LO QUE ME QUEDA DE VIDA

Nunca sabremos cuando será nuestro último día en esta tierra. No poder despedirnos da mucho miedo, pero desde que nuestra vida tuvo un comienzo, sabemos que tendrá un final.

Pertenezco a la generación que tenía un mandato: teníamos que ser -y lo intentábamos- las mejores hijas, las mejores esposas, las mejores madres, las mejores profesionales, etc. Y ahora he descubierto que a veces me gusta estar, salir, viajar sola, todo a mi ritmo. Y a veces prefiero no hacer nada. Ya he demostrado, en su totalidad, quién soy como persona.

Lo que me queda de vida, intento hacerlo mío, disfrutándolo con lo que me apetece: viajar, ir de compras, tomar un café con alguien o simplemente no hacer nada y me he dado cuenta de que, por mucho que los demás nos quieran y seamos importantes para ellos, todos seguirán vivos cuando nos hayamos ido. Por eso es el momento de tener nuestro tiempo y dejar de examinar tantos papeles que la vida nos ha puesto a prueba. No voy a hacer más exámenes de nada.

¿Nos construirán después un monumento que diga: «A un luchador, un ser ejemplar y virtuoso»? Estoy seguro de que no lo harán. Y si por casualidad lo hacen, estaremos bajo tierra. Somos una generación que rompió estereotipos y acomodamos el camino para los que vinieron después. Por eso es hora de relajarse y divertirse más.

A menudo me detengo y pienso lo rápido que pasa la vida, distraído como estoy, haciendo mil cosas. Y también me pregunto: ¿cuánto tiempo nos queda por vivir? Pues no lo sabemos. ¿Cambiará algo en los que nos quieren cuando ya no estemos? No, la vida continuará igual en nuestra ausencia y tal vez hasta digan: «Las últimas veces lo vi un poco loco», pero eso a nosotros ya no nos importaría, porque ya no estaremos escuchando.

Mis queridos amigos, cuídense, no se contengan, aprendan a decir NO cuando quieran decir NO. Si es necesario y siempre por el bien de nuestra salud mental, aprendan a dejar a un lado a las personas que no suman. Es el momento de discernir quién se beneficia de mi amistad, de mi cariño, de mi compañía. Aprovechemos nuestro tiempo. Reunámonos, siempre que podamos, con quienes nos hacen reír. Practiquemos nuestra merecida libertad.

Qué placer es caminar sin prisa ni rumbo fijo, deteniéndonos en cualquier lugar que nos llame la atención. Por favor, visitemos más a menudo a nuestras amistades, vayamos a nuevos lugares, escuchemos más música, animémonos a bailar, hagamos cosas divertidas, compartamos con esa persona lo que más nos guste. Todo es útil y válido para ser feliz y sentirse bien.

Lo que nos queda por vivir… disfrutémoslo.

LO QUE ME QUEDA DE VIDA

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