Las espectaculares fotografías e innovaciones científicas del telescopio espacial Hubble, que la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzaron el 24 de abril de 1990, han redefinido nuestra imagen del universo. Para conmemorar sus tres décadas de descubrimientos, los responsables del proyecto han ofrecido uno de los ejemplos más fotogénicos de las numerosas incubadoras estelares que el telescopio ha observado durante todo este tiempo.
La fotografía presenta la nebulosa gigante NGC 2014 y su vecina, NGC 2020, que se integran en una vasta región de formación estelar en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite de la Vía Láctea a unos 163.000 años luz de distancia. La imagen tiene el sobrenombre de “Arrecife Cósmico” por su parecido al mundo submarino.
La imagen tiene el sobrenombre de “Arrecife Cósmico” por su parecido al mundo submarino
NGC 2014 es un grupo de estrellas masivas y brillantes cerca del centro de la imagen que han alejado la envoltura de gas de hidrógeno (en rojo) y polvo en la que se formaron. Un torrente de radiación ultravioleta procedente del cúmulo estelar ilumina el paisaje a su alrededor.
Estas estrellas masivas también provocan fuertes vientos que erosionan la nube de gas por encima y a la derecha de ellas. El gas en estas áreas es menos denso, lo que facilita que los vientos estelares las atraviesen, creando estructuras similares a burbujas que recuerdan a los corales y que le han valido a la nebulosa el sobrenombre de “Coral Cerebro”.
En cambio, la nebulosa azulada bajo NGC 2014 debe su forma a una colosal estrella, unas 200.000 veces más luminosa que nuestro Sol. Es un ejemplo de una clase poco común de estrellas denominadas estrellas de Wolf-Rayet. Estas estrellas, que se cree que descienden de las estrellas más masivas que existen, son muy luminosas y presentan una elevada pérdida de masa por vientos potentes.
30 años de descubrimientos
Hasta el momento, la misión ha efectuado 14 millones de observaciones y ha proporcionado datos que han permitido a astrónomos de todo el mundo escribir más de 17.000 artículos científicos revisados por pares, por lo que constituye uno de los observatorios espaciales más prolíficos de la historia. Su vasto archivo de datos solo ya bastará para impulsar la investigación astronómica durante generaciones.
Cada año, Hubble dedica una pequeña parte de su valioso tiempo de observación a tomar una imagen especial de aniversario que refleje objetos especialmente bellos o significativos.