La mente interior y la no-dualidad
Hace algunos años hice un ensayo sobre la conciencia y la mente interior, poco se dice sobre la mente interior en la gnosis, pues poco se puede decir de lo que no se conoce, solemos decir en el tema sobre las tres mentes, que la mente interior se activa con los funcionalismos o a propia actividad de la conciencia y poco más se añade. Nos resulta fácil reconocer la mente sensual y sus funciones, así como la mente intermedia y su ley del péndulo, esta ley del péndulo nos dice que nuestra mente intermedia es dual y va de un extremo a otro de la creencia al escepticismo, eso es debido a que la mente es capaz de crear ese juego bipolar hiendo de un lado a otro. La mente es en realidad abstracta, es decir no se puede pesar, medir, ni cuantificar, ni cosificar, ni oler, ni tocar, etc. La mente intermedia también es llamada así, ya que va de lo exterior (mente sensual) a lo interior (mente interior) en la mente intermedia registramos toda la actividad intelectual, que tanto plantea cuestiones materialistas como espirituales.
En la gnosis solemos plantear que la mente intelectual con la que reflexionamos y pensamos es fría y está llena de dudas y como dice el M. Samael no está preparada para experimentar la verdad. Por ello la urgencia de abrir o activar la mente interior, de modo que la conciencia tenga su espacio para experimentar la verdad. Mi experiencia con la meditación contemplativa y el silencio ha sido la clave para abrir la mente interior. En el silencio encontramos la elocuencia de la sabiduría y con ello la naturaleza propia de la conciencia, distinguir las tres mentes es necesario, aunque la mente misma es la que elabora esa distinción de las tres mentes, lo que significa que tal distinción es un concepto. Una vez se activa la mente interior las distinciones o separaciones se desvanecen más allá de lo conceptual experimentando la realidad de la mente en su totalidad.
Mi experiencia con la contemplación de sí mismo mediante el silencio, me ha llevado a comprender que la conciencia libre de la ley del péndulo y su ajetreado ir y venir, es una conciencia no-dual, es decir que no entra en el juego de la mente intermedia, esto nos lleva a comprender lo que es la conciencia cósmica, la conciencia Cristo que es “Unidad múltiple perfecta”, siendo perfecta la multiplicidad debido a la “Unidad”. La peor herejía del “yo” es la “herejía de la separatividad”, esta separatividad es la que nos impide ser “Uno con el padre” como dice Jesucristo en el evangelio de Juan. Todo lo separamos arriba y abajo, dentro y fuera, malo y bueno, unos y otros, etc. Y ese es el gran conflicto de sentirse “Yo”.
La conciencia en su naturaleza no-dual es indivisa, no cae en la herejía de la separatividad. Adquiere perfecta comprensión de lo que es el “Vacío y la forma” experimentando la unidad con el “Todo”, en ese todo incluyente Lucifer se une al Cristo como menciona el M. Samael en la “Doctrina secreta de Anahuac”. Nuestra conciencia en la mente interior todo lo integra e incluye, luz y sombra, lo malo y lo bueno, lo de arriba y lo de abajo, lo exterior e interior, etc.
Mientras estemos condicionados por la dualidad será nuestra mente intermedia y el “yo” quien nos dará la visión del mundo, manteniendo esa constante lucha entre el bien y el mal, lo de arriba y lo de abajo, lo exterior e interior, etc. nuestra pobre e ignorante moral y nuestros propios conceptos materialistas y espirituales están en constante lucha, sin permitirnos el silencio ni la paz del Ser. Orar, rezar, bajo la condición separatista del “yo” nos excluye de la Unidad del Ser. La conciencia es totalmente abierta en el silencio y en su estado natural no tiene límites ni condicionamientos, ni prejuicios, nos dice el M. Samael que para comprender al “yo” no hay que condenar ni justificar ¿cómo se hace eso? Si no tenemos la mente interior activa, si no le damos a la conciencia su espacio más allá de lo que la mente intermedia y su dualidad hacen, que es precisamente condenar y justificar en sus polos extremos.
La conciencia despierta solo en su naturaleza propia en su Unidad no-dual, toda la información conceptual que hemos adquirido no sirve de nada cuando hemos despertado conciencia, cuando realmente hemos abierto la mente interior, entonces termina los debates y conflictos, las luchas cesan y en el silencio la luz resplandece en paz.
La conciencia no-dual no tiene “yo y tu”, no diferencia entre unos y otros, entre buenos y malos, entre sabios e ignorantes, ni entre justos e injustos (puesto que la justicia humana carece de verdadera conciencia), está lejos de la visión o perspectiva de la mente intermedia y su polaridad dual. La conciencia no-dual nos permite ser conscientes de la conciencia colectiva, la de todos, puesto que no hay división ni separación, ese es el ejemplo de Cristo y de los grandes maestros espirituales cuando hablan de “amar a la humanidad”, ejemplo que se da mediante la conciencia no-dual o “Uní-total”.
Se dice que “solo el Padre celestial es perfecto” y mientras no descubrimos que lo perfecto incluye e integra y unifica lo imperfecto, nos sentiremos separados del Padre, como hemos citado “el Padre y yo somos uno”, la luz surge de las tinieblas, y la luz sin sombra que nos cita el M. Samael en su libro “Tarot y cábala” adviene cuando comprendemos que el Padre perfecto asume lo imperfecto, sin crear divisiones ni luchas, ni discordias, por ello al final de la “Gran Obra” Lucifer y Cristo se unifican.
La mente es tan abstracta como el propio “Espacio Abstracto Absoluto”, la conciencia está integrada en la mente y no separada de la mente. Cuando abrimos la mente interior nuestra conciencia puede utilizar tanto la mente sensual como intermedia de forma lucida o consciente.
Aunque dejamos mucho por decir el tintero, de momento bastan esta reflexiones.
Atentamente:
Rafael Pavia. V.R.D.