las necesidades de la sociedad. Pero ¿de qué sector de la sociedad? Según el “superlobista”, “hay casos donde David ha abatido a Goliat y a veces la gente pequeña pero dedicada puede resultar decisiva en las decisiones de los Gobierno”. Los correos muestran, en opinión de Frank, que la realidad, a pesar de los bellos discursos de los ‘lobistas’ y nuestros responsables políticos, es muy diferente: “Se supone que todo debe ser una meritocracia”, concluye su columna. “Pero si no eres parte de ese grupo feliz y próspero, si no tienes en tu poder la dirección de correo de John Podesta, estás fuera”. Los mecanismos informales con los que el poder se mantiene siguen siendo, mal que nos pese, los que de verdad determinan nuestro destino.