Circula una frase en internet que merece reproducirse aquí «vivimos en una era en la que las personas inteligentes son silenciadas para que las personas estúpidas no se ofendan». La frase es una traducción del inglés y no es fácil rastrear su autor. Se ha convertido en un meme de dominio público. Sin embargo, no es muy difícil situar un poco esta frase entre ciertos críticos del pensamiento woke y la cultura de la cancelación, Umberto Eco había dicho antes: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios».
El poeta Charles Simic había llamado a esta era, la «era de la ignorancia» con base al declive marcado en el conocimiento básico de sus estudiantes universitarios. Simplemente leían menos y entendían menos. Aunque hay diferentes maneras de concebir la inteligencia y la sabiduría, al menos si nos remitimos a una definición clásica y a un entendimiento de de la cultura clásica que es el soporte de una civilización no hay duda que vivimos en una era ignorante. Y además se ha vuelto intolerante de los que saben, pues exhiben la ignorancia de los otros y lo que está prohibido es sentirse mal con lo que uno es.
La frase expresa una sensación común entre ciertas personas que no comparten las ideas del movimiento woke y el relativismo contemporáneo, que supone que todas las opiniones cuentan igual, y que cada quien tiene su propia verdad. Ante la proliferación de «creadores de contenido», las voces expertas y las formas maestras de arte y pensamiento se ven ahogadas en el mar de información basuras de las masas.
La ideas de igualdad que pueden tener sentido sin duda en materia de justicia y oportunidades en el trabajo, cuando son implementadas ciegamente, como una camisa uniforme que todos deben usar, en todas las disciplinas, producen un estancamiento. Precisamente lo genial es, por definición, lo superior, lo que no se ajusta a la norma. Y para que se geste esto debe de poder haber libertad de expresión. Muchos grandes pensadores, incluyendo a Platón y a Nietzsche, observaron que la auténtica inteligencia, la sabiduría misma, es un espíritu aristócrata, algo que requiere de condiciones especiales, tanto en su nutrición como en el hecho de enfrentarse a dificultades para superarse. No todos deben ser educados igual y no todos deben ser escuchados con la misma atención. Nuestra sociedad también elimina lo difícil, el combate espiritual, para que las personas no salgan heridas. Algo que puede ser noble en principio, pero que a la larga, como dice Nietzsche, genera espíritus débiles. Por ello no resulta extraño que, habiendo renunciado al genio humano, todas las esperanzas estén depositadas en las máquinas.
https://pijamasurf.com/2024/07/una_era_que_silencia_a_los_inteligentes_para_que_los_estupidos_no_se_ofendan/
Cuánta verdad.
Vivimos tiempos en que la inteligencia está bajo sospecha y el genio perseguido y denostado.
Se buscan y fomentan imbéciles integrados. Igualar la sociedad por abajo en vez de por arriba.