Aquí llegamos, como es natural después de una luna nueva en Escorpio a la Luna Llena en Tauro. Ésta es la tercera SuperLuna de 4 de ellas consecutivas, cuando la Luna se encuentra en su perigeo o punto más cercano a la Tierra. Por tanto, su aspecto enorme y su influencia potente sobre las mareas y las aguas.
Las aguas, que representan las emociones, esa parte de nuestra naturaleza que nunca está igual. Que se mueve, se desliza, cambia de forma, busca salida por donde sea, a veces crea Tsunamis, olas tan potentes que matan. La potencia de las aguas puede destrozar un dique hecho de cemento. Todos sabemos que cuando nuestras emociones explotan desde lo más profundo de nuestra psiquis, el poder de ellas es incontenible.
Esta lunación se forma cuando la T-cuadrante entre Plutón (en Capricornio) Urano-Eris-Ceres (en Aries) y Júpiter (en Libra) que marcará la modalidad del principio del año nuevo, comienza a formarse. Todos sabemos que la cuadratura Urano-Plutón que comenzó en el 2010, sigue vigente dentro de órbita de unos 7º, pero al acercarse Urano a Eris y al unirse a él Ceres, una fuerza extra revive este contacto del cual ya he escrito en detalle, aquí. Pero ahora Júpiter se une desde la oposición en el signo de Libra. Es poético y a la vez perturbador, observar cómo esto se traduce a los eventos mundiales, cuando tanto la cuadratura Plutón-Eris-Ceres-Urano, nos encuentra con Donald Trump ganando las elecciones de los Estados Unidos de Norteamérica y Júpiter en Libra se refleja en las palabras de Hillary-Obama, concediendo el poder a Trump, con una sonrisa dolorosa, pero sonrisa, en el nombre de la legitimidad de la Democracia (Libra). Plutón nos habla de la necesidad del colectivo de amputar una parte que ya no sirve, de dar lugar a algo nuevo. Urano y Eris nos hablan de la explosión de la ira colectiva, de aquellos que se han sentido olvidados, “no invitados” (Eris). Estos se encuentran en Aries y Donald Trump, entre otras cosas, tiene Marte en el Ascendente en Leo y de alguna manera se convirtió en el Guerrero de ese sentimiento. Lo hizo adecuadamente a lo Marte, con su cara roja y su ira elocuente, su brutalidad, su corto intelecto, su básica educación, pero con un Mercurio en Cáncer (en casa 11) que tiene en su carta astral, convirtiéndose en el pregonero del patriotismo americano, de aquellos que se quedaron fuera de una educación elitista y cara, a la cual pocos tienen acceso. Curioso que esto ocurre también cuando Folo y Saturno se encuentran en Sagitario, signo que tiene que ver con la educación. Siendo Saturno el Señor del Karma, aquí estamos viviendo la consecuencia de nuestras acciones y decisiones del pasado. Educación cara y elitista= masas no educadas.
Esta Luna también llega con otra T-cuadrante, la que envuelve el Sol y la Luna en oposición (luna llena) y con el planeta ápice, es decir el que forma ángulos de 90º a las dos luminarias, Pallas Atenea. El símbolo de la mujer potente, intelectual, estratega, con conocimiento de lo que hace, representado por Hillary Clinton en este caso. Las Lunas Llenas nos hablan de la oposición entre lo masculino y lo femenino y la necesidad de integrarlo en nuestra psiquis, para poder funcionar poderosamente. Pero por lo visto, en los Estados Unidos, lo masculino se resiste a ceder el mando a lo femenino en el gobierno. Pallas Atenea, representa todo lo que pone incómodo a lo masculino básico. No es sexy, es poderosa, es intelectual, sabe lo que quiere y quiere ser tratada de igual a igual, se mete en el tema de los hombres como la política y esto causa una especie de imbalance e incomodidad en nuestras sociedades patriarcales. Fue interesante ver, como algunos desecharon o descartaron las barbaridades que dice Trump sobre las mujeres, como “boy talk” (conversación de jóvenes, de niños) como dijo su esposa, a pesar que él tenía 59 años cuando lo dijo. Pero los e-mails de Hillary Clinton, eso sí es un crimen. Y asi seguimos…..Pero la T-cuadrante entre Plutón-Urano-Eris-Júpiter continúa por casi un año, por tanto los eventos políticos inesperados que hablan de la necesidad de un cambio social y político, que nos confronta con la necesidad de re-estructurar nuestro sistema educativo, continua.
Neptuno en Piscis, de lo que he escrito aquí, se encuentra alineado con el Nodo Sur de la Luna como si quisiera recordarnos que debemos salirnos de una mentalidad víctima y modesta, donde aceptamos que se nos fustigue con injusticias, para dirigirnos hacia una mentalidad más Virgo, que está dispuesto a poner el hombro y trabajar hacia el beneficio de la comunidad. Neptuno en Piscis nos recuerda que estamos anestesiados por la televisión y el fútbol y que quizás es hora de “hacer” en vez de resignarnos; como dijo Bill Maher, un cómico y periodista norteamericano, para ser cínico, hay que saber mucho, sino somos simplemente unos holgazanes que usamos la excusa de “nada cambia”, para no “hacer” y no informarnos. Los que votaron por Trump, decidieron tomar acción, pena que no comprenden que este Dr. Jerkill, tiene un lado Mr Hyde que le sale descontroladamente.
Finalmente, la polaridad Tauro-Escorpio, nos habla de la ganancia y la pérdida. Ese juego continuo, que nos recuerda que cuando ganamos algo, también perdemos algo. Tauro-Escorpio nos habla del poder de la Naturaleza que da vida y destruye, con un simple gesto. Para comprender que debemos honorar la verdadera Belleza, que no tiene nada que ver con forma física, sino con algo que nos enamora automáticamente, como lo es un árbol o el mar, un amanecer, un atardecer, pero con el respeto al poder de ello, que puede llevarnos al éxtasis, pero también a la locura. Tauro-Escorpio también nos hablan de lo material versus lo espiritual. Tauro se enamora del árbol y Escorpio le dice, pero es parte de un Bosque. Mira más allá…
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