El testamento autentico de Nostradamus

La colección otros Mundos de Plaza y Janés, significó un antes y un después en la divulgación de las tesis alternativas.

Buena parte de estos libros no se han digitalizado, y poco a poco van desapareciendo de Las Bibliotecas al no ser demandados por desconocimiento de los lectores.

Sin duda una colección imprescindible para comprender la evolución histórica de nosotros mismos, de buscar respuestas a esas preguntas que el día a día se empeña en ocultarnos.

maestroviejo

El libro El testamento autentico de Nostradamus fue publicada en 1975 y escrita por Daniel Ruzo con el titulo original «» (© 1975, Daniel Ruzo) que se publico en la colección otros mundos.
Concienzuda Investigación del testamento de Nostradamus en su texto auténtico y literal, deslindando lo apócrifo de lo verdadero.

El testamento autentico de Nostradamus

PROFECIA

Vivimos en un solo «mundo» limitados por nuestra concepción primaria, casi animal, del espacio, del tiempo y de la causalidad. El tiempo humano, pasado, presente y porvenir, es para nosotros una muralla infranqueable. Alcanza la liberación de esta servidumbre quien puede centrar su conciencia fuera del mundo físico. Esto constituye un proceso de difícil aceptación para nuestro «débil entendimiento». El totalmente liberado no puede «pertenecer» a nuestro mundo, pero tiene la posibilidad de que dos o tres «mundos» vivan y se expresen en su conciencia y en su «unión». Los profetas son una realidad humana. Nada vale negar o discutir un millón de profecías. Si una ha sido posible quiere decir que existe un grado superior de conciencia en el que se puede contemplar «unidas», dentro de otra dimensión, las tres etapas de nuestro tiempo.

La «ciencia» acepta ya que, en ciertas condiciones, el hombre y los animales conocen o presienten hechos que no se han realizado todavía. Hay leyes que no conocemos: la profecía jamás ayuda a cambiar el rumbo de los acontecimientos y solamente puede comprenderse plenamente después de realizada. Pero da al hombre una prueba de la miseria de sus medios de comprensión, del valor relativo de su vida en este planeta, de que su existencia y su «mundo» son reflejos imperfectos de Digo real, y, por tanto, de la necesidad imperiosa de renacer a esa realidad superior.

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