Estamos identificados con un objeto que no somos. Tal identificación se establece social, familiar y sensorialmente; además de lo psicológico. Estoy hablando del cuerpo. Observa: tú crees que eres tu cuerpo – y ese es tu más grande problema.
¿Cómo desenmarañarte de esa idea, de esa creencia profunda? Si a pesar de parecer indiscutible, no passa de ser una creencia mal investigada. Tú crees que eres ese cuerpo ahí sentado, y suena casi como una blasfemia proponer que no lo seas.
Pero, si estás dispuesto a investigar, existen maneras de comenzar a darte cuenta de que lo aparente no eres tú. Comparto algunas alternativas:
Por ejemplo: anoche dormiste y hubo un momento en que no sabías siquiera que estabas durmiendo. En aquel momento, no sabías dónde estabas, dónde estaba el mundo, dónde estaban tus problemas, tu família… ¡nada! O sea, hubo um momento, en médio de la noche, en que todo desapareció. Todo. No retuviste la identificación con lo aparente.
Comenzaste a contar ovejitas – uma ovejita, dos ovejitas – y, de repente, ¡pafff! Todo desapareció. Y en ese momento, cuando todo desaparece, por increíble que parezca, es el mejor momento del día.
Neurológicamente, si quedaras incapacitado de tener esa experiência de desaparecimiento, no funcionarías bien después de aproximadamente 72 horas.
Luego, serías incapaz de digerir, pensar, comenzarías a alucinar… Eso indica que, en el mismo sistema, está programada la posibilidad de desidentificarte de todo. Solo no capitalizamos eso en términos conscientes.
Ahora, pondera si, inclusive com los ojos abiertos, oyendo ruídos, viendo y pensando cosas – ya sea sentado en la sala, en el escritório, en el ómnibus, en el auto, o donde quiera que estes – de repente todo desaparece. ¿eso sería pedirte mucho? No.
Como dicen los antiguos, este es el único refugio: cuando consciente, despierto, las cosas no son lo que aparentan ser.
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