Una de las razas más populares de gatos son los siameses. Originarios del Reino de Siam (hoy Tailandia) actualmente viven en todas partes del mundo. En el pasado encantaron a todos con sus pelajes dorados y sus ojos de color del cielo.
Siameses — Leyenda de los Gatos de Tailandia
Sus raíces asiáticas los han dotado de muchas leyendas interesantes que hasta el día de hoy se siguen pasando de boca en boca. Así que, abraza fuerte a tu siamés, y leamos juntos estos relatos.
Tamra Maew, el libro de los gatos
Tamra Maew, fue un libro encontrado en el templo budista Wat Bowon en Bangkok, Tailandia. Se cree fue escrito entre los años 1350-1767 en Ayudha, la antigua capital de Siam.
Este libro nos muestra el amor hacía los felinos que habitaban el Reino de Siam.
El siamés es parte del libro, aunque no de manera destacada, ya que este reino adoraba a todos los gatos por igual y no maximizaba a ninguna raza sobre otra. Los poemas que acompañaban a su descripción decían:
Los gatos de estas diecisiete cualidades deben ser buscados. Te traerán honor y prosperidad. Te harás más y más rico si mantienes a alguno de los gatos con estas cualidades.
Leyenda de la cola torcida y ojos bizcos en gatos siameses
Hay algo que es muy típico de esta raza de gatos, que es la forma de su cola que se tuerce al final y sus ojos bizcos. Estos rasgos dieron origen a una leyenda.
Esta leyenda dice que el rey de Siam envió a dos gatos siameses a buscar una copa de oro del Buda. Cuando la encontraron, uno fue rápido a buscar el rey, mientras que otro se quedó observando detenidamente la copa y sosteniéndola con la punta de su cola.
Y es aquí que justifican porque su cola quedó torcida y sus ojos bizcos.
Los gatos siameses, miembros de la realeza
En la antigüedad, en épocas del Reino de Siam, eran solo los reyes y la familia real, quienes tenían el privilegio de convivir con los gatos siameses.
Se decía que cuando fallecía un rey, su alma podía ser contenida en el cuerpo de un siamés. El felino que era seleccionado para esta tarea, pasaba cada día de su vida en los lujos con los monjes y sacerdotes del templo local.
Estos lujos eran proporcionados por familiares de los fallecidos para obtener buena fortuna y bendiciones especiales.