Sobre la mente y el cuerpo.

Ayuda a vivir
conocer cómo funciona la mente, la propia.
Ver venir las preocupaciones, los miedos, las amenazas.
Contemplar cómo construimos fantasmas de poder
y verlos materializarse.
Eso que llaman la ley de la atracción podría ser, en realidad,
la ley de la creación.
Ayuda a vivir verlo aparecer, por una fuerza de inercia kármica,
por familiaridad, como una vieja compañera de viaje.
Observarla llegar, reconocerla como lo que es (pura ilusión)
y verla disolverse.
Y, a veces, verla crecer,
contemplar cómo nos secuestra,
contemplar el sueño como una pesadilla descontrolada.
Hasta que se debilita en sí misma.
Todo lo que tiene un principio tiene un final.

Ayuda a vivir contemplar cómo funciona la propia mente. Y el cuerpo también.
Moléculas de emoción.
La misma energía, más densa o más sutil, pero la misma.
Observar cómo el miedo se agazapa en la garganta, quizás,
en la forma de un nudo tenso.
O en el vientre.
Cómo algunas situaciones que el pequeño yo rechaza
las rechaza el sistema digestivo,
produciendo indigestiones y desequilibrios.
Contemplar cómo la mente se hace cuerpo.
A veces vivimos tan inconscientes de los procesos de la mente (o del alma),
que se materializan en el cuerpo
como un toque de atención más sonoro.
Así comprendes que en realidad el cuerpo es el inconsciente
del pequeño yo, y del grande,
donde aparecen las voces que no quieres oír,
de las que no quieres ser consciente.

Ayuda a vivir comprender cómo funciona la mente. Y el cuerpo.
Observarles con respeto.
Prestarles atención y cuidarles, como a criaturas que son.
Cómplices.
Compañeras en este viaje.

http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com/2022/07/sobre-la-mente-y-el-cuerpo.html

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