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«Llenad de agua una copa o un vaso… Incluso si es en pequeña cantidad, este agua representa a todas las aguas de la tierra, porque simbólicamente, mágicamente, una sola gota basta para unirnos a todos los ríos, a todos los lagos, a todos los océanos. Concentraros sobre el agua de esa copa llena, saludadla para que se vuelva aún más viva, más vibrante, decidle lo mucho que la admiráis, lo hermosa que la encontráis y pedidle que os de su claridad y su transparencia. Después, tras haberos lavado muy bien las manos, podéis tocar este agua y sumergir vuestros dedos en ella con el pensamiento de que entráis en contacto con su cuerpo etérico, que absorbéis sus vibraciones, que os impregnáis con ellas. Si realizáis este ejercicio con un sentimiento sagrado, sentiréis vuestro cuerpo vibrar en armonía con toda la naturaleza, os sentiréis aligerados, purificados e incluso vuestro cerebro funcionará mejor.
Y puesto que el agua es de entre los cuatro elementos el que se mezcla más íntimamente en nuestro organismo, podéis también beberla pensando que establecéis así comunicación con las fuerzas vivas del universo. Pero bebedla lentamente, con la conciencia de que recibís este fluido cósmico que da de beber y alimenta a todas las criaturas.»

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