El Presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker está a la cabeza del fraude fiscal en la Unión Europea según una investigación del periódico británico The Guardian, basada en notas transmitidas por la radio alemana NDR (*).
Mientras de puertas afuera todo son buenas palabras y declaraciones solemnes, a puerta cerrada Juncker y los suyos frenan cualquier tipo de medida efectiva de lucha contra la evasión fiscal por parte de las multinacionales.
Es consecuencia del papel de Luxemburgo como paraíso fiscal dentro de la Unión Europea y de Juncker como Primer Ministro que gestionó el dinero negro depositado en las cuentas bancarias de aquel país.
Uno de los cables que revela The Guardian es elocuente: “Resulta llamativo ver cómo algunos Estados miembros se presentan como fervientes partidarios [de las reformas fiscales internacionales] y al mismo tiempo ver cómo se comportan concretamente en los debates cerrados y secretos de la Unión Europea”.
Dentro de la Unión Europea existe desde 1998 un fantasmal grupo llamado de “código de conducta” cuyas actas se mantienen en secreto.
Sus recomendaciones no son jurídicamente vinculantes, pero los Estados miembros se han comprometido a suprimir los regímenes fiscales “singulares” que, como el de Luxemburgo, introducen una competencia fiscal desleal.
Los eurodiputados que tienen esos sistemas fiscales “singulares” se dedican a torpedear la homologación fiscal dentro de la Unión Europea y, por lo tanto, la persistencia de los paraísos fiscales.
Luxemburgo presiona para que el grupo sea algo puramente simbólico e invisible: “Los representantes de Luxemburgo han declarado que, por principio, se opondrán a cualquier propuesta de publicar los argumentos presentados por Luxemburgo en la comisión”, dice uno de los cables.
Juncker fue Primer Ministro de Luxemburgo de 1995 a 2013, antes de presidir la Comisión Europea. Fue el arquitecto de la política fiscal de su país, destinada a atraer a las multinacionales, convirtiendo a Luxemburgo en una mina de oro: uno de los países más ricos del mundo en renta per cápita.
En noviembre de 2014, cuando se hizo público el escándalo Luxleaks, anunció que “la Comisión Europea luchará contra el fraude y la evasión fiscal. No son sólo palabras, sino un objetivo firme”.
Un eurodiputado de los Verdes asegura que eso es papel mojado: “Jean-Claude Juncker propuso una serie de medidas correctivas. Pero eran bastante tímidas. Miradas más de cerca, estas medidas ya estaban parcialmente previstas en los tratados internacionales”.
El 2 de enero, el diputado Fabio De Masi por Die Linke, que copresidió el grupo de código de conducta, declaró lo siguiente: “Es absurdo. Millones de europeos han sufrido políticas de austeridad que han creado divisiones sociales. Ahora son el padrino del dumping fiscal a la cabeza de la Comisión de la Unión Europea”.
Grandes multinacionales como Apple, Amazon, Pepsi e Ikea se benefician de acuerdos ventajosos con el fisco luxemburgués. Las grandes empresas tienen un tipo impositivo sobre los beneficios del 1 por ciento, muy por debajo del tipo oficial del 29 por ciento.