La mujer le preguntó al maestro si ella podría realizar su verdadera naturaleza en esta vida.
¿Estás dispuesta incluso a morir en el intento?, le respondió él.
Ella calló.
Aún se sentía muy joven y deseaba vivir.
No sólo aspiraba a mantener intacta mi individualidad
-explica ahora, pasado el tiempo-,
sino que también deseaba el logro adicional de la realización.
Deseaba iluminarme, sí, despertar,
yo.
Que todo eso me pasara a mí.
Y es un contrasentido. Eso nunca podrá ocurrir.
Lo cuenta Jayashri Gaitonde en su libro «Enseñanzas sobre la no-dualidad»
de Sri Nisargadatta Naharaj (Ed. Kairós)
El despertar no va a ocurrirte a ti, ni a mí.
Cuando suceda, yo ya no estaré aquí.
(Este personaje donde designo «yo»).
De otra manera no podría tener lugar.
No busques la sabiduría
para que fluya mejor la vida del personaje, para que sea más fácil,
para que sufra menos.
Desde la sabiduría, no vas a encontrar un personaje que sufre.
Y perseguir la liberación del sufrimiento
sin soltar ese pequeño yo que sufre,
aferrada a él,
no va a ser posible.
Porque no hay Vida
(con mayúscula, despierta)
sin muerte.
http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com/2021/10/sobre-la-vida-y-la-muerte.html