Si las vacunas Covid se consideran un bien para la salud pública todo el mundo que lo quisiera debería tener la oportunidad de acceder a ellas. Pero esto no es así. Hoy todos los laboratorios, a los que se les ha aprobado sus productos por la vía de urgencia, Pfizer/BioNTech, AstraZeneca y Moderna o Jannsen (que está apunto de que le aprueben su vacuna), han incurrido en desabastecimientos o ya los anuncian -caso de Jannsen- incluso antes que su tratamiento sea comercializado.
Las sospechas de que están especulando con las vacunas está más que justificada (no sería la primera vez que en la industria farmacéutica se hace). El suministro de vacunas que sean seguras y eficaces y que puedan ser utilizadas por toda la población que lo desee, se está racionando artificialmente debido a la protección de los derechos exclusivos a modo de patente y los monopolios de las corporaciones farmacéuticas, tal y como ha demostrado la Alianza Popular para las Vacunas (People’s Vaccine Alliance).
La investigación y el desarrollo de las vacunas Covid y tratamientos se han financiado en gran parte con dinero público.
Se han experimentado en decenas de miles de voluntarios; se ha eximido de indemnizaciones a los pruductores en caso de daños; los contratos de compra son secretos; los resultados de los ensayos clínicos también son secretos.
Pero las empresas han obtenido las patentes y el monopolio de explotación privada por 20 años. Esta posición de monopolio garantiza beneficios abusivos en medio de una pandemia a costa de vidas humanas.
Ahora, la Iniciativa Ciudadana Europea Right to Cure, una coalición de más de 200 organizaciones europeas de la sociedad civil de catorce países europeos, impulsa una propuesta legislativa para instar a la Comisión Europea -el Gobierno europeo- a que los productores de las vacunas Covid, renuncien a las patentes de manera temporal.
También que compartan los conocimientos y la tecnología de las vacunas para que los investigadores independientes puedan comprobar su seguridad y eficacia y permitan una producción mundial de dichos fármacos que asegure su acceso a toda persona que lo quiera.
Hoy se cumple un año desde la declaración de la pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y también hoy se celebra una reunión en la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre la propuesta de Sudáfrica, India y otros países para suspender temporalmente las patentes de las vacunas Covid. Pocas personas saben que, de manera legal, se puede expropiar la patente a un laboratorio privado en caso de emergencia sanitaria.
La Declaración de Doha, relativa al Acuerdo sobre los derechos de propiedad intelectual ofrece a los Estados miembros de la OMC el poder adoptar la legislación que permite el uso de material patentado sin la autorización del titular de la patente, una disposición conocida como «licencia obligatoria».
Esto eliminaría un obstáculo para el aumento de la producción de vacunas Covid, actualmente retrasada y la igualdad de acceso a las vacunas para todas las personas que lo deseen, en todo el mundo. Los datos de UNICEF sugieren que sólo el 43% de la capacidad de producción de vacunas Covid declarada se está utilizando actualmente para las vacunas aprobadas.
En el pasado, los derechos de propiedad intelectual que rigen las patentes de los fármacos se han suspendido para hacer frente a grandes crisis sanitarias. Jonas Salk, el inventor de la vacuna contra la poliomielitis, permitió su salida al mercado sin patente. Durante la crisis del VIH, millones de personas murieron porque no podían permitirse el tratamiento. Tras una batalla de una década, las empresas farmacéuticas se vieron obligadas a permitir excepciones a las patentes.
Con buen criterio, la Iniciativa Ciudadana Europea Right to Cure recuerda que las inversiones públicas deben producir bienes públicos que beneficien a todos, no generar beneficios para los altos ejecutivos, accionistas y especuladores (recordemos cómo los altos responsables de ciertos laboratorios venden sus acciones cuando conocen que los resultados de su vacuna son positivos).
Creo, junto con estas organizaciones sociales, que la Comisión Europea debe suspender el actual sistema de patentes, los monopolios y el secretismo para ofrecer unas vacunas accesibles para todos los que las necesiten. Tenemos el poder de obligarles a hacerlo. La coalición Right to Cure necesita recoger un millón de firmas para ello. Llevan más de 100.000, entre ellas la mía. Podéis hacerlo aquí.
http://www.migueljara.com/2021/03/11/vacunas-covid-iniciativa-para-liberar-sus-patentes-y-que-pueda-acceder-a-ellas-quien-lo-desee/