Este fenómeno ha alarmado tanto a científicos como público en general, por sus probables consecuencias ecológicas, que podrían ser mitigadas tomando acciones para reducir las tasas de extinción. Estas acciones deben basarse en el conocimiento científico de los diferentes grupos biológicos.
Así, varios equipos de científicos en todo el mundo se han dado a la tarea de sistematizar el estudio de diferentes insectos en distintas zonas del planeta.
En México, los miembros que integramos el Laboratorio de Ecología de la Conducta de Artrópodos (LECA) del Instituto de Ecología, UNAM, nos hemos encargado de estudiar las libélulas y caballitos del diablo, dos grupos de organismos relacionados entre sí y agrupados en el orden de insectos conocido científicamente como Odonata (del griego odonto que significa dientes, una apología del enorme aparato bucal de estos animales, Figura 1).
Nuestra tarea fue aclarar cuáles son las características que hacen a las especies de odonatos vulnerables a la extinción (la pérdida de todos los individuos de una especie a nivel global), así como los factores extrínsecos que han causado la extirpación (la pérdida de una especie en un área específica) de ciertas especies en México después de dos décadas.
En este artículo, relatamos los principales hallazgos de estas investigaciones. Las referencias bibliográficas de estos estudios se encuentran al final.
En cuanto a las características intrínsecas que pueden hacer a las especies más vulnerables a la extinción y/o extirpación, en un primer trabajo encontramos que el tamaño corporal se relaciona con el riesgo de extinción en las especies de odonatos, donde las especies de tamaño grande son más propensas a la extinción que las especies pequeñas (Figura 2).
Este patrón puede ser explicado porque alcanzar tamaños más grandes, implica una mayor cantidad de tiempo y riesgos en el desarrollo hasta la etapa adulta.
Imaginemos un panorama contemporáneo donde el planeta se calienta cada vez más y su efecto en especies cuyo ciclo de vida no pase de un año (que es el caso de la enorme mayoría de odonatos).
Dado que los adultos de la casi totalidad de especies se reproducen en los tiempos cálidos (digamos, de junio a septiembre), ante un verano cada vez más extendido (digamos marzo a octubre), el tiempo de desarrollo para las larvas, que viven bajo el agua, será cada vez más corto.
Un tiempo corto no será un problema para una especie que le toma poco tiempo para desarrollarse, lo cual sería el caso para las especies pequeñas, pero sí lo será para las especies grandes cuyo desarrollo tomaría más tiempo.
En un segundo estudio, encontramos que el cambio del uso de suelo cambia la composición, pero no la riqueza de especies (Figura 3). Es decir, en un área específica del territorio mexicano después de dos décadas de cambio de uso de suelo, cambió la identidad de las especies de odonatos, pero no el número (Figura 4).
Aunque sí ocurrió la extirpación de especies, principalmente en áreas con vegetación original, al parecer zonas con vegetación secundaria (es decir, la vegetación que sucede después del desmonte) podrían servir de refugio para un alto número de especies.
Por lo tanto, si bien perdimos especies a nivel local, otras especies más tolerantes y de lugares vecinos, se integraron al sitio de la pérdida. Esta explicación es coherente por el hecho de que los odonatos son voladores robustos, capaces de colonizar áreas nuevas con facilidad.
¿Cuáles son las implicaciones prácticas de lo anterior? Ojalá estos datos se utilicen para centrar los esfuerzos de conservación en insectos y evitar su extinción.
En general, desconocemos la vulnerabilidad a la extirpación y extinción de las especies de insectos, probablemente porque estos animales preocupan menos a la sociedad.
A favor de estos organismos, los insectos representan cerca del 80% de las especies animales terrestres en el mundo y cumplen procesos ecológicos muy importantes en todos los ecosistemas (ej. transferencia de energía a través de la cadena alimenticia), brindando muchos servicios ecosistémicos como la polinización, el control de plagas y enfermedades, el mejoramiento del suelo, entre otros.
Todos estos servicios son esenciales para el mantenimiento de la vida. En el caso de los odonatos, por ejemplo, otra investigación en proceso de nuestro laboratorio, ha indicado que los adultos son importantes depredadores y reguladores de mosquitos que podrían portar virus como zika, dengue y chikungunya. De ser así, sin la presencia de estos reguladores, enfermaremos más de estos males.
Es urgente que tomemos conciencia sobre las consecuencias de nuestras acciones diarias, las cuáles contribuyen a la extinción de otras especies que coexisten con nosotros.
Para disminuir las actuales tasas de extinción tenemos que cambiar nuestra manera de aprovechar los recursos naturales, como son los cuerpos de agua continentales, que son los principales hábitats de una gran variedad de insectos acuáticos, como los odonatos.
(*) Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Estas investigaciones fueron financiadas por fondos de la Universidad Nacional Autónoma de México (PAPIIT proyecto IN206618).
Suárez-Tovar, C.M., Rocha-Ortega, M., González-Voyer, A., González-Tokman, D. & Córdoba-Aguilar, A. (2019). The larger the damselfly, the more likely to be threatened: a sexual selection approach. Journal of Insect Conservation 23: 535-545. https://doi.org/10.1007/s10841-019-00142-0
Rocha-Ortega, M., Rodríguez, P. & Córdoba-Aguilar, A. (2019). Spatial and temporal effects of land use change as potential drivers of odonate community composition but not species richness. Biodiversity and Conservation 28, 451–466. https://doi.org/10.1007/s10531-018-1671-2