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Autor: Dr. Clyde Winters
En el artículo Did West Africans live in the Four Corners Region of the United States from 12th Century? (‘¿Vivieron africanos occidentales en la región estadounidense de Four Corners a partir del siglo XII?’), publicado en Ancient Origins hace algunas semanas, ya hablé de las inscripciones Mande halladas en la región de Four Corners, situada en el Sudoeste de los Estados Unidos. En él comentaba cómo los Mande (grupo étnico de África Occidental) que formaban parte de la expedición del explorador africano Mansa Abubakari dejaron numerosas inscripciones en todo el Sudoeste de los Estados Unidos, así como en otras regiones de toda América.
El ‘Rey Viajero’ Mansa Abubakari II: el más grande explorador africano de la Historia
William James Veall, en su artículo Navegantes de Oriente Medio: ¿Inscripciones Antiguas que reescriben la Historia de América? – 2ª parte, también publicado en Ancient Origins, aporta una exposición detallada acerca de las inscripciones Mande halladas en Sudamérica y dejadas por Abubakari y sus seguidores a lo largo de sus costas.
La región de Four Corners aparece en rojo en este mapa. Comprende los estados de Colorado, Utah, Arizona, y Nuevo México (Estados Unidos).
Estas inscripciones no son las únicas de origen Mande halladas en América. Otras interesantes inscripciones, descubiertas en la región de Four Corners, son las enigmáticas Losas de los Elefantes.
LAS ENIGMÁTICAS LOSAS DE LOS ELEFANTES
E. B. Sayles ofrece una descripción detallada de las Losas de los Elefantes en su libro Fantasies of Gold (‘Fantasías del oro’). Sayles formaba parte del personal del Museo Estatal de Arizona; escribió por primera vez sobre las losas en un folleto oficial titulado ‘Las Losas de los Elefantes’.
Sayles repasa en su obra numerosos hallazgos realizados en la región de Four Corners, como la antigua jarra decorada con elefantes del valle de Montezuma, descubierta por Frederick Bennett Wright en 1885. Wright aseguraba haber encontrado la jarra en unas ruinas situadas en el valle de Montezuma “a la vista” del lugar en el que fueron halladas las Losas de los Elefantes.
Las Losas de los Elefantes fueron descubiertas por un muchacho en el año 1910 en unas ruinas nativas americanas de Flora Vista, Nuevo México. Edwin Sayles, del Museo Estatal de Arizona, asegura que las Losas de los Elefantes llegaron a este museo en el año 1950.
Jarra con un elefante hallada en el valle de Montezuma (Colorado)
Las Losas de los Elefantes son dos: la de menor tamaño mide 15 x 15 centímetros. Denominaremos a esta pieza ‘Losa de los Elefantes 2’. La losa de mayor tamaño, con ocho líneas de inscripciones, mide 15 centímetros de ancho por 35,5 centímetros de largo.
¿ELEFANTES EN AMÉRICA?
Brad Steiger, en su libro Mysteries in Time and Space (‘Misterios del tiempo y del espacio’) se refiere a las Losas de los Elefantes halladas en Flora Vista, en las que aparecen tanto dibujos de elefantes como inscripciones.
Existen algunas evidencias de que podría haber habido elefantes en el Sudoeste de los Estados Unidos en épocas posteriores a la prehistoria.
Thomas Jefferson, padre fundador de los Estados Unidos y además paleontólogo de vertebrados, escribía en 1781 o 1782: “Un tal Stanley, hecho prisionero por los indios cerca de la desembocadura del Tanissee [río Tennessee], narra cómo tras ser transferido en varias ocasiones de una tribu a otra, fue llevado durante un largo trecho cruzando las montañas al oeste del Missouri [¿Montañas Rocosas?] hasta un río “que fluye […] en dirección oeste; que estos huesos abundaban allí, y que los nativos le contaron que el animal al que pertenecían aún existía en las regiones del norte de sus tierras, y que por su descripción juzgó que se trataba de un elefante. Se han descubierto recientemente huesos del mismo tipo algunos pies por debajo de la superficie del suelo, en salinas abiertas en el North Holston, afluente del Tanisee, en una latitud en torno a los 36° y medio.””
El descubrimiento de huesos de elefante en Tennessee y más al oeste no constituyen las únicas evidencias de la presencia de elefantes en los Estados Unidos. Se han encontrado, además muchos motivos en el arte rupestre que parecen ser elefantes, desde Utah hasta Florida.
Bednarik y Tuohy creen que las imágenes de elefantes de Yellow Rock, estado de Nevada, fueron realizadas en la década de 1840. Layton, por su parte, cree que estos petroglifos en los que aparecen elefantes heridos son “auténticos”, y que su creador o creadores fueron realmente testigos del suceso.
La tradición nativa americana documentada por Jefferson, así como la jarra hallada en el valle de Montezuma (Colorado) dejan bien claro que las Losas de los Elefantes son piezas arqueológicas reales y no falsificaciones. Las inscripciones Mande de las Losas de los Elefantes dan testimonio de que cuando los Mande vivían en Flora Vista había elefantes en los alrededores. La losa indica por tanto que fueron los malienses los que llevaron a los elefantes desde África hasta América.
UN ANTIGUO PUEBLO DE AMÉRICA
Brad Steiger ha sugerido que estas inscripciones fueron escritas en fenicio, pero los signos no se asemejan a esta escritura. El Dr. David Imhotep asegura por su parte que las Losas de los Elefantes fueron escritas por africanos.
Cuando los españoles llegaron a Arizona, parece ser que hallaron comunidades de raza negra. En el año 1775, el padre Francisco Garcés descubrió hombres de raza negra, claramente africanos, viviendo en una comunidad cercana al territorio de los indios Zuñi, en Nuevo México.
El padre Garcés exploró Arizona y California. Había sido destinado a la misión de San Xavier del Bac, que se encuentra cerca de Tucson, Arizona.
Según el antropólogo francés A. de Quatrefages, el padre Garcés se encontró con dos razas, una de piel negra y la otra de piel roja, que hablaban lenguas diferentes. El padre Garcés afirma que le contaron que “les noirs etaient les anciens habitants du pays”, es decir, que los negros eran los antiguos habitantes de aquel país.
En 1528, el explorador español Cabeza de Vaca, acompañado de Estebanico el Moro, también conocido como Estebanico el Negro, nativo de Azamor, ciudad que se encuentra en lo que hoy es Marruecos, descubrió numerosos pueblos que habitaban el Sudoeste de los actuales Estados Unidos, en su búsqueda de las Siete Ciudades de Cíbola. Se contaba de las Siete Ciudades de Cíbola que eran centros urbanos en los que se podían encontrar enormes cantidades de oro.
En Nuevo México y Arizona, Cabeza de Vaca halló numerosos grupos étnicos que hablaban múltiples lenguas. Debido a la naturaleza plural de estas sociedades, sus gentes solo podían comunicarse mediante un lenguaje de signos. Ceram, en su obra Los primeros americanos observa que “En realidad, los habitantes de aquellas comunidades indígenas, como sabemos ahora, eran miembros de una cantidad extraordinariamente variada de tribus. Hablaban igualmente una amplia variedad de lenguajes diferentes, y su trasfondo histórico era también diferente.”
Cabeza de Vaca cuenta que uno de estos grupos étnicos se llamaba Mendica. Este nombre es casi idéntico a la palabra Mandinka (Malinke), el nombre de uno de los pueblos de lengua Mandinga.
DESCIFRANDO LAS INSCRIPCIONES
Las inscripciones de las Losas de los Elefantes están escritas en el antiguo alfabeto Vai, utilizado por los malienses para registrar sus mensajes cuando llegaron a América. Los malienses navegaron hasta América en torno al año 1310. Los mandingas fundaron el Imperio de Mali.
El alfabeto Vai cuenta con más de 200 signos silábicos. Su origen se remonta al Período de los Carros (en torno al 1200 a. C.), cuando los Mande dejaron inscripciones en las proximidades de las rutas que recorrían los carros desde Fezzan (Libia) hasta Dar Tichitt y el valle del río Níger.
La escritura Mande era muy popular en épocas antiguas. Pero desde la adopción del Islam por los Malinké y los Bambara, los hablantes de Mande aprendieron a utilizar esta escritura únicamente cuando pertenecían a las sociedades secretas Mande. Además de encontrarse en las rutas de los antiguos carros, los arqueólogos también descubrieron signos Mande en la gruta de Goundaka, en las regiones de Bandagara y la zona central de Níger.
Ahora ya podemos leer las Losas de los Elefantes, escritas en lengua Malinké-Bambara, hablada en el Imperio Malí de Mansa Abubakari:
Figura 1: Losa de los Elefantes
Transcripción:
Ga gya (‘pájaro’) Kpa nde ngbe Ka go ne
Sama (‘elefante’) ga ka bi kpa
Ni ngbe nde kai Sama gya (‘Sol’) (ga kpa)
Pe kpe gbe nge gya
De kpa ne mbe nde bi-nu gya
Gya pe nd’ gyi ngba kai ga
Gyi nde p’ du ke nu
Ga gyi (‘Sol’)
Traducción:
El desierto es cálido. Las aves numerosas, blancas, justo como el Go (un tipo de ave) de nuestra lengua. Los elefantes están enfermos y furiosos. En la actualidad hay bastantes (elefantes enfermos). (Pasamos) la vida retirando nuestros elefantes enfermos, secos por el sol. Muchos están enfermos. (Los elefantes muertos) son arrojados (a una fosa/enterrados) y sepultados en el terreno llano adyacente al lecho del río (en) la zona seca — la zona inundada. Mi existencia en la actual habitación familiar es austera. (En) la tierra seca adyacente al lecho del río labramos el terreno para el cultivo (y) partimos la tierra. Dividimos en parcelas la llanura para excavar y construir la habitación familiar. Calor, sol, agua.
Figura 2: Losa de los Elefantes 2
Transcripción de la Losa de los Elefantes 2:
Dè ki (‘pájaro’) gba Sama (‘Elefante’) bo-kpo gbe-kpe ka-kpo dè be (‘Oso’).
Traducción:
Tierra sin cultivar, cazamos pájaros, cocinamos el elefante, (es) fácil asarlo, crece maíz en el llano, en tierra árida y sin cultivar. También hay osos.
La mención de osos en la Losa de los Elefantes 2 es interesante, ya que el Oso Negro habita en los desiertos de Arizona.
Las Losas de los Elefantes nos hablan de que Flora Vista era una región árida. Nos damos cuenta de que los malienses de Flora Vista utilizaban los Sama, los elefantes, como fuente de alimento, ya que muchos de ellos morían por el calor. El autor de la Losa de los Elefantes asegura que los malienses cultivaban Ka, maíz en lengua Mande. También nos cuenta cómo los malienses construyeron una ‘habitación familiar’.
La jarra del valle de Montezuma, en el estado de Colorado, podría proceder de las ruinas de esta ‘habitación familiar’, construida por los antiguos malienses.
Resulta interesante el hecho de que el autor de las inscripciones de las Losas de los Elefantes se refiera a estos animales como “nuestros elefantes enfermos”, lo que sugiere que los malienses podrían haber introducido los elefantes en el Sudoeste norteamericano. La Losa de los Elefantes 1 también nos deja bien claro que “[Los elefantes muertos] son arrojados (a una fosa/enterrados) y sepultados”. Este relato se corresponde con la información aportada por Jefferson en la que da testimonio de la existencia de enterramientos de elefantes en Tennessee. Jefferson escribió: “Se han descubierto recientemente huesos del mismo tipo algunos pies por debajo de la superficie del suelo, en salinas abiertas en el North Holston, afluente del Tanisee, en una latitud en torno a los 36° y medio.”
Transcripción de la inscripción de la Losa de los Elefantes
Resumiendo, el pueblo Mande habitó en el Sudoeste norteamericano. Probablemente fueran la tribu de los Mendicas (Mandinka) con la que entró en contacto Cabeza de Vaca en el año 1530. Estos malienses probablemente realizaron las inscripciones de las Losas de los Elefantes para dar testimonio de algunas de las actividades que desarrollaron en Flora Vista